General Pablo Morillo. |
Amigos invisibles. Como la Historia no se divide entre héroes y villanos
y mucho menos se parte este concepto crítico mediante consideraciones
subjetivas que pululan entre el odio o el amor, vamos ahora a reconsiderar
cuestiones mal vistas desde nuestros tiempos juveniles cuando aún se estimulaba
el pensamiento con recuerdos tenebrosos que hacían perder el sentido de la
realidad, como el caso simbólico de que los españoles durante nuestra guerra de
Independencia fueron unos perversos asesinos y que por el contrario los
llamados patriotas, y entre ellos se contaron algunos españoles y canarios, se
portaron de una digna manera, sin excederse en nada, y esa cuento tan
portentoso y digno de Charles Perrault caló en nuestras mentes infantiles y
hasta de juventud, pero que después de lecturas y diálogos interiores llamados a despertar la conciencia, pudimos entender
realidades para hilar por lo fino en cuanto pudo ocurrir con aquella llamada
guerra fraternal, que entre muchas es la más desgraciada, donde de parte y
parte contraria salieron a flote danzas macabras o escenas silenciosas como
para repetir en el jardín de las esperides. Pues bien sobre estos parámetros que aclaran
el panorama sin sentido donde todos podíamos tener cabida, dentro de las matanzas
consensuales porque el fuego y ardor no
cesaba en los campos guerreros por obra o decisión del rey Fernando VII que
veía aquello de nunca acabar, como en Numancia, y como donde gobierna capitán
no manda marinero de un plumazo decidió acabar con la guerra en Costa Firme
americana, sin recapacitar dos veces porque el jaleo de España y de los gabachos fronterizos era suficiente
como no dejarlo dormir y entrar en el estrés, de modo que ordena buscar por entre
sus oficiales destacados alguno de fuertes braguetas capaz de pasearse por el
Norte de Suramérica que pudiera hacerle frente al disparatado campo de acción
militar que se hallaba en tres y dos, porque según los analistas críticos para el
momento de esta decisión gran parte de Venezuela, digamos por caso, se mantenía
afecto a la causa del Rey, como dueño y señor indiscutido (¿?) de estas sus
posesiones materiales y espirituales americanas, aunque entre fusilamientos y
terror por variadas razones otro tanto de americanos se afiliaban a la causa
republicana, mas como se dice “con un pañuelo en la nariz” por los desmanes
habidos entre las partes contendientes de palabras y hechos. En este medio
propicio a la pacificación a que aspiraba en rey borbónico aparece todo un
personaje forjado en su contienda patria, lo que le da méritos y nombradía para
venir al mando de una flota y un ejército para aquí calmar los ánimos controvertidos
y ese personaje como de novela realista al estilo Pérez Galdós, donde todo se
puede, es el general Pablo Morillo Morillo, venido de abajo del substrato pobre
y pastoril español pero que fue escalando ascensos y posiciones por su
gallardía y méritos heroicos indiscutidos. Vamos pues a pasearnos un poco por
la vida de este hombre que tanto como Bolívar, o Sucre, Urdaneta o Páez, está
íntimamente ligado al corazón de Venezuela y al de su tierra que lo vio nacer y
formarse, que es Zamora, en los tiempos de las guerras llamadas napoleónicas.
Rey Fernando VII. |
Pero como aquí es imposible señalar toda la impecable y nutrida hoja de
servicios militares a objeto de que ustedes tengan una idea de quien Fernando
VII envió a Venezuela para combatir a Simón Bolívar y los suyos facciosos, solo
mencionaré título, grados, nombramientos y otras cualidades públicas o militares
sobre este héroe y fogueado militar que por su hidalguía terminó siendo amigo
de nuestro Libertador. 1) Nacido en Zamora el 5 de mayo de 1775, de 16 años
(1791) se alista en el Cuerpo de Marina, tomando parte en el desembarco insular
de Cerdeña y luego en el sitio de Tolón (1793), donde es herido. 2) En Cataluña por méritos es ascendido de
soldado raso a cabo (1794). 3) En 1797 es Sargento Segundo, siendo hecho
prisionero en el navío San Isidro. 4)
Vuelto a la libertad se enfrenta al bombardeo de Cádiz por los ingleses, y participa
en la famosa batalla de Trafalgar (21-10-1805) contra el almirante inglés Horacio
Nelson, de cuyas resultas cae herido y es hecho prisionero. 5) De nuevo en
libertad actúa en la rendición de la escuadra francesa en Cádiz (1808) como
oficial a bordo del navío Argonauta. 6)
En la Guerra de Independencia española (1808) contra el usurpador francés
Morillo es subteniente de infantería de
Voluntarios de Llerena (2-6-1808), y asiste a la triunfal batalla de Bailén
(primera derrota napoleónica), en que traba amistad con el general Francisco
Javier Castaños. 7) Guerrillero en Extremadura y el Tajo, es ascendido a
teniente y pronto a capitán, por servicios distinguidos. 8) Destinado a Galicia, se le aclama Coronel
a propuesta de lord Wellington, con confirmación del título, sitiando así a
Vigo, con 1.500 hombres, donde capitulan los franceses. En la batalla del
Puente de Sampayo con 12.000 hombres se enfrenta y vence al mariscal Michel Ney
(7-9 de junio, 1809), cuando le otorgan el título de “León de Sampayo”. 9) Combate en Castilla y Extremadura, Feria,
Jerez de los Caballeros, Fuente Ovejuna (herido en el hombro izquierdo, etc.).
(1810). 10) Marzo de 1811. El Consejo de
Regencia de Cádiz por su distinción en el 5° Ejército lo nombra Brigadier de
Infantería y su amigo el general Castaños lo pone al mando de una división de
infantería (“un Jefe tan digno como V.S.” le escribe). Actúa en acciones de comando contra los invasores
franceses, y luego con su división se incorpora (10-1811) a las fuerzas del
inglés sir Roland Hill, primer lugarteniente del Duque de Wellington. En Arroyo Molinos y bajo sus órdenes un batallón inglés y otro portugués ponen en
graves aprietos a las fuerzas opositoras, como hecho de trascendencia militar, y
al frente del 5° Ejército (2ª División) combate en Belalcázar, Talarrubias, Sierra Morena y Villanueva del Duque, entrando
a Cáceres “después de una correría feliz y gloriosa”.
Y continúa su brillante hoja de servicios. 11) Abril de 1813. Reunidas
cinco divisiones de infantería del 4° Ejército, Morillo es nombrado Comandante
en Jefe de la 1ª. División, pasando con ella a Castilla y las Provincias Vascas
para iniciar así desde el 21 de junio la liberación de España y mientras Simón
Bolívar en el territorio ultramarino (Trujillo) decretaba la Guerra a Muerte.
En Vitoria Morillo con el grado de General comanda una división, tocándole el
honor de iniciar la gran batalla libertadora, por el flanco derecho, donde el
zamorano es herido por cuarta vez y manteniéndose en el campo de lucha hasta el
triunfo final, por lo que se le asciende a Mariscal de Campo (honorífico, el 3
de julio 1813) y se le otorga la preciada Cruz de San Fernando, de alta
distinción militar, en momentos cuando la dominación francesa en España con la
derrota habida tiende a su final. 12)
Febrero de 1814. Ya en suelo francés con maniobras envolventes Morillo hace
retroceder al mariscal Nicolás Soult hasta atrás de los Pirineos, por Pau,
Burdeos y Toulouse, y luego de esta batalla los franceses firman la suspensión
de las hostilidades, cuando Morillo es
jefe del bloqueo de Navarrenx y mientras su nombre ya se destaca en el campo de
la política y defensa española. 13) Agosto 14 de 1814. Por estas circunstancias
guerreras en Indias se le designa
Capitán General de Venezuela y
Comandante de la Expedición antisubversiva a Tierra Firme.
Concluida así la Guerra de Independencia contra los franceses el general
Morillo regresa a la tranquilidad luego
de haberse labrado una página digna en la Historia de la España Peninsular. Y sin permanecer quieto porque su vida aún iba
a dar muchas satisfacciones, pronto entraría
en un segundo capítulo de su
existencia, esta vez al otro lado del océano de las colonias ultramarinas
españolas, a donde pronto fue escogido por orden Real y al mando de un ejército
de pacificación de diez mil hombres y sus anexos, ejército bien provisto como triunfante
en tantas batallas y entrenado para disipar las disidencias y conflictos de
Indias aparecidos a raíz de la lucha antibonapartista recién concluida. Para
salvar este imperio en decadencia Morillo arribará a Venezuela en calidad de
General en Jefe y a la cabeza de un ejército formidable de veteranos como
fuerza expedicionaria, de cuya actuación también dividiremos las hazañas y supuestos
errores en la siguiente forma. 1) Finales de 1814. Por orden de Fernando VII el
ejército pacificador peninsular viene a enfrentarse a una feroz guerra civil
ahora con sentido ideológico de la guerra a muerte, ante una tarea casi
imposible de ejecutar porque las circunstancias aparecidas no estaban previstas,
como bien conocía el protector de Morillo general Francisco Javier Castaños,
aunque pise la América (Costa Firme) como Capitán General de Venezuela y
General en Jefe (Comandante) del Ejército Expedicionario. 2) 1° de Abril de 1815. El rey Fernando VII
previamente asciende a Morillo a Teniente General (1-4-1814) y luego con tal
valioso rango comanda la expedición que zarpara de Cádiz rumbo a Venezuela el 17 de febrero de 1815. Era
compuesta de 65 buques principales, seis grandes cuerpos de ejército para
formar doce cuerpos de guerra, y un total de 15.000 hombres armados. 3) 2-4-1815.
La formidable escuadra entra al mar Caribe dirigiendo sus naos a Puerto Santo
(cerca de Carúpano), a sabiendas que el valiente español y jefe victorioso José
Tomás Boves había muerto en diciembre de 1814. Viaja a la isla de Margarita y
como Pacificador Morillo decreta el indulto de los sublevados, mientras ocurre
el infausto hundimiento del valioso navío San Pedro Alcántara, con que se pierden todos
los pertrechos militares (la paga, tren de artillería, etc.) traídos desde
España para la pacificación prevista, lo que obliga al Comandante
expedicionario a tomar medidas extremas con fin de conseguir recursos
materiales. 4) 11-5-1815. Luego de
expulsar desde Pampatar y con 3.000 hombres a los patriotas de Margarita
(9-4-15), Morillo visita a Cumaná y La Guaira para llegar a Caracas, donde
lanza una proclama alusiva, y sigue a los valles de Aragua, Valencia y Puerto
Cabello. 5) 5-7-1815. Morillo al mando
de su ejército sale para el Virreinato de Santa Fe, en Santa Marta es aclamado,
y luego ante la amurallada Cartagena de Indias que no se rinde y sin aceptar la
oliva de la paz, el zamorano desenvaina la espada militar y sitia bloqueando al
puerto y la ciudad durante tres largos meses (22-8- al 6-12-1815), que finalmente
cae en su poder, tipo Numancia o Sagunto, asedio en que murió de hambre y
calamidades una tercera parte de su población (6.000 personas), mientras hay
ejecuciones, se crean tribunales de
guerra y Juntas de Secuestro de bienes, con que se mantiene el ejército en
campaña. Por esta hazaña militar contra los insurgentes americanos el monarca
Fernando VII le otorga a Morillo el título de Conde de Cartagena y la Gran Cruz
de la Orden Isabel la Católica. 6) 1.817. Conseguido el dominio de Nueva
Granada Morillo regresa a Venezuela para reducir los focos de resistencia
patriota restantes en este país y continúa hasta Margarita. 7) El 17-8-1.817
Morillo parte rumbo a Cumaná. Un vez triunfante de esta reducción antirrevolucionaria,
por la vía de Tunja el pacificador Morillo resuelve esta vez seguir al centro
de Nueva Granada, de donde llega a Zipaquirá y al día siguiente a la capital
Bogotá, que lo recibe con arcos triunfales. Por causas de seguridad dispone tomar
medidas severas frente a una posible sublevación observada, mas en ello sabía
perdonar y oír las súplicas ciudadanas, razón mediante la cual ordena poner en
libertad a diversos prisioneros, aunque en caso contrario a su deseo pueda
aplicar la pena de fusilamiento entonces necesaria contra ciertos rebeldes de
postín (años después el general Santander lo haría igual contra 39 oficiales
realistas que estaban prisioneros). Y una vez que de esta manera apacigua el
virreinato resuelve volver a Venezuela, donde nuevamente anda sublevada la isla
de Margarita. 8) 3-1816. En Mompós (Magdalena) a Morillo preocupa la
intervención británica a favor del bando patriota, mientras Bolívar se rehace
en Guayana con pertrechos ingleses y sin que Morillo obtenga refuerzos de su
parte, al tanto que los rebeldes patriotas forman expediciones en islas
antillanas, por lo que el pacificador Morillo pone a Madrid en cuenta de la
situación denunciando a posteriori un triunfo de la causa independentista
americana, aunque con este conocimiento y en defensa de su convicción y valores
que porta ante las disidencias ocurridas
entre los rebeldes y los preparativos militares de Bolívar en Haití, el
zamorano resuelve volver a Venezuela para organizar la defensa y se establece
en el epicentro sabanero de Calabozo, cerca de los lanceros del opositor
general Páez, cuidando así los llanos y puertos necesarios. 9) Año 1817. Año difícil para Morillo rodeado
de escaramuzas, combates y tentativas, hambre, enfermedades, clima malsano,
ausencia de pertrechos, de dinero y de refuerzos militares. La guerra es
entonces general en el país. 10) Año 1818.
A mediados de año aún cuando Morillo
obtiene éxitos militares la situación sigue en forma pesimista por la falta de
ayuda proveniente de Madrid y la conciencia libertaria del americano. Y además por
errores tácticos ocurridos como la división del ejército en San Fernando de
Apure y la terquedad de invadir a Margarita en cambio de Guayana, que debilitan
la posición patriótica aunque en general los monárquicos siguen adelante
temiendo eso sí al fenómeno Páez. Morillo entonces inicia una campaña de
Calabozo a El Sombrero, prosigue y en la llanura de Semen o La Puerta bate a Bolívar con un ejército de 2.900 hombres, siendo herido el
zamorano a través de un lanzazo que lo atraviesa por el abdomen, de lo cual no
se repondrá por completo durante el resto de la vida. 11) La campaña de 1818 va
a favor del héroe de Sampayo mientras Fernando VII por su valor y ejemplo le asigna
un segundo título nobiliario de Castilla, o sea Marqués de La Puerta, luego del
recibido condado de Cartagena. 12) Fines
de 1818. Morillo, de tez morena, ojos vivos, voz fuerte, alto, de arrogante
figura y de una magnífica memoria, en sus 45 años de edad se hallaba en Caracas
pensando en los rebeldes llaneros que intuye alcanzarán la independencia de su
patria. Pese a estar malherido de la pierna izquierda vuelve a Calabozo para dirigir las operaciones
militares contra esos centauros sabaneros del Apure, corridos hasta el Arauca
cuya docilidad y empeño está en manos del general José Antonio Páez, mientras Bolívar
prosigue atento al ascenso de los soldados veteranos ingleses que ya apuntalan el
ejército patriota. Por su parte el libertador Bolívar atraviesa los Andes
colombianos, combate en Boyacá y ocupa a la capital del virreinato, pareciendo
sentirse que todo está acabado el capítulo guerrero. Y así Morillo lo escribe a
Madrid, porque cuando lleguen pertrechos ya será tarde para cumplir el cometido. Del otro lado de la mar océano también las
cosas se ponen color de hormiga, porque con el alzamiento militar en España de
Rafael del Riego (enero de 1820) y la licencia de sus tropas el espectro
americano se torna muy oscuro, de donde el pusilánime borbón Fernando VII sin
consulta mayor ordena a Morillo entre en conversaciones con Bolívar a objeto de
buscar la paz del conflicto mediante un armisticio y regularización de la guerra,
lo que le trae proferir al mismo Morillo
un ¡carajo¡ sonoro, porque en ese momento preciso Morillo a su pensar tenía
ganada la guerra, y sin embargo frunce el ceño y luego se dispone a pactar lo ordenado para con
el contendiente Bolívar.
General Francisco Javier Castaños. |
Mientras vuelve a pedir el relevo de su mando en América, después de seis
años de combate en el medio ecuatorial se halla enfermo, decaído, doliente del
lanzazo de Semen, con escorbuto y almorranas, al tanto que recomienda para su
cargo al valiente general Miguel de La Torre. Morillo busca una solución
honrosa con los patriotas americanos, que incluye el perdonar sus enredos
legales y reconocerles los títulos como ascensos alcanzados en la guerra. En
ello Bolívar continúa radical para aceptar la República de Colombia y así
recibir a los comisionados españoles, mientras Morillo con pesar escribe “puede
decirse que se acabó en Venezuela y Nueva Granada la dominación española”.
Entonces entre grietas y desilusión cunde el escepticismo. Finalmente se escoge
como lugar de las conversaciones a la prócera ciudad de Trujillo para firmar
los acuerdos y tratados que incluyen armisticio, regularización de la guerra,
reconocimiento de Colombia (por ende el de los demás países hispanoamericanos)
y el nacimiento del Derecho Internacional Americano (canje de prisioneros,
sepulturas, derechos humanos, etc.). 12) 25 y 26 de noviembre de 1820. En Trujillo se firman
los tratados entre las partes de Armisticio y Regularización de la Guerra,
mientras Bolívar permanece en el cuartel de Sabana Larga y Morillo en el
cuartel de Carache. Así finaliza oficialmente la llamada y salvaje “Guerra a
Muerte” 13) Santa Ana, 27-11-1820. Ambos ejércitos y ambos líderes, Bolívar y
el anfitrión Morillo se abrazan en dicha ciudad para restañar heridas ocurridas
durante la guerra civil y fratricida. 14) 3-12-1820. El Marqués de La Puerta entrega el mando del
ejército español en Tierra Firme al vizcaíno general Miguel de La Torre y Pando,
y el 17 del mismo mes de diciembre
(luego luctuoso por el fallecimiento de Bolívar) embarcó en la corbeta de
guerra Descubierta rumbo a España por la vía de Inglaterra y Cádiz, para en marzo
de 1821 ya estar en Madrid donde fue muy bien recibido y adeudándole bastantes
sueldos atrasados el gobierno español. Allí encuentra a España llena de tumultos y
turbas, por obra de la política imperante, afiliándose entonces al partido
constitucional moderado, suerte de liberal-conservador.
Dada la fama que lo envuelve pronto es nombrado: 1) 4-5-1.821. Capitán General de Castilla la Nueva, con residencia
en Madrid, y Ayudante de Campo y Gentil Hombre de Cámara de Su Majestad, de donde ante los
acontecimientos que subsisten y la situación peligrosa el monarca Fernando VII lo inviste con el cargo de Coronel interino de
Ingenieros de los dos regimientos de Reales Guardias de Infantería, con fecha
1° de julio de 1822, cargo interino por 18 meses manteniendo el orden
respectivo y que dimite por presión del
repudio popular contra el Rey y para practicar entonces una cura de aguas
termales en su delicada salud. En Zarza de Plasencia es detenido el personaje
que tratamos y así regresa a Madrid, pensado entonces durante el camino ser más
beneficioso un absolutismo practicable que una constitución ingobernable. Cosas
de la época. 2) 7 de febrero de 1823. Es nombrado General en Jefe del 2°
Ejército de Reserva con mando en Galicia, donde sufre tentativas de asesinato y
halla tropas desmoralizadas por múltiples causas, apoyando algunos insurrectos
a los franceses invasores denominados “100.000 Hijos de San Luis”, que entran a
Madrid sustentando las pretensiones absolutistas de Fernando VII, para acabar
con el llamado trienio liberal, acogiéndose así Fernando VII al absolutismo
francés. Pero ante la suspensión del Rey Morillo allí se erige en Jefe de
Estado Provisional del Noreste de España, mientras que para salvar la paz de su
gobierno crea la dictadura, pero al ponerse de acuerdo Fernando VII con los
Hijos de San Luis, y sin querer el zamorano pactar una rendición con el invasor,
el rey priva del mando gallego al general Morillo, aunque después Su Majestad
lo confirme en el mismo mando de Capitán General y de Presidente de la
Audiencia. Luego para defender la monarquía
y frente a lo anárquico existente Morillo participa en la Primera Guerra
Carlista (1833-40), en apoyo a la Reina regente Cristina, vuelve a combatir en
Galicia y no pasa nada trágico allí debido a su experiencia, mientras piensa
solicitar su dimisión del cargo hasta que le es admitida. 3 ) Agosto de 1823. Deja su empleo y se une a tropas españolas que
mantienen la legalidad del reino, con que rinde las plazas de Vigo y Cataluña,
restituyendo luego la paz en Galicia. 4) 1824. Desde La Coruña el 1° de enero se embarca rumbo a Francia por oponerse al
régimen absolutista, y de allí viaja a los Pirineos para la cura de aguas
medicinales prescrita, mientras las intrigas y purgas se suceden concluida la
restauración del monarca Fernando VII. 5) 1832. Nuevamente es Capitán General
de Galicia, y también en 1836, pero regresa a Madrid por quebrantos en su salud
y la necesidad de su presencia en la Corte. 6). En tiempos de la predicha Primera
Guerra Carlista (1833-40) y en apoyo a la Reina Regente Cristina, Morillo lucha contra los absolutistas
contrarios que apoyaban al pretendiente real Carlos María de Borbón. Poco
después se traslada a París a fin de vivir
al lado de su esposa y los cinco hijos, luego de dieciséis años de actividad
y lucha con los principios que sustenta. Allá Morillo y su familia se radicarán
por seis años más, donde fue visitado por altas personalidades francesas y
americanas.
Abrazo de Santa Ana. |
Ciento cincuenta combates y cinco heridas de guerra marcan su honrosa
carrera militar. 7) 1830. Regresa a Madrid y después continúa hacia Andalucía
para seguir en la cura de sus enfermedades. 8) Luego a Morillo se le vuelve a
nombrar Capitán General de Galicia, imponiendo allí la autoridad, y en dicho
cargo recibe la distinguida Gran Cruz de la Real Orden de Carlos III (la más codiciada
condecoración española), siendo por cierto este rey Carlos quien viene a ser el
creador de lo que en el contexto geográfico y político es Venezuela. Luego
Morillo, que está inscrito en la Lista de próceres del Reino, por sus
calamidades y achaques pide ser relevado
del cargo y sigue a Madrid, aunque por el lanzazo de La Puerta vuelve al
balneario de Bareges, en el Alto Pirineo francés, donde rinde su vida heroica el
27 de julio de 1837. Sobre ese pecho aguerrido se posaron la Gran Cruz Real de
Isabel La Católica, la de Carlos III, la laureada de San Fernando, y muchas por
acciones de guerra y de la carrera militar, amén de los destacados títulos
reales de nobleza que en vida le fueron concedidos. Murió pobre pero con
grandeza de su proceder.
El que tiene ojos de la realidad que vea. Aquí y por encima de prejuicios
o distorsiones diremos que Morillo fue un militar de cuerpo entero y el único
que así ha luchado en Venezuela, sin entrar en otras apreciaciones subjetivas
que se pueden sostener. La Historia siempre la han escrito los vencedores y
nunca los vencidos. Mas ahora me pregunto en este caso como historiador, que su nombre extrafronteras (el de Morillo) aún
no ha sido bien colocado en los anales de la historia del siglo XIX, ni menos
en los entresijos críticos que le tocó vivir en España y en Colombia (la
miseria, por ejemplo), donde pareciera que aún el resquemor o la
mezquindad hacen gula de su prebenda.
Surgido de la nada pueblerina alguien hasta podría hacer un estudio comparativo
con Bolívar y más en estos tiempos de amplitud dialéctica, donde no se puede concebir
con fantasías erráticas ajenas a los hechos causados. Por lo demás dejo en su
libre albedrío analizar a fondo a este importante personaje que podría ser
ejemplo para muchas generaciones, dentro de lo que le tocó vivir.
Por algo buena parte de sus títulos y prendas de valía reposan exhibiéndose entre los bienes de la Real
Academia de la Historia, de Madrid, donde se pueden visitar.
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