jueves, 11 de diciembre de 2014

EL BANDIDO DE POSTÍN WILLIAM WALKER.

 
Willian Walker.
 
Amigos invisibles. Como en todas partes se cuecen habas en esta oportunidad vengo a reseñar la historia de un brigante y nada menos que de los Estados Unidos, suerte de antepasado en los asuntos de Bonnie y Clyde, artistas escénicos  en los anales de lo rocambolesco que dejaron una fama casi increíble de hazañas delictivas terminando su andar en la Bolivia de aquellos tiempos indígenas que se recuerdan hasta en la pantalla chica de Hollywood y cuyo paso agridulce se mantiene presente como parte de los sinsabores americanos.  Sobre esos parámetros excitantes expresaremos que juntas pero no revueltas  han existido por mucho tiempo las relaciones americanas norteñas con los países del Sur, ya que para extraer ejemplos si bien el bucanero o mejor ”filibustero” Walker proviene del Norte tan arraigado a los principios cristianos, Pancho Villa es otro ejemplo mayor de quien aquí hemos contado historias espeluznantes que provienen del Sur y con ellas hizo también de las suyas a pesar de los pesares, porque a todos estos personajes se les recuerda y pone atención pues son piezas casi de museo dentro de las fatalidades en que anduvieron pellizcando noticias en los andurriales de la historia latinoamericana. Y anoto todo este reclamo metafórico porque siempre se ha pensado que entre los malos y buenos a señalar tenemos mejores ejemplos escogidos de la raya fronteriza mej(x)icana para abajo, y que los otros actuaron ayunos de mayores problemas a puntualizar, lo que sin tapujos es una real mentira.
            Pues bien, para conocer esta película secuencial debemos decir que el siglo XIX fue difícil para ambos lados del continente americano, porque sin andar asentado quimeras estrafalarias parecía un hervidero de pasiones y de creencias pueriles a punto de estallar. Y si a bien vamos, por ejemplo los Estados Unidos estaban divididos en múltiples pedazos, valga la expresión, y el tira y encoje de los bandos extremos mantenía en un rollo permanente que si los problemas con el Canadá inglés, que si los rusos por allá en Alaska, que si los  franchutes aspirando en el norte otro pedazo francófono, que si los indios de la pradera con bisontes deseando exterminar a los invasores, que si tanto buscador de oro recorriendo extensiones para crear problemas, y más también con el mundillo navegante del mar Caribe, y otro tanto o más  injertado con el perenne dolor de cabeza que a los gringos representaba los machos mejicanos y las pandillas centroamericanas. Esto lo expreso para que ustedes refresquen la memoria, como dicen los galos entendidos, “de aquellos tiempos del can-can”. Y que nos defienda nuestro valeroso beato José Gregorio Hernández.  
Actor Marlon Brando (Willian Walker).
            En ese mundillo romántico y exagerado del siglo XIX donde todo era válido para no quedarse atrás, la inquina lejana sostenida por intereses imperiales reflejada en los pasos a dar sin que se guarden distancias atrevidas, estaba en marcha con la cobija de diferentes intenciones, y como cualquier componenda era propicia para eludir la ley porque el máximo poder pendía de las pistolas y los cañones, siempre los Estados Unidos anduvieron con la mirada puesta en el Sur de sus intenciones conquistadoras, y porque hacía el Norte pegaba mucho el frio, supongo yo que eso murmuraban las familias cuáqueras o no al ver colgar los cristales de vidrio cargados de nieve fuera de sus hogares, y más cuando apareció otro fenómeno a raíz del crecimiento poblacional esclavo, base económica de muchos capitales en aumento, porque los americanos de este tiempo eran trabajadores de corazón y con el problema de las dos Américas que tenían a resolver, es decir la blanca y la negra, la libre y la servil, ello acarreaba bastantes disgustos encontrados, y más con el asunto pendiente de la mano de obra del algodón esclavista, importante espina dorsal de su crecimiento a futuro.  Sobre estas preocupaciones alarmantes las relaciones Norte-Sur marchaban no “uber alles”, como se quisiera en esa guerra de secesión no declarada o por hacerlo que como un quinquenio tuvo incendiado a ese país dando por tanto origen a toda suerte de nuevas fantasías bañadas en sangre y de rencores que aún pensándolo bien, pueden subsistir.  
Sobre los fundamentos de estos principios antiéticos puestos al desgaire es que nos vamos a referir al personaje y sus hechizos que encabeza el título, expresando desde luego que dentro de las contradicciones de aquel tiempo azaroso, grotesco y raro fue ver transitar por tanto medio falso a una persona que desde la cuna era llamado a ser casi angelical, con predestinación para convertirse en un emisario benefactor a objeto de ejercer la caridad y el amor al prójimo, sin distinción de color u origen, y que mediante destinos manifiestos por obra de aquel olor a pólvora permanente, fue todo lo contrario en su vida de agitación, porque los padres bien le educaron, con amor a Dios y a la Iglesia presbiteriana calvinista, con los ejemplos de la Biblia siempre presente y varias instrucciones universitarias que obtuvo para darle el consabido prestigio suficiente, pero que sin embargo y porque el Diablo en este caso no estaba de acuerdo, acicateó a nuestro “hermano” William lanzándolo por el camino de la picaresca, la subversión y de los intereses realmente aventureros.
Cornelio Vanderbilt.
 Para reescribir tantos pasajes de su vida cambiante sobre quien tratamos de fotografiar con cámara incómoda de la época y en un carnaval de detalles para recoger luego, diremos que el señor Walker era un hombre excepcional, terco de ideas, digno, adusto y calvo, rubio,  de ojos azulgrisosos, flaco, en esencia puritano, de mediana estatura, encantador en el trato, culto y no del montón, reservado, inquieto a momentos, , frío de carácter, disperso en la manera de alinear algunos planes aunque locuaz, melancólico a veces, calculador, con riesgo de sus obras, incansable viajero, testarudo o empecinado, político y hombre público, con suficiente formación universitaria de la época, políglota, idealista, utópico, de tendencia esclava por la raigambre conservadora de su estirpe, extraño porque quería casarse con una sordomuda, Mary Ellen, quien con veinte primaveras pronto muere de fiebre amarilla, revolucionario en algunas creencias afrancesadas liberales con que regresa de Europa luego de 1848 pero que de seguidas las adapta al momento, hombre de pluma también porque dirige el periódico Daily Crescent, de Nueva Orleans (1850), como el Daily Herald de San Francisco, y así podría anotar otros detalles máximos y mínimos que pueden extraviarse, digo, de donde no es posible alcanzar tal abanico  existencial en esta crónica que debe tener a ustedes en ascuas, pero sí vamos a introducirnos en el personaje tan ambiguo e impactante, interpretado en una película por Marlon Brando en 1969 (“Queimada”), análisis interesantes de quien pude estudiar y medio comprender en el viaje que realizara a Managua en agosto de 1972, cuando visito ese país para ampliar conocimientos sobre el obispo y filósofo chileno fray Alonso Briceño.
Manos de Esclavos.
  El doctor universitario William Walker nació en Nashville (8-5-824), ciudad americana sureña, conservadora y fluvial surmontada de problemas esclavistas, obteniendo  muy joven un lauro de médico por allá en 1838 (de catorce años, como lo asiento), y pronto su padre, banquero escocés, lo envía a los centros universitarios europeos pasantes de Edimburgo, Gotinga y Heidelberg (¡nada menos!), con lo que se titula finalmente de doctor en Medicina, (Univ. De Pensilvania, Filadelfia, 1843, donde ejerce dos años más tarde). Regresado a su patria y con el aliciente de más aprender inicia estudios de Leyes en Nueva Orleans, hasta licenciarse y ejercer esta compleja profesión en tiempo posterior, o sea en San Francisco y la cercana Marysville.  Después, en 1851 con otro cosquilleo de saber ensimismado lo encontramos regentando, pues, el periódico Daily Crescent, entonces de tendencia liberal antiesclavista, con sede en Nueva Orleans, y luego en San Francisco ejerce el periodismo con el “Nuevo Herald” de ese mismo nombre portuario. Y dentro de esta cabeza privilegiada que  pronto se perdiera en elucubraciones fantasiosas, estudia igualmente Derecho, como dije, para trabajar con ello en Nueva Orleans, la costa californiana de San Francisco y por ende la cercana Marysville. Eso sí, es raro y excitante sujeto a mayor profundidad todo cuanto hasta ahora he escrito sobre William Walker, porque su pasión científica y serena de un inicio fue desviada por los acontecimientos graves que viviera lleno de rencores raciales y acomodos económicos de aquella sociedad convulsa, de donde pronto ese caudal de circunstancias anómalas  le encaminan por la aventura sin fronteras que lo lleva a los más insólitos teatros de actividad “filibustera” de estas regiones sureñas,  y en ello iguala con todo lo que puede usted haber visto en la secuencia cinematográfica “Lo que el viento se llevó”, que en esta materia es una de las joyas primarias dentro de dicho novedoso arte de la comunicación.
Lápida de William Walker. Trujillo-Honduras.
 Pues bien, premunido de esas ideas extremas  y ante la necesidad de encontrar un camino esclavista para obtener refuerzos en caso de triunfar los proyectos libertarios de la mano de obra barata que aún existe en el Sur americano, al frente de un grupo de mercenarios entrenados en 1853 cruza la árida frontera e invade el territorio mejicano, proclamando la independencia de la Baja California y de Sonora (que convierte en República), con el fin de su anexión posterior a los Estados Unidos, cuestión que luego se viene abajo al no encontrar medios de subsistencia en tales lugares inhóspitos, de donde en mayo de 1854 con los suyos debe regresar sin éxito a los Estados Unidos, siendo liberados de culpas casi de inmediato, mientras  lo aclaman en San Francisco como a un héroe. Pero ya encendido con la política de entonces y como la idea esclavista seguía pendiente en la cabeza de Walker, lo que luego dio pie al concepto trillado de América Latina (1856), en 1855 reúne otro grupo de seguidores alucinados y con un rifle nuevo tipo winchester (Minie, y revólveres Colt)  el incansable aventurero parte del inquieto puerto de San Francisco hacia la revoltosa Centroamérica, llena ella de pequeños caudillos, de facciones y de posibles componendas políticas, llegando así a Nicaragua por la vía del Pacífico y entendiéndose allí con una facción  liberal y falangista insurgente que lucha por el poder al estilo de la famosa y posterior “Legión del Caribe”, por lo que luego de desembarcar en El Realejo se atreve con los suyos a abordar un barco del millonario norteño y halcón yankee Cornelio Vanderbilt, que hacía el transporte de pasajeros y carga por el Gran lago de Nicaragua para evitar el viaje pedestre atravesando a Panamá.   Una vez cumplidas estas hazañas bandoleras preñadas de historia que recuerdan a nuestro admirado general Augusto César Sandino, con la mente hacia adelante Walker y los suyos en rápida sucesión de hechos toman la fortificada ciudad nicaragüense de Granada y con ello olvidando los aspectos legales de su correría en junio de 1856 el filibustero (nombre puesto a estos grupos enguerrillados) Walker asume sin más la dictadura del país, se eleva a General en Jefe, derogando con una farsa electoral la ley que prohíbe la esclavitud, y por ende los cuestionados atributos presidenciales.  Así, ya dueño de Nicaragua, el norteamericano es ascendido de otra forma inelegante a General en Jefe de sus fuerzas y mediante una farsa descarada electoral a troche y moche gobierna el pequeño  país por sí mismo o mediante el títere que nombra, Patricio Rivas, como Presidente de la República, de donde pronto se incauta de los barcos de tránsito del norteño Vanderbilt, con fines pecuniarios  y para traer nuevos mercenarios del Norte americano, pues mantiene la idea atrevida de apoderarse de toda Centroamérica, con fines esclavistas y que vive entre discordias, para confederarla con los Estados del Sur de la Unión, de donde proviene este aventurero  de sueños indigestos por demás extraño. Y para proseguir en la carrera iluminada que se ha impuesto reforma el gobierno en junio de 1854, se erige a su vez en Presidente (1856) y  de seguidas el 22 de septiembre  alegando necesidades económicas y en apoyo a los estados esclavistas de Norteamérica el discutido Walker anula en el país centroamericano todo lo referente a las leyes abolicionistas, de donde el gobierno del negrero y terrateniente Walker (ojo) en 1856 fue aceptado oficialmente por los Estados Unidos y se le reconoce  en la majestad presidencial ese mismo año.
En vista de los descaros de tan insostenible situación de horror  y despotismo se forma una coalición de estados centroamericanos apoyados por el poderoso Vanderbilt, que declara la guerra frontal al Presidente Walker, y éste con un heteróclito ejército compuesto por norteamericanos, alemanes y franceses de fortuna a las órdenes del coronel Schlessinger invade a Costa Rica, de donde pronto son expulsados  los mercenarios mediante la bizarría  de las tropas conducidas por el Presidente Mora Porras. Mientras Walker recibe  por la vía del tránsito acuático (Gran lago de Nicaragua) varios refuerzos y auxilios de los Estados Unidos, donde en el Sur de este país la imagen de Walker se perfila como la de un héroe, de otro lado se suceden los combates sangrientos de Santa Rosa y Rivas, al tiempo que Guatemala y El Salvador se suman a esta guerra ideológica, extraña, y por ello sitúan sus fuerzas en León de Nicaragua. Dentro del generado conflicto  en el combate de San Jacinto cae Byron Cole, lugarteniente de Walker, quien entonces ataca a Masaya, sin poderse en verdad medir con las tropas aliadas, y entre esta última ciudad y Granada  se entabla un pugilato de fuerzas y encuentros que terminan cuando el británico Henningsen por orden de Walker desocupa, incendia  y destruye a la ciudad granadina, que perece en una gigantesca hoguera. Luego ante tales circunstancias pirómanas Honduras se incorpora a la guerra fratricida y filibustera, con fuerzas opuestas bajo el mando del general Florencio Xatruch, lo que no fue obstáculo para que  Walker con buena táctica que usa embarcara a sus hombres a fin de librarlos del duro asedio emprendido por la coalición militar.
Presidente Abraham Lincoln.
 Se realiza entonces una segunda campaña de exterminio, bajo el mando de Mora, con el objeto de cortar a Walker  la productiva vía de Tránsito (Gran lago de Nicaragua) que se hallaba bajo el dominio de los filibusteros del sedicioso Walker, y así por sorpresa los aliados centroamericanos fueron apoderándose de los vapores embargados a Vanderbilt, con lo que el poder económico que sostenía al destacado pirata americano, fue herido de muerte. Los combates continúan  y un auxilio de 400 hombres llega para reforzar a Walker. Pero al reorganizarse el sistema designando a Mora como General en Jefe de las tropas Aliadas, bajo su férreo comando  el grueso del ejército liberal  sitia a Walker en Rivas, hacia el Oeste, quien después de dos años de enconados combates capitula en mayo de 1857 con todos los honores que guarda la guerra caballeresca, interviniendo en ello el capitán Carlos Davis, comandante del buque de guerra americano Saint Mary. Luego de este episodio singular el optimista Walker fue recibido triunfalmente en los Estados Unidos y sus amigos esclavistas  con prontitud le proporcionan nuevos recursos para volver a la tierra del cacique Nicarao, por lo que repuesto de los tráfagos coyunturales intentará tres veces de retomar aquel poder ansiado que lo enloquece en sus proyectos. Por esta causa punzante cuyo fondo es esclavista negrero, en 1857 Walker regresó a Nicaragua desde Mobile (Alabama), pero el marino comodoro Hiram Paulding lo detiene en sus intentos y le hace devolver a los Estados Unidos.   Vuelto a la libertad planea una nueva invasión a dicho país (1858), y con las mismas recalcitrantes ideas dos años después prepara otra expedición en Mobile, Alabama, con la que finalmente desembarca  en Trujillo de Honduras, mas al oponérsele en el intento el buque de guerra inglés “Icarus” (entonces los británicos tenían mucha importancia en su región marítima y hasta dependencias coloniales) cambia de estrategia internándose en el territorio que ataca, y viéndose perdido resuelve rendirse con los suyos al comandante del buque “Salmon” que está al mando del capitán británico  Norvell Salmon, quien de seguidas y en contra de lo acordado bajo engaño lo pone en manos de autoridades hondureñas y no inglesas, de donde en Consejo de Guerra sumario juzgan al detenido y en consecuencia lo condenan a muerte frente a un paredón de fusilamiento en la plaza local de Trujillo, pasándole por las armas un pelotón de soldados desnutridos y a quien sentado, a sangre fría y estoico e impasible le atraviesan el alma a las ocho a.m. del miércoles 12 de septiembre de 1860, en sus primeros y últimos 36 años de rebeldía. Así concluye todo un rosario de aventuras vividas  por este aventurero inteligente, precoz y con alto cociente mental pero por demás extraño en el proceder, con delirio de grandeza, quien siempre creyó en el destino manifiesto y en aquella buena suerte riesgosa que también  traicionándolo esta vez le costó cara. 

viernes, 28 de noviembre de 2014

LA REBELIÓN SANGRIENTA DE RUPUNUNI.


Guayana Esequiba.
 Amigos invisibles. Dentro de lo que estamos tratando y como expresión clásica del colonialismo inglés (13 colonias de Londres todavía subsisten disimuladas en el mundo geográfico americano) sostenido ello tras mamparas versátiles en el siglo XXI y entre fuertes disensiones sociales discriminatorias mantenidas por los usurpadores de nuestro territorio Esequibo, y ante la aspiración suprema de  los residentes por ser libres y unidos a la República de Venezuela, que es su patria verdadera y oficial, en la primera semana de 1969 (2 de enero) cansados de la inicua explotación centenaria ganaderos y agricultores amerindios de la zona de Rupununi se alzan contra el imperio mundial dominante que siempre ha protegido los Estados Unidos, creando un Comité Provisional  del Gobierno de Repununi, al mando de la valerosa ganadera y aviadora Valerie Hart, puesto que al sentirse y ser venezolanos de acuerdo con las leyes de  nuestro país, solicitan la inmediata ayuda o protección de Venezuela en la defensa de sus derechos conculcados e invocando por ley constitucional la nacionalidad patria y erigiendo mediante consenso esta futura dependencia venezolana como “Estado Libre Esequibo”.  Al principio la rebelión tuvo éxito, pero el gobierno africanista y comunistoide de Georgetown y frente a sus debilidades características raciales ante la insurgencia que aspira silenciar rápidamente mueve hilos de apoyo con el fraterno gobierno norteamericano, las dependencias coloniales inglesas en América y hasta del interesado Brasil, que ya no esconde sus pretensiones de salida al océano Atlántico por la vía carretera de Lethem, como lo hizo igual con Venezuela a través de Santa Elena de Uairén y Puerto La Cruz, en tiempos del presidente Rafael Caldera.

Venezuela para el momento de los hechos, que es eleccionario con carácter presidencial, cambia su gobierno que fenece y entonces el triunfante doctor Caldera altera sus ideas y sin ningún amparo o sostén hizo el mutis sobre el particular libertario, escurriendo el bulto y lavándose las manos al estilo Pilatos, valga expresar la realidad.  Entonces la represión del  violento y apasionado afroguyanés  Forbes Burnharm (Premier) como respuesta y acaso recibiendo órdenes de lejos intervino a sangre y fuego todo el sentimiento patrio, mientras que in extremis para salvarse los amerindios de Rupununi, que forman el grueso de la población autóctona, salvo escasas familias que se refugiaron en Brasil pasaron al Estado Bolívar, en que una vez acogidos según corresponde  les entregan cual venezolanos nativos que son las respectivas cédulas de identidad (art. 35 de la Constitución Nacional), y se les protege debidamente como es de suponer. Lo improcedente de la fecha insurreccional (2 de enero de 1969) y la pobre defensa que tuvieron (se habla incluso de una avioneta con fusiles, bombas y ametralladoras de apoyo enviadas por Venezuela a ese clamor popular nacionalista, que se averió al volar sobre suelo brasileño, hecho que ese gobierno interesado comunica de inmediato a Georgetown, con las consecuencias previsibles para truncar su dependencia colonial, aunque nunca es tarde cuando la dicha (libertad) llega. Por cierto para remendar el recuerdo doloroso hacia nuestros nacionales, se rumora que el cuartel militar a construir Venezuela en la isla Anacoco será bautizado con el nombre “Islas Malvinas”, con lo que se quiere decir mucho en el recuerdo de aquel sacrificio humano.

Valerie Hart.
 Pues bien con estos antecedentes tan entramados donde por obra de los apetitos imperiales y los apoyos del Tío Sam como ya era costumbre desde  el siglo XIX, tiempo victoriano por cierto, la pasión de los ingleses no solo fue el  adueñarse del alma profunda escocesa, de la irlandesa y galesa, como era principio y fin de los piratas marítimos al mando de Walter Raleigh, soñador de El Dorado, sino que olvidando cualquier inconveniente en sacrificar pueblos del mundo y de los siete mares de todo cuanto podía estar al alcance de la rapiña, con la porfía adelante África y Asia en especial fueron devastados con aquel apetito pantagruélico comparable al huno Atila, pues en cuestión de poco tiempo el inglés agresivo expandió su poder omnímodo arrastrando con ello pueblos y culturas enteras, de donde sin mediar excusas trasladó habitantes fuera de las fronteras naturales y con ello ampliaba practicando de una manera descarada y feudal el latifundismo plutócrata y la esclavitud divisionaria en su más prístina categoría.

Pero vamos por partes con la intención de esclarecer el  tremedal pasionario ocurrido antes y después de lo que sucediera en el imborrable episodio de Rupunini. En efecto, debemos comenzar por reconocer que todo lo hoy llamado territorio de Guyana y por ende el de nuestra Guayana Esequiba, fue descubierto desde el mar como consta en el  diario de navegación  que llevara a cabo con escritura propia el Almirante Cristóbal Colón, y que luego profundizó dicho descubrimiento el marino español sevillano Juan de Esquivel, con cuyo nombre derivado se bautiza por cierto el río Esequibo y sus adyacencias. Esos territorios permanecieron en poder español durante siglos, como lo demuestran documentos de la época y el desarrollo hispano en la conquista de América. Mas como quiera que por las guerras europeas el poder español  se veía más decrecer, diversos países del Viejo Continente para ampliar sus mercados y competir con España en la riqueza resolvieron establecerse al este del río Esequibo, de donde pequeñas comunidades holandesas que merodeaban en aquellos lugares deciden instalarse por Demerara desde 1611, ante el peligro inglés por delante que quería engullirlos, de donde ellas mantuvieron buenas relaciones con los colonos españoles establecidos al Oeste del Esequibo y en sus inmensas sabanas inundables, lo que queda reflejado en los mapas de aquellos tiempos históricos. Ya en 1777 cuando el rey Carlos III crea la Capitanía General de Venezuela y el territorio que la circunda, se define sin dudas o equívocos que toda la región al oeste del río Esequibo desde su nacimiento pertenece a dicha Capitanía General y de allí sigue el lindero hacia dentro para coincidir con el Brasil, como también en largo viaje inverso tal lindero va rumbo al océano  hasta desembocar nuestras aguas en el consabido Atlántico, con desde luego la plataforma continental correspondiente. A todas estas y dentro de las restructuraciones comarcales el territorio de Berbice al este del Esequibo fue colonizado por holandeses y luego allí penetraron los ingleses en la discordia contigua, llenándolo mientras tanto de esclavos africanos, hasta cuando Holanda decide venderle (¿?) esa  franja jurisdiccional a la corona británica siendo el tiempo en que ya lucía  el nombre de Surinam, hecho ocurrido a inicios del siglo XIX con todas las características de una nueva colonia británica, por lo que comienza a trasladar hasta allí a otros esclavos agricultores africanos (Jamaica, Barbados, etc.) de diferentes etnias no emparentadas para la explotación de sus intereses, que lo hace desde un comienzo de manera calculada mudando con el tiempo hacia sus territorios del Este del Esequibo otros inmigrantes coloniales como fueron hindúes, portugueses, malayos y de distintos orígenes para vivir azotados por una rígida forma esclavizante de separación social.  Pero comoquiera que Venezuela para aquel convulsionado siglo XIX anduvo en guerras intestinas desangrándose por su propio desarrollo y en busca de la libertad e independencia, los ingleses con el ojo avizor de los negocios en que han sido maestros coloniales, pronto entran en cuenta que en la Guayana venezolana correspondiente al río Orinoco, al Caroní, Cuyuní y otros grandes cauces fluviales aparecen riquezas infinitas por encontrarse oro a montón como diamantes también en cantidad, de donde con las pupilas puestas en esos caudales de riqueza deciden a su costa y saber olvidar la  inobjetable frontera de Venezuela que es la ribera oeste del caudaloso Esequibo, y bajo el disfraz del disimulo comienzan a penetrar en nuestro suelo territorial de la manera más afrentosa, Para instrumentar ese latrocinio del territorio en mientes traen expresamente de Europa a un expedicionario falto de escrúpulos de origen sajón prestado al servicio inglés que se llamara Roberto Schomburk, quien sin ningún miramiento y con el objetivo final de sus amos imperiales decide reformar a favor del poder londinense los linderos convenidos de antaño e inventa por tanto otros límites ingleses con que ellos sin reserva alguna se  apoderaron de media humanidad y riquezas en los cinco continentes navegados por las afiladas velas inglesas y los cañones destructivos. Así Schomburk, el descarado vendedor de conciencias y sin que ello toque su condición de sabio, que lo dudo, empezó a hacer y deshacer con el territorio de nuestra Guayana Esequiba, dando pie y cabida por largo tiempo con su manera impropia rateril de proceder, de donde en la rapiña todavía en 1941 hubo que arriar una bandera inglesa que la sinverguenzura de aquellas expediciones del luego ennoblecido sajón permitiera enarbolar los muy  amigos de lo ajeno al frente de nuestra población guayanesa de Tumeremo (Mr. Barnes), o sea en las entrañas de El Callao.

Borfes Burnharm.
 Pero las triquiñuelas rodaron en lo que son expertos los ingleses, y a través de ese tinglado secular, despojador y hemisférico llamado Commonwealth que obliga sin chistar a las colonias o seudo colonias inglesas en América, a objeto de mantenerse en el poder guyanés a como diera lugar y dividiendo para así sostener el mando organizaron un sistema social nada igualitario y sí clasista, donde los negros africanos tenían poder (Burnharm), los hindúes (con el comunista Jagan), portugueses  y otros serviles a la colonia, como algunos canadienses, de una y otra forma, equilibrando así el juego tramposo a favor de Inglaterra. Y mientras desde Georgetown los políticos de tales triquiñuelas deshacen conciliábulos verbales porque luego no eran tenidos en cuenta, de otra forma seguía manteniéndose la tremenda división social exclusivista, con los protegidos de entonces bajo la mirada capciosa y orientadora de la Corona Windsor, al tiempo que a solapo los ríos, sabanas y tierras inundables, por propiedades que a la larga no se respetan el tan consentido sistema  de cambiar los linderos a favor y de someter a la población con  excesos y desmejoras, tenían en jaque permanente en cuanto a los intereses del desarrollo de esa zona.

La región de Rupununi está situada al sur de nuestra Guayana Esequiba, en una extensión de 58.000 kilómetros cuadrados, reclamados por Venezuela en un 25% de su totalidad por pertenecer a la misma, con extensas sabanas bajas rumbo al norte y ganaderas al sur hacia los límites con Brasil en el Alto Tukuku donde vive una comunidad organizada de propietarios de origen blanco y amerindios de la región, mestizos y europeos en doce grandes haciendas donde hoy pueden pastar algunas 200.000 cabezas de ganado en tierras del Alto Tokuku, productores que trabajaban en la zona asfixiados por la imposición y exacciones inglesas coloniales o de sus nuevos representantes, donde la tierra explotada pertenecía a la Corona, pues el gobierno guyanés por órdenes superiores y olvidando a Venezuela arrendaba algunos terrenos con discriminación racial a favor de nuevos afrodescendientes versus amerindios, y por máximo de un año, pagándole entonces gabelas y sin poder adquirir dichas propiedades porque estaba prohibido y, en caso de ser desalojados no tenían derecho a indemnización alguna. Como en los tiempos medievales. Por su parte los ganaderos asentados pedían contratos de arriendo hasta por 25 años para sustentar los  ganados, como es de suponer, lo que siempre fue negado por la susodicha Corona Inglesa. Mientras tanto el gobierno cómplice del lejano Georgetown daba poca importancia  a estas desigualdades a favor de los negros importados para sembrar en tierras de vocación ganadera que clamaban justicia en Rupununi, y hasta por ello llegó a sofocar con el ejército y el correr de la sangre a pequeños levantamientos populares mediante la detención de algunos inconformes, siendo estos prisioneros colgados de los árboles para escarmiento y pavor de la población. Mientras ello ocurre los sostenedores de la hipócrita Doctrina de Monroe con el rayado lema de “América para los americanos” desde Washington se hacían ciegos, sordos y mudos ante estos acontecimientos criminales, por el apoyo implícito, solapado y de contraprestación, como el caso de las Malvinas y el proceder histórico del Secretario de Estado gringo general Alexander Haig.

John Bull.
 Ante esta posición imposible de detener en los abusos reiterados cometidos por los nuevos habitantes afrodescendientes apoyados por el castrista Burnharm y ante la postura brasilera que nada quería saber  sobre el tema y más cuando los ganaderos blancos de Rupununi tenían fresco lo ocurrido y negativo con Brasil en cuanto a los territorios vecinos limítrofes  y sureños de Pirara (1904, 32.000 kms2 perdidos), que aspira Brasil abundar con su influencia allí por ser una salida oceánica, entonces esa comunidad gravemente dañada por los sucesos y en conocimiento que la Constitución de Venezuela les otorga la ciudadanía ipso facto del país una vez solicitada, acorde con la Constitución Nacional vigente, luego de conocer este apoyo legal porque Caracas siempre defiende a los amerindios regionales, sin más tardar bajo la dirección de personalidades como la aviadora y experta ganadera Valerie Hart, su marido, los hermanos Melville y todos los criadores de la región se reúnen en una suerte de Constituyente para separarse de esa Guyana racial, comprometida y discriminatoria de Burnharm y de todos cuantos enmascarados tras bambalinas les apoyan, creando así mediante documento expreso el “Estado Libre Esequibo”, lo que se comunica de inmediato a Caracas, y en espera de que sea un estado más de Venezuela.  

Para durar tres días de lucha intensa en medio de una represión inusitada hasta con bombas, saqueos, atrocidades múltiples, incendios específicos, arrase de propiedades, fuego de ametralladoras y  con cerca de cien muertos y ciento cincuenta detenidos, se levantó el heroico pueblo de Rupununi, donde las fuerzas policiales y militares que se aerotransportan enviadas por el racista Burnharm al mando del coronel   Ronald Pope, alías “El carnicero de Rupununi”, bajo su dirección inmisericorde asesina, tortura, viola, derriba hogares, saquea, incendia por venganza y otros aditamentos de la tiranía salvaje de Georgetown que ordena la masacre. Ante tal destrozo humano y material digno de recordar, algunos ganaderos y amerindios temerosos de sus familias se refugian en el vecino Brasil, en que son acogidos a medias, pero la mayoría de los alzados, que aún luchan con dignidad usando armas antiguas, escopetas y hasta machetes, resisten arropados bajo el manto de honor ante el desastre incendiario que no cesa ni las ametralladoras que no se silencian y hasta los lanzallamas ingleses que queman a colonos en algo verdaderamente inusual y trágico dantesco, para luego enterrar los cadáveres en fosas comunes cuyo número fue aumentando con el paso de las horas. La revuelta armada duró tres días (2-1-969 al 2-3-969)  hasta la rendición total, pero en este recuento de la historia acontecida lo que más llama la atención es la actitud de la Presidenta de ese “Estado Libre Esequibo”, señora Valerie Paul Hart, de 35 años de edad, educada y lideresa, con rasgos asiáticos, madre de cinco menores, diputada al Parlamento de Georgetown y esposa de Harry Hart, quien con gallardía y actitud heroica está en Lethem y sus alrededores dirigiendo el conflicto desde el comienzo exitoso de la insurrección hasta cuando por llegar un grueso de la tropa inglesa llena de armas guerreras, a objeto de declarar ante el mundo lo ocurrido en su pequeño avión del tipo Lindbergh vuela de seguidas hasta la cercana Santa Elena de Uairén, en la Gran Sabana, donde es recibida y trasladada con rapidez hacia Caracas, mientras utiliza los numerosos medios de comunicación que la entrevistan para declarar sobre el holocausto de su pueblo en Rupununi y haciendo constar que todos ellos son y se sienten venezolanos, como lo aclara la Constitución Nacional.

Tío Sam.
 Pero los acontecimientos que se desarrollaron por causas del destino y el cambio de año nuevo ocurrido con prontitud torcieron el rumbo en contra de este movimiento libertador de esencia nacionalista venezolano, pues por encima de inspirarse en sentimientos tan loables, para recuperar aquella tierra que a Venezuela le extrajera mediante las triquiñuelas antedichas 139. 500  kms2, por coincidencia del momento el Presidente venezolano Raúl Leoni ya de edad avanzada y tan cercano en nacimiento (El Manteco, Bolívar) a esos paisajes de Rupununi, nada podía hacer oficialmente por estar en la entrega del poder presidencial, porque de otra manera hubiera ocurrido alguna argucia diferente, y ya que el mandatario entrante, Rafael Caldera, de talante jesuita y caprichoso sostuvo de inicio la tesis de no injerencia ni directa ni indirecta sobre el particular, porque Venezuela tenía firmados documentos con Inglaterra que la obligaban a seguir un camino en su reclamo territorial, por lo que debía ser prudente y saber esperar en la agonía nefasta, como hasta ahora sucede. Sin embargo  a los recién llegados venezolanos les fueron expedidas 120 cédulas de identidad y se les reubicó en tierras de la Gran Sabana, San Martín de Turumbán y cerca de El Dorado (Cuyuni), por Las Cristinas, para así continuar con sus vidas en la tierra escogida. Tiempo después la inefable aviadora y nacionalista Valerie Hart cumplida la tarea con su familia se estableció en Texas (USA).


Caracas - 2007 
 El episodio valeroso ocurrido en Rupununi es uno más de la cadena que ha tenido Venezuela para defender sus fronteras, porque si a ver vamos es bueno recordar que el rey Carlos V° de España en el lejano año de 1568  crea la Provincia de Guayana y fija su frontera Este en el susodicho río Esequibo, y no obstante este hecho oficial determinado el territorio guayanés ha sido en todo tiempo objeto de interés superior para imperios como Inglaterra por las riquezas demostrables que encierra, de donde la lucha ha sido permanente en este sentido protector.  Es bueno recordar que el Presidente Marcos Pérez Giménez preparaba para marzo de 1959 la invasión del territorio usurpado por dicho imperio, utilizando instruidas fuerzas de tierra, mar y aire, con el comodín de la próspera compañía Shell adelante, por lo que con seguridad iba a ceder Inglaterra sobre sus aspiraciones y a pesar del pataleo o parloteo consabido. E igualmente rendimos aquí tributo de admiración a Lucas Fernández Peña, el general Domingo Sifontes, que arria la bandera inglesa de la Union Jack en la margen del Cuyuni, deteniendo a los británicos agresores, y al conde Cattaneo Quirin, otro idealista libertario de la zona, como en tiempos más modernos recordemos la labor nacionalista y soterrada sobre la zona de quienes conocían el nefasto arreglo imperial de París, cocinado en Londres (1899), la famosa carta memorándum de Severo Mallet Prevost,  la posición iracunda y dolorida del expresidente Harrison (para todo ello y recordar los hechos ver mi trabajo anterior en este blog, publicado en febrero de 2012), o sea de Carlos Andrés Pérez, Raúl Leoni, Leandro Mora y el doctor Gonzalo Barrios, quienes junto a otros en su tiempo mantuvieron nuestra bandera de las  siete estrellas con el alto pendón de la dignidad nacionalista en defensa de la integración y el patriotismo, de todo lo que compete en el futuro se escribirá una página heroica y triunfal, sin que con ello emule a Rubén Darío.  Y a Oscar J. Márquez, empeñoso en la libertad esequiba, va mi siempre saludo.
 

lunes, 10 de noviembre de 2014

EL ÚLTIMO CAPITÁN GENERAL.


 
General Francisco Tomás Morales.
 Amigos invisibles. Aunque seguimos pendientes sobre el retorno final de nuestra Guayana Esequiba a Venezuela, ahora vamos a tratar sobre la vida y proyección  histórica del mariscal Francisco Tomás Morales, a quien toca ser el último Capitán General que tuvo España en Venezuela y lo que considero de valía por las características de este hombre de extracción humilde  y quien defendió los valores que le alentaban sus ideas o sea la corona española, durante los veinte años que permaneció en nuestro país.

Bueno es ahora añadir en este proceso  a desarrollar  que Francisco Tomás Morales era de origen insular canario, nacido en Gran Canaria y que por tanto a pesar de las dificultades de esa matriz  insular en territorio geográficamente africano y dependiente de  España en calidad rayana colonial, para su época, el temple y esfuerzo de tal comunidad en el duro trabajo en cierta forma lo hicieron afín al espíritu colonial americano, de donde los llamados guanches se sentían aquí como en su propia casa. Emprendedores y duros para el trabajo existen regiones en Venezuela que ellos levantaron, como el caso de Barlovento, y esos miles de canarios que atravesaran el mar para fundar familias dejaron huella incólume que aún se recuerda en el escenario de la vida pública y privada venezolana.  A raíz pues, de cuando las papas se ponen duras, para hablar en términos coloquiales, y al tiempo que España comienza a tener dificultades en sus provincias ultramarinas, por apetitos interiores y exteriores, tal los casos de Francia, Inglaterra y luego Holanda, los tranquilos canarios existentes en Venezuela tienen un despertar inusitado, ya en época de conflagraciones internacionales, de donde al momento de ser llamados a las armas en defensa de los intereses vitales, sea dicho a comienzos del siglo XIX, deben exteriorizar sus sentimientos provocando así confusión en ideales y expectativas. De aquí que como a partir de 1810 las cartas del destino en Venezuela fueron echadas y “rien ne va plus”, en el acomodo que se trata de dar con otro canario sabio y desorientado, para decir la verdad, o sea del general Francisco de Miranda, la inmensa colonia habitante en “la octava isla”, como entre ellos la llaman, debió tomar postura en el asunto y de aquí las armas comienzan a relucir entre bando y bando contumaz. Es en este momento cuando alumbra un ilustre desconocido que naciera en Gran Canaria, salido de la nada, de gente sin recursos pero con un ojo avizor para las oportunidades. Y el muchacho palmero o joven nacido en 1781 del que hablamos entonces se llama Francisco Tomás Morales Alonzo, quien por cierto en su infancia debe sufrir de tantas necesidades como para trabajar sin pausa en unas salinas particulares de Romeral, donde recibe alguna formación para la guerra común, oficio que ejerciera cerca del natal Carrizal, con los sufrimientos que le ocasionaba ese trabajo ardoroso.  Por causas desconocidas y quizás debido a la emigración necesaria en 1801 llegó al Oriente de Venezuela, a Píritu, tierra de misioneros franciscanos, donde para sobrevivir establece una pulpería (comercio menor) y supongo con esfuerzo y dirección aprende a leer como a escribir. Con esa experiencia fundamental abre alas hacia el porvenir y pronto ingresa en la milicia de artillería, por lo que en 1806 en esas funciones defiende el Morro de Barcelona contra el intruso inglés que merodea, y luego en dicha ciudad casa en 1809 con la oriental Josefa Bermúdez, mientras en la recién advenida República mantuana  es Asistente del valioso soldado Gaspar de Cagigal, en Barcelona.

General José Antonio Páez.
 Pero como su aspiración era continuar en el servicio de las armas Morales  se establece en Caracas y ya en 1812 es Teniente, siendo herido en acción. En este momento de su biografía y porque los datos que aportaré son muchos de importancia, sin tomar en cuenta los desenlaces de su actuación guerrera, que dejo para que relaten otros entendedores en la materia, voy a tratar de resumir su brillante hoja militar al servicio de las armas hispanas, con los pros y contras en que se vio envuelto pero  manteniendo él la convicción de defender una causa justa y visceral en los adentros, porque a su leal entender él sostenía el estado de derecho establecido, y los otros, insurgentes intrusos eran los revoltosos o guerrilleros del momento. Así tenemos que:  1. (1812).  En calidad de Teniente y una vez recuperado de sus heridas Morales es ascendido a Capitán, mientras otro canario, Domingo de Monteverde, comanda fuerzas leales a favor de la monarquía, a quien acompaña Morales (811-13). 2. (1813) Morales ya envuelto en el torbellino de la guerra, que es a muerte, en el último semestre de este año pacta con el caudillo asturiano José Tomás Boves en el Oriente del país, y pronto es elegido Segundo Jefe  al mando en el manejo de esa numerosa fuerza monárquica. De seguidas estos jefes españoles provenientes de Calabozo traban lucha en la sabana de Mosquitero (14-10-813, Guárico) contra Campo Elías y Cedeño, siendo los realistas derrotados en el empeño 3). En la Primera Batalla de La Puerta (Guárico, 2-814), en que interviene igualmente el caudillo Boves, en dicho sitio Morales es promovido a Coronel, con 8 ascensos anteriores. 4). En la sangrienta batalla de La Victoria (Aragua, 2-814), de Boves y Morales contra José Félix Ribas, con 1500 soldados a su mando que les dan el triunfo, perecen numerosos estudiantes universitarios y 85 seminaristas de Caracas muertos ese día, fecha luctuosa nacional que se recuerda como Día de la Juventud.  5). (28-2-814). Con el triunfo avisado en las manos monárquicas Boves y Morales marchan rumbo a Caracas, y en el combate de San Mateo (Aragua), se produce la voladura  del parque republicano y el sacrificio del neogranadino Antonio Ricaurte. 6). (31-3-814). El huracán Boves acompañado de Morales en Bocachica (Sur de Aragua) se enfrentan al  ejército que comanda el oriental Santiago  Mariño, de cuyas resultas los monárquicos pierden el combate. 7).  (15-5-14). Boves junto a Morales derrotan a Bolívar en la Segunda Batalla de La Puerta. 8). (7-814). Siguiéndole los pasos Morales derrota a los patriotas que en desbandada emigran a Oriente. 9). El 17 de agosto-814 el canario aludido alcanza a Bolívar y Bermúdez en Aragua de Barcelona, donde en feroz combate son masacrados buena parte de los soldados republicanos. 9A). (12-9-814). En este año terrible tres mil efectivos al mando del general Morales  se enfrentan en las afueras de Maturín a las fuerzas comandadas por el oriental José Francisco Bermúdez, retirándose del encuentro los españoles luego de la feroz embestida realizada en su contra por el señalado militar.

Batalla Las Queseras de Medio.
 10. (5-12-814). A la muerte de José Tomás  Boves en Urica (Monagas) el canario general Morales asume el mando de las tropas realistas, en calidad de Jefe. 11. (4-815).  En Puerto Santo (Carúpano)  Morales recibe la expedición militar española  de 15.000 soldados, en 60 bajeles, que llega al mando del Pacificador general Pablo Morillo. De inmediato junto a este militar laureado toma la isla de Margarita, y de allí en compañía de Morillo sigue por mar para establecer el luego heroico sitio de Cartagena de Indias, plaza fuerte patriota que se rinde tres meses después (12-815), a las fuerzas monárquicas, luego de un prolongado asedio donde mueren miles de personas, o sea la tercera parte de su población.  De seguidas  Morillo acompañado de su alta oficialidad emprende el camino para recuperar a Santa Fe, por la vía sinuosa del río Magdalena y en el camino por Mompós, a sabiendas que Bolívar prepara la expedición a Venezuela de Los Cayos haitianos,  ordena al general Morales que con la división a su mando siga a Valencia para hacerle frente. 12. (7-816). Luego del desembarco de Bolívar por Ocumare de la Costa  Morales, que suma ya el título de Brigadier del Ejército, combate en el sitio contra Bolívar y prosigue la ruta militar a objeto de destruir a los republicanos de Carlos Soublette en las alturas de Los Aguacates (Valencia) (7-816), para luego junto con el canario Francisco Rosete perseguir al republicano general Gregorio Mc. Gregor y seguirlo en tal persecución rumbo al Oriente del país en la “Retirada de los Seiscientos”. 13. El 27- 9-816 los generales patriotas Manuel Piar y Mc Gregor vencen en la sabana de El Juncal, cerca de Barcelona, al general Morales, que se retira rumbo al interior del llano central para reorganizar sus tropas. 14. (1817) En ayuda del Brigadier Pascual Real actúa en el ejército realista para operar contra Barcelona.  15). (1818) De manera activa  Morales participa  en las operaciones militares  para detener la ofensiva que desde Guayana  y Apure lanza Bolívar contra los llanos de Calabozo y valles de Aragua. 16). (14-3-818) Morales con la división de vanguardia ataca y derrota  en Maracay al llanero general José Tadeo Monagas. 17).  (16-3-818)  Morales junto a su superior Pablo Morillo y el general La Torre combaten en la batalla de Semén (cerca de Villa de Cura) al general Bolívar, quien se dirigía al centro del país con 2.900 hombres, y lo derrotan, destruyendo los planes bolivarianos de regresar hacia Caracas. 18). (20-5-818) El español Morales derrota al general Manuel Cedeño en el combate de Laguna de los Patos. 19). (28-5-18) Es sorprendido Morales por fuerzas del general Páez en Guayabal (Guárico), de donde Morales con la división a su orden se retira al alto llano para operar contra el general Pedro Zaraza. 20). Terminada la Campaña del Centro Morales se establece en Calabozo al mando de la  División de Vanguardia. 21). (1819). Junto al general Pablo Morillo participa en la Campaña de Apure (extensiva a Guayana), y así combate en El Jobo, Caujaral, Cañafístola, Queseras del Medio, etc., contra tropas insurgentes. (22). (14-12-820).Por decisión superior y por partir Morillo rumbo a España  Morales es designado Segundo Jefe del Ejército de Tierra Firme, mientras recibe la orden el vigilar el extenso territorio del río Apure, lo que ocurre dirigiendo los batallones Burgos e Infante, acompañados  esta vez de diez regimientos de caballería. (23). (5-821). Dentro de su labor militar Morales entra y toma a Caracas pero luego se retira de ella ante el empuje que hace el general Bermúdez para ocuparla.   (24).  (1821). En los preparativos pendientes  a la batalla de Carabobo y ante la maniobra de diversión republicana que se lleva a efecto, el general Morales al frente de su ejército parte de Calabozo y mediante una rápida contraofensiva, recupera el territorio ocupado por el general José Francisco Bermúdez. Una vez restablecido el orden necesario el canario Morales marcha al campo de Carabobo  para combatir  en la batalla allí librada el 24-6-1821, en que son derrotadas las fuerzas monárquicas opuestas a Bolívar por el mariscal de campo  Miguel de La Torre, de donde Morales con los restos del ejército español  se retira en forma destacada a la plaza fuerte de Puerto Cabello.

Batalla de Carabobo.
 (25).  11-1821.  Morales por sus méritos que se reconocen es ascendido a Mariscal de Campo del ejército español. (26).  7-6-822.  En una incursión militar fuera de Puerto Cabello y en apoyo a la insurrección de Coro el mariscal Morales derrota en Dabajuro (Falcón) a las fuerzas del general republicano Carlos Soublette.  (26). 4-7-822. El mariscal Morales se encarga del mando de las fuerzas realistas en Venezuela, en sustitución y por haber sido destinado a Puerto Rico el Mariscal de Campo Miguel de La Torre. De seguidas Morales es designado Capitán General de la Provincia de Venezuela y General en Jefe del Ejército de Tierra Firme, que comprende igualmente a Colombia y Panamá. Tan pronto asume el mando Morales abrió operaciones militares contra los republicanos, a fin de recuperar el territorio perdido por las fuerzas del Rey, con el deseo de imponer nuevamente el sistema español. (27). (8-822). En busca de este empeño Morales hace una salida de Puerto Cabello rumbo a Valencia, enfrentándose al general José Antonio Páez, siendo derrotado en el encuentro, el 11 de agosto en la Sabana de La Guardia (Naguanagua). (28). (822). De regreso a Puerto Cabello Morales inicia nuevas operaciones militares contra los republicanos en la conocida Campaña de Occidente, con varias acciones de guerra realizadas (Coro, Maracaibo, Trujillo y Mérida), llevadas a cabo en Sinamaica (2-9-22), Zuleta (4-9-22), toma del castillo de San Carlos (9-9-22), y para el día 13 del mismo mes septembrino el canario Morales ya se había apoderado de todo el Estado Zulia. Igualmente entre diciembre de 1822 y enero de 1823 el historiador Tomás Pérez Tenreiro reitera que el susodicho Morales llevó a cabo operaciones contra tropas acantonadas en Trujillo y Mérida, aunque “sin resultados positivos para su causa”.

(29). 3-8-1823.  Por consecuencia de la derrota sufrida el 24 de julio de este año, y debido en parte a desobediencias erráticas de mando ocurridas en la conducta del marino gaditano y Jefe de Escuadra Ángel Laborde y Navarro al mariscal Morales, de donde este canario curtido de combates  se ve forzado a capitular ante el general republicano Manuel Manrique, luego de la batalla naval allí ocurrida, es decir en el lago de Maracaibo. Con el protocolo de salida del lago  acordado el canario Morales marchó a Cuba y luego a España.  Después, en 1827 fue nombrado Comandante General de las Islas Canarias y Presidente de la Real Audiencia respectiva, y en 1834 regresó a la Península permaneciendo afectado a la vida de cuartel hasta 1837, cuando vuelve y para siempre a su terruño, dedicándose a la vida privada.

Jefe de Escuadra Ángel Laborde Navarro.
 Como se observa en este paneo biográfico que realizo la figura controversial de Morales tiene dos vertientes que apreciadas en el correr de su vida emergen de la nada, de una pobreza insular y que por su valentía y capacidad capeó situaciones difíciles hasta llegar a los cargos y distinciones que alcanzara. Para señalar algunos rasgos valiosos dignos de recordar en referencia a Morales recordaremos sobre este canario cumplidor de su deber que se enfrentó a Simón Bolívar en ocho combates y batallas perdiendo apenas frente al caraqueño la sin igual de Carabobo. Que entre tantos pros y contras ocurridos hace una carrera fulgurante  en 20 años de acción, con más de 50 encuentros militares. Que por esos y otros méritos acumulados asciende al más alto escalafón del ejército que se reserva  a personajes de la nobleza o la alta sociedad, y siendo el último Capitán General español de la América continental. Que Morales fue Jefe Superior de Venezuela en momentos tan críticos como los años de 1822 y 1823.    Y por tantas virtudes retenidas, como he expuesto, porque honrar, honra y nunca desconozco los valores de alguien que merezca tal distinción,  he creído justo recordar sus hazañas, siendo acreedor Morales en su patria a las órdenes militares de San Fernando, la de Isabel La Católica, San Hermenegildo, la de Fidelidad Militar, y varias por acciones de guerra.  

Debo sin embargo agregar que la guerra emprendida en 1810 por la liberación de nuestra patria fue en extremo cruel por ambos bandos, en que se cometieron los mayores desafueros puesto que la consigna total no era otra sino la muerte y por ello el salvajismo guerrero en que se viviera desde 1812 hasta 1816, cuando se admiten algunos derechos antes desconocidos. Por tanto partiremos de esta premisa  definitoria para incidir sobre el tema sanguinario, que fue de parte y parte contundente. Pero, porque no puedo sostener lo indefendible en este caso debo también observar que el mariscal Morales por consecuencia de esa guerra fratricida de una forma calculada pero fatal tuvo extralimitaciones autoritarias que para completar el trabajo  debo traer a colación, valga decir las torturas, desmanes en Villa de Cura, degüellos, decapitaciones, nepotismos, frituras en aceite y otros aderezos inescrupulosos que se contemplan en películas de horror, de donde salvando el capítulo de los tormentos que le tocó vivir a Morales con aquello de “to be or not to be”, cumplió militarmente con el deber ordenado, pues lucha en una guerra sin cuartel y recorre a Venezuela y Colombia en defensa de ideales, que para aquel su tiempo eran desde luego monárquicos. Por lo demás salvado este incidente que debía mencionar de soslayo, el mariscal Morales dejó escrita su página histórica para España y Venezuela en cuanto le pudo competer y con la tenacidad demostrada de un canario valiente.

jueves, 23 de octubre de 2014

BIOGRAFIA ACTIVA DEL VIZCAINO TORRE-PANDO.



General Miguel De la Torre y Pando.
          Amigos invisibles. Dentro de los muchos “lapsus” que sostienen   investigadores de talla en cuanto al tratamiento de los personajes  que de allende o aquende el Mar Océano con su presencia y actividades han ido enriqueciendo la verdadera historia de este continente colombino, el principal que se puede advertir es referido a la ausencia del elemento español, demostrada por un casi total olvido, ya que en la realidad sus actuaciones por circunstancias ajenas a este trabajo se han visto minimizadas sin corresponderles la verdadera estatura a sus hazañas o defectos. Y conste que del lado peninsular hacia estas tierras indígenas otro tanto de esas ligerezas humanas han ocurrido, siendo hora, si se quiere, de remendar el capote fuertemente deshilachado porque tales disparates no caben en el alma de la sensatez.

Quiero con ello referirme a personajes como el que ahora voy a retratar, a sea Miguel de la Torre y Pando, quien durante siete años de enfrentamientos comandó las fuerzas monárquicas españolas defensoras de los derechos de Fernando VII en estas tierras  que formaron parte del virreinato de Nueva Granada o de Santa Fe y antes de Santo Domingo, en épocas de tensión militar estimable y cuyo valor indiscutido no se puede ocultar por el simple hecho de dirigir fuerzas opuestas a los intereses nacionales de entonces pero que dejaran su marca en el vaivén guerrero, con triunfos y fracasos entre ambas partes, como suele ocurrir y porque las generaciones presentes de nuestra patria deben reconocer  con justicia esa magna lucha establecida con principios definidos en campos de batalla, donde los dirigentes representando la bandera que fuere dejaron sentada la impronta de sus hechos escritos en la Historia y que sin reproches y otras excusas se restrinja su valor y valer donde  por partida propia tienen asignados los respectivos puestos de participación y riesgo, como  en el caso debe ser.

Sitio de Cartagena de Indias.
Don Miguel de la Torre y Pando, así lo llamo por el título que le discerniera la Casa Real española, nace en el vizcaíno Bernales (1786),  tierras de labranzas y pensar marino situadas en los entresijos del país vasco, cerca de Cantabria, con hombres y mujeres que otean el horizonte, como lo hiciera la familia Bolívar en su tiempo migrador. En ese medio del diario discurrir y apagándose ya el siglo XVIII aparece nuestro personaje histórico mientras despierta a la vida pensante sobre los sobresaltos próximos de una revolución francesa y la interior hispana que no deja tranquilo aquel país aún imperial. Y como este Miguel desde joven para ganar el mundo le llama la atención guerrera como interés normal, pronto ingresa en las filas castrenses españolas y ya en el despertar del siglo XIX, en 1800, busca plaza de soldado profesional donde comienza a forjarse la carrera de las armas, y por ello en 1804 se le destina a servir en la Guardia de Corps española, cuerpo de origen francés por distinción en que sus miembros  estaban a la sombra y custodia del Rey (futura Guardia Real), haciendo allí vida militar en calidad de oficial, siempre al servicio del monarca de turno.

Con ocasión de la Guerra de Independencia española (1808-1814) el vizcaíno De la Torre ya de Teniente y con 22 años encima es transferido a cuerpos de ejército que se enfrentarán con vigor a las pretensiones napoleónicas en cuanto a detentar el poder real de la Casa española, lo que significa cruentos enfrentamientos militares en donde el vizcaíno es herido y preso en Badajoz (Extremadura, 1809), mientras va demostrando sus cualidades y pericia en el llamado Campo de Marte. Luego de liberarse por combatir en Medellín, de nuevo es herido en Ocaña, y así en estos años de combate contra el intruso extranjero en varias ocasiones lucha y remata finalmente esta actividad guerrera en suelo francés frente a Toulouse o Tolosa, en 1814, derrotando a los intrusos napoleónicos en sus aspiraciones maléficas del trono español, mientras asciende en su carrera con una hoja militar sobresaliente que en parte desconocemos y pudiendo estar extraviada por los avatares de tal contienda sangrienta, de lo que apenas sabemos que para el fin de esta  dura y conflictiva gran batalla generalizada nuestro biografiado para 1814 como oficial superior ya ostenta el  grado de Coronel.

Es lógico suponer  que el fin de la cruenta guerra contra el enemigo napoleónico trae como consecuencia un cambio en la estructura militar que ya se rehace, y dentro de esos meses de la nueva organización permanecen a la espera de otras órdenes muchos de esos oficiales que lucharon por el bien de su patria y la Corona. Pues bien, ya para el año y mes inicial de 1815 en su condición militar ante los aconteceres que por la guerra habida dan motivo a los alzamientos independentistas acaecidos en América, donde destacan los horrendos de Tierra Firme (la guerra a muerte), el gobierno español dispone el envío de un ejército expedicionario, sea dicho una flota militar fuertemente armada y de 15.000 hombres para dar frente a los hechos en pleno desarrollo y en búsqueda de una pronta solución al conflicto que busca extenderse  a otras regiones imperiales. En este menester del cumplimiento de órdenes el coronel De La Torre por decisión superior es destinado para que forme parte de esa magna expedición pacificadora,  y así es como Segundo al mando y  Jefe del Regimiento Vitoria, compuesto éste de 55 oficiales y 1.148 hombres de tropa, forma parte de tan importante expedición pacificadora que bajo la dirección del laureado general Pablo Morillo zarpa de Cádiz en febrero de 1815 rumbo al oriente de Venezuela y el 13 de abril llega a Puerto Santo (Carúpano) o sea en los inicios de 1815. Pronto, por los destinos militares requeridos acompaña al general Morillo a realizar el sitio y toma de Cartagena de Indias, de prolongada duración y en el que fenecen multitud de patriotas americanos. De seguidas al interior de Nueva Granada va como Jefe de Vanguardia, ocupando así a Bogotá  el 6 de diciembre de 1815. Ascendido en la escala militar, pasados unos meses en este afán pacificador Morillo destina al vizcaíno para que efectúe la difícil campaña de los llanos  en Colombia y Venezuela, prestando así auxilio a la Provincia de Guayana, por lo que al mando de sus tropas, la División de Vanguardia (1.000 soldados y 800 jinetes),  atraviesa estos terrenos colmados de peligros para luego de recorrer el Casanare y el Apure enfrentarse al terrible lancero venezolano que es el general José Antonio Páez y sus seguidores (4.000 entre infantería y caballería), lo que ocurrirá en la conocida batalla de Mucuritas (1-1817), en la que triunfa La Torre con la hueste monárquica.  Y así continúa el general vizcaíno rumbo a Guayana, en auxilio del sevillano Sebastián de la Calzada y  defensa de esta provincia estratégica..

General José Antonio Páez.
Como  Brigadier de Ejército (1816), La Torre luego protege la plaza de Angostura contra las fuerzas de Manuel Piar y Simón Bolívar, mientras es batido en San Félix (4-817) por el valiente general Piar, combate a Luis Brión y sale al mar rumbo a la isla de Granada. Luego derrota al guariqueño Pedro Zaraza en el combate de La Hogaza (12-817, cerca de Valle La Pascua), donde el valiente vasco es herido de gravedad. Pronto sucede el famoso combate  de Semen (La Puerta, Guárico, 3-818), en que asume el mando interino del ejército español  por la fuerte herida que en combate sufre el General Morillo. Retirado a Villa de Cura La Torre interviene mediante orden superior en el atentado a la vida que sufre el general Bolívar en el sitio de El Rincón de los Toros (4-818). Es por este tiempo cuando en su vida privada el general La Torre enamorado casa en Caracas  el 24 de julio de 1818 con la distinguida dama María de la Concepción de Vegas y Toro, quien era prima de la ya difunta esposa de Simón Bolívar, llamada María Teresa del Toro y Alaiza. Prosigue en la lucha guerrera, hace la campaña de Apure (1819), y en noviembre de este año derrota a Carlos Soublette en el sitio Las Cruces, cerca de Capacho, con resultado indeciso. Ascendido La Torre a Jefe de Estado Mayor, y para las negociaciones que se llevan a cabo en Trujillo con el fin de firmar  los Tratados de Armisticio y Regularización de la Guerra  (11-820) junto a 50 oficiales monárquicos y un escuadrón de húsares que ordena retirar Morillo, La Torre acompaña al Marqués de La Puerta y Conde de Cartagena para la entrevista que ambos altos jefes militares (Morillo y Bolívar, éste con apenas diez oficiales de acompañamiento y sin escolta), sostienen en Santa Ana (Trujillo), antes de regresar al general Morillo a suelo español.

Batalla de Carabobo.
Y porque el monarca Fernando VII finalmente acepta el retiro de América a favor del general Morillo, que regresa a España en diciembre de 1820, éste deja el cargo de Jefe Político Superior y Capitán General de Venezuela en la persona del general Miguel de la Torre y Pando (3-12-820). Pero ya la situación estaba por demás cambiada en América hispana, siendo esta vez irreversible en el campo militar y político, de donde el cambio estratégico gira a favor de los republicanos en buena parte de Venezuela, mientras los realistas se parapetan y repliegan en lugares que aún les son fieles. La estrategia de Bolívar es ahora contender contra el ejército monárquico a campo abierto, por lo que a través de maniobras militares como la dispersión atrae al grueso de esos hombres del Rey para presentar una batalla campal que se efectuará en la sabana de Carabobo con muchos soldados extranjeros a favor de Bolívar y tropas veteranas como de batallones avituallados a favor de la tendencia monárquica aún defensora de los derechos de Fernando VII. El 24 de julio de 1821 se enfrentaron ambos contendores y la lucha terminó siendo a favor de la causa independentista, donde brillaron distinguidos oficiales muchos de ellos muertos en acción. Por la parte española el mariscal de campo La Torre con la tropa diezmada  y ante la superioridad del enemigo ordena retirarse en formación de batallones hacia el cuartel general tenido por La Torre en Puerto Cabello, cuyo despeje marcial y bien llevado cubrió entonces de gloria al ejército hispano en la derrota. Puerto Cabello resiste el sitio mantenido por los patriotas hasta 1823 y en espera de refuerzos, como base de operaciones para la pretendida reconquista  española en el occidente de Venezuela. Entretanto persiste el bloqueo naval  a Maracaibo ejercido por el colombiano almirante Padilla, de donde sin mayor esperanza para continuar en lo imposible  el canario  Francisco Tomás Morales se ve forzado a capitular en Maracaibo el 3 de agosto de 1823, y el 15 sale del país con 7 barcos que lo acompañan rumbo a Cuba. Para finalizar la Historia el 8 de noviembre de 1823 Sebastián de la Calzada sale de Venezuela con los últimos soldados españoles restantes en suelo venezolano, rumbo a España. Así terminó definitivamente esta guerra frontal en Venezuela, con una duración de trece años.

Reina Isabel II.
Como parte biográfica del general La Torre diremos que luego de Carabobo este militar vizcaíno se atrinchera en la fortaleza de Puerto Cabello y en espera de órdenes peninsulares sale para la realista Coro (12-12-21), derrotando en La Vela al coronel Juan Gómez. De regreso a Puerto Cabello a mediados de 1822 ordena al general Francisco Tomás Morales expedicionar sobre el lago de Maracaibo, en espera de refuerzos, cuando el canario Morales es nombrado por el Rey Capitán General de Venezuela, asumiendo así tal mando el 4 de agosto de 1822, mientras a su vez el general La  Torre también es nombrado Gobernador y Capitán General de Puerto Rico, cargo que asume el 8 de septiembre de 1822. Durante su gobierno insular y por méritos en 1824 es ascendido a Teniente General, mientas cumple una labor progresista, creado la Audiencia Territorial de Puerto Rico y ayuda a la cultura nativa, e igualmente socorre a los leales monarquistas de Tierra Firme (Venezuela), como Arizábalo y Cisneros, a través del recordado Intendente José Domingo Díaz, caraqueño establecido en Puerto Rico. La Torre estuvo quince años al mando insular de Puerto Rico, mientras se apacigua la región, gobierno que se prorroga por siete años más mediante el pedimento popular. Nombrado Prócer del Reino (1834), en 1837 el laureado La Torre regresa con su familia a Madrid (esposa caraqueña y siete hijos puertorriqueños). En 1841 la reina Isabel II lo nombra Capitán General de Castilla La Nueva, centro político español, donde tendrá una actuación especial en defensa de dicha Reina. El mariscal La Torre falleció en Madrid el 27 de mayo de 1843. Pero antes de este triste suceso fue condecorado con altas cruces oficiales (4 de fama) como la Laureada de San Fernando, la americana de Isabel La Católica, la honorífica de Carlos III, la Real y Militar de San Hermenegildo, además de ser ennoblecido por la Corona con el título condal de Torrepando, en 1836.