viernes, 29 de noviembre de 2013

ENRIQUE GALVÃO, PIRATA PORTUGUÉS DEL SIGLO XX.

 
 
 
 
           Amigos invisibles. Venezuela siempre ha tenido que ver con los piratas y su alma, por principios deterministas y valga errar quien piense lo contrario, porque para la muestra basta el botón al referirnos a pasados recientes que nos llevan a pensar en Raleigh, en Granmont, Preston y tantos de esa categoría aventurera que vivieron en el mar haciendo de las suyas, sin ser importunados y a lo más se les tuvo enojo pero no un verdadero enfrentamiento con el fin de destruirlos a como diera lugar.  Así nuestro país ha albergado y sigue en ese empeño a cuantos tiburones aparecen por allí con pieles de cordero, pero que han hecho historia  dentro de un concepto de riesgo novelesco o en la propia envergadura del delito.  En los siglos XVII al XVIII aparecieron otros donjuanes pintorescos de esta categoría cuando ya los portugueses andaban dando función por nuestras fronteras, como la vez que dejaron esperando a los enviados españoles y por tres años en las fronteras inhóspitas de Brasil, en lo que tanto sufriera el marino José de Iturriaga y el futuro gobernador marqués Solano y Bote. Pero la cosa a tratar no se quedó allí ya que el concepto de pirata es algo elástico, gelatinoso, blandengue, aterciopelado y acomodaticio que en principio se aplica a muchas situaciones fuera de lo común, donde lo que impera es la viveza y el concepto poco ético de la negociación, como los enredos que  hubo para fundar un portugués a la ciudad de Guanare (Portuguesa) y otros pleitos que por el estilo se vivieran  a lo largo del tiempo en una Venezuela diseñada para lo inexplicable pudiendo en ello entresacar a personajes fabulados (el marqués de Barinas, la familia de Bolívar, Guzmán Blanco, etc.) y tantos títeres o peleles que pueden desfilar para llenar casillas, hasta en el siglo XX. Es aquí precisamente desde donde parte una historia rocambolesca llena de sinuosidades y avatares como producto de esa olla o marmita formada en Venezuela después de la Segunda Guerra Mundial, cuando por causa de la enorme inmigración europea que se desata hacia Venezuela para repoblar a la Venezuela palúdica, aparece en la escena de los hechos caraqueños un marino portugués de simple nombre Enrique Galvão.
          
  Lo del concepto de marino portugués lo he bien expresado porque los lusitanos cargan dentro de sí algún gen que los hacen mirar y sentir el mar  como si fuera de la propia familia, porque lo llevan en la sangre desde tiempos del legendario Viriato y puesto que los herederos de esos pleitos centenarios con los españoles habían sido encasillados frente al mar y en territorio que no era óptimo para el crecer de su población, de donde a los soñadores de “Os lusíadas” no les quedó más camino que el mar, y allí se cuenta que en las islas Azores un navegante lusitano convenció al almirante Colón para viajar al mare nostrum infernal, que como premio heroico resultó ser América.   Debemos aquí hacer un paréntesis en cuanto a la navegación de los mares que primero y en el intento de buscar otras tierras se hacía costeando por los peligros a correr, con una vela pequeña que pudo llevar a este país a las Azores, pero cuando ya al comienzo del siglo de los descubrimientos esos marinos y con el impulso del gran navegante Don Enrique el Navegante que se fija en ampliar la vela de las naves, como de otros instrumentos necesarios para cruzar en los mares, de donde al poco tiempo los portugueses al mando de veleros más amplios como palos propicios,  pudieron darse el lujo de visitar comerciando con el continente africano, lo que le abre los ojos a los marinos lusos para emprender otras conquistas en que le dieron la vuelta a  África por el Sur y de allí pronto instalan colonias de negocios en la India y con el transcurso de los años estos heroicos capitanes llegaron a la propia China por camino distinto al del veneciano Marco Polo, para quedarse allí afincados por los siglos de los siglos de Macao. Sea bueno recordar que los primeros europeos en crear territorios coloniales en Asia fueron los portugueses, así como también fueron los últimos en abandonar tan preciados enclaves, al despuntar el primer día del siglo XXI. De estas resultas queda demostrado el empuje colonial y comercial de los portugueses que dieron la vuelta al mundo en negocios de diversa índole  como la esclavitud o la minería y las riquezas naturales, que los llevó con el andar del tiempo en mezclar su sangre dentro de un mulataje excepcional que domina el Brasil y que en Venezuela por sus riquezas presumidas atrajo y aún seduce a una fuerte colonia establecida portuguesa que dominan en el país rubros importantes como los hipermercados, hotelería, licores, restaurantes, vida nocturna, ventas de vehículos, repuestos,  e infinidad de otros rubros que los llevan a ser la colonia extranjera más importante de Venezuela en cuanto a los bienes que posee.
            Es importante afirmar que después de la Segunda Guerra Mundial, o sea luego de 1945 y debido a la pobreza en que se hallaba Portugal, enfrentado a la carestía de la vida, falta de trabajo y otras causas provocadas por dicha conflagración mientras gobernaba aquel país el dictador pintoresco Oliveira Salazar, quien rogaba a la Virgen de Fátima interceder por él y contra la mengua de sus colonias africanas, por cuyo motivo de enfrentamientos ideológicos y políticos la economía andaba en declive salvo en los potentados de siempre como era el capital de Oporto y los navieros, de donde una gran masa humana que luego se estimó en dos millones de personas debió exiliarse del país para poder sobrevivir, como que así  por miles fueron a sus colonias africanas y algunos a Brasil, donde muchos no eran bien recibidos por los tristes recuerdos de antaño, la manipulación racista existente y la férrea  manera como el ser y existir de los portugueses venidos de la metrópoli europea. Pero como en esos tiempos locos posteriores a dicha guerra mundial en Venezuela ya se vivía del fasto, en medio de una sociedad abierta, en atraso y desprejuiciada, con prontitud la colonia lusitana fue bien acogida, mientras llegaban casi a diario barcos repletos de inmigrantes, eran transportados esta vez por lujosas y amplias aeronaves portuguesas que servían con el doble fin comercial como también mantener una flota óptima y permanente a objeto de transportar tropas, principalmente hacia Angola y Mozambique, que andaban en plan levantisco contra el derechista gobierno de Salazar y porque la  labor de zapa izquierdosa ya había penetrado en aquel mundo chocolate de la negritud, que a la larga sería el principio del fin colonial del férreo imperio portugués.
 
 
En aquel momento caraqueño de los años sesenta se encontraba en esa capital un inmigrante de ese origen europeo, siendo entonces más emigrado político del dicho Salazar que una persona venida aquí para rehacer su vida y su destino. Me refiero en este caso al político y hombre militar llamado Enrique Galvão.    Enrique Galvão era un soldado de prestancia guerrera nacido en 1895 y que como “self made man” había hecho su vida en  medio de vicisitudes conjeturales que lo llevan a ser revolucionario desde 1926, con buena inclinación para la cultura según lo demuestra después (en cierta forma es geógrafo, antropólogo, naturalista, explorador, zoólogo, escritor), y como hombre de recio carácter que pronto en medio de la revolución portuguesa liderada por Antonio de Oliveira Salazar que llama “Estado Novo”, es tomado en cuenta por su valer y en consecuencia para resguardar los intereses coloniales lusitanos se le destina  para ciertos altos servicios en África portuguesa, sobretodo en la rica posesión de Angola donde marca huella por su compostura, bienandanza y porque con la educación que ha adquirido deja verdaderas obras materiales hacia el bienestar de sus habitantes y de dicha propiedad ultramarina. Regresa a Portugal luego de un tiempo pasado en funciones administrativas y militares, con deseos de ayudar a los súbditos coloniales que se mantienen casi en la esclavitud, pero ya en esas nuevas andanzas desde 1947 tuerce su rumbo frente al dictador Salazar y por ello temiendo la cárcel como residencia larga huye de carceleros cuando se ha puesto de acuerdo y apoya las pretensiones presidenciales del disidente general de aviación Humberto Delgado, que alejado del dictador presidente combate desde afuera la dictadura salazarista y por ende a su colega amigo gallego el general Francisco Franco Bahamonde, decide Galvão expatriarse y su primer andar en estos menesteres políticos agresivos es en  los países del Sur americanos y en especial en Buenos Aires, donde en 1959 con el destino político que lleva y realiza se codea con gente política de izquierda, mientras prepara luego establecerse en la ciudad de Caracas, epicentro activo de una rica comunidad portuguesa por lo que con prontitud y de acuerdo con las pretensiones de cambio del general Delgado, recoge maletas y se traslada para residenciarse en esa colorida, febril y  con aires revolucionarios ciudad que al momento es Caracas.
Caracas a comienzos de los años 60 era un hervidero de noticias y una colección de nacionalidades, con las puertas aún abiertas para el ingreso de cuantos extranjeros desearan establecerse en el país, de donde pronto a Galvão no le fue difícil encontrarse con la vasta colonia portuguesa hostil a  Olivera Salazar, como convencer mediante su palabra fácil a muchos de ellos de sus propósitos demoledores en contra de esa dictadura que ya iba para 30 años en el poder. En los encuentros cercanos a la Plaza Bolívar o a la de Candelaria, casi tomada por la colonia española de expatriados, se sucedían conversaciones para acabar al mismo tiempo con esa suerte de gemelos totalitarios  que entonces significaban Franco y Salazar. De allí que con las manos en la masa y porque Venezuela vivía un régimen democrático bajo el comando severo de Rómulo Betancourt, pero entonces lleno de disidencias ideológicas que desembocaron pronto en notables divisiones del partido gobernante Acción Democrática, pues su juventud quería dirigirse más a la izquierda revolucionaria manejada en sus cúpulas por el Partido Comunista de Venezuela, lo que incluía el respaldo ideológico a las ideas sostenidas por Galvão y de este desde luego a las que practicaban los jóvenes izquierdistas en toda la región del Caribe, de donde con su apoyo triunfa Castro en Cuba, se desestabiliza Trujillo en la República Dominicana y el dictador Anastasio Somoza pronto será ajusticiado, todos cuyos procedimientos en pro de una apertura progresista en el Caribe permiten instalar en Venezuela diversos grupos guerrilleros filoizquierdizantes que desde luego estaban de acuerdo en la lucha titánica de Galvão  y a quien le acompañaron entonces valiosos hombres de la emigración republicana española que residían en Venezuela.   
Vistos estos apoyos de importancia encontrados en Venezuela para acomodar su proyecto del secuestro de un buque de pasajeros a la manera pirata, lo que ocurriría de esta forma y por primera vez en aguas del Caribe, el marino Galvão y sus seguidores revolucionarios comenzaron a urdir un plan que en cierto sentido sería el primero de su clase como fue el asalto y toma por fuerza del trasatlántico portugués Santa María, gemelo de la igual nave moderna  Vera Cruz, con un arqueo superior a 20.000 toneladas, perteneciente a la Compañía Nacional de Navegación. Para llevar a cabo ese plan discutido a los altos niveles con exiliados portugueses, españoles y hasta cualquier amigo venezolano de estas conductas románticas de pensar, donde se contaban, porque brillan como cerebro de esta operación llamada como la novia de El Quijote, “Dulcinea”, lo que tiene mucha connotación,  el gallego José Velo Mosquera, viejo luchador antifranquista con trece años de permanencia en Venezuela, quien fungía de segundo Jefe, porque el primero era Galvão, y  el gallego también José Fernandes Vázquez, alias Comandante Sotomayor, militar de escuela, experto para más importancia en asuntos marítimos y ex combatiente en la Segunda Guerra Mundial. La Operación Dulcinea comenzó a desarrollarse a desarrollarse con el apoyo total de sus comandantes y  seguidores cuando 20 miembros del comando operacional una vez pasados los servicios de inmigración y el visto bueno respectivo para salir, subieron a sus camarotes asignados y de seguidas como buenos pasajeros de regreso al Viejo Continente  una vez alejados de la rada guaireña se reunieron sin demostrar peligro para coordinar los detalles finales en cuanto al secuestro de la nave y de su tripulación. La parada próxima a tener desde luego que era isla holandesa de Curazao, no lejos de la costa venezolana, en donde  en la mañana siguiente descienden a esa tierra insular algunos pasajeros mientras el Santa María llena sus tanques de fuel oil o petróleo pesado  en la refinería lugareña para realizar una larga travesía oceánica hasta llegar al destino final o sea a Lisboa. Por conocer muy bien el itinerario de viaje, el despierto Galvão, junto a dos acompañantes allí se agregan a la navegación, para evitar sospechas, y así luego la nave portuguesa emprende el camino marítimo en que se desarrollará un episodio verdaderamente insospechado, hasta por los gobiernos mismos y su tren de inteligencia.
Al día siguiente de esta navegación de altura ya el comando de 23 hombres  que han recorrido el barco para ajustar los detalles finales, en la madrugada del 21 de enero de 1961 y una vez vestidos con los correspondientes trajes para esta operación, como el caso del comandante Galvão que ostenta su indumentaria militar con boina y charreteras  respectivas, suben hasta el cuarto de dirección y en rápido despliegue que ocasiona algún ruido se apoderan del mando de la nave mientras allí sucede una escaramuza con pistolas de potencia, de donde pronto  cae muerto un oficial del barco y son heridos dos marinos más. En cosa de minutos y de acuerdo al plan urdido el Santa María quedó en manos de estos novedosos piratas de mar, mientras Galvão y sus hombres ya al mando de dicho barco proceden a desconectar todo tipo de comunicación con el exterior, por lo que el buque desaparece de las pantallas del radar, sin conocerse lo acontecido y menos si ocurrió alguna desgracia de marca mayor. En este momento de la hazaña y mientras arrían la bandera naviera y enarbolan otra con la palabra “Libertad”, el Estado Mayor del golpe triunfante se reúne para comenzar la larga travesía en que tenían prevista viajar hasta Angola y desde allí con otras fuerzas de combate agregadas e incluso las prevenidas peninsulares, llegar a un acuerdo para poner fin a la dictadura salazarista y al mismo tiempo buscando la salida del caudillo español Francisco Franco que si bien ahora los americanos le ayudaban la situación interna era de penuria y de intensa emigración.
Mientras los gobiernos amigos de Salazar buscaban una salida al conflicto, que todavía desconocían los pormenores,   los tripulantes (350) y los pasajeros (612) se ponían de acuerdo y ante la impotencia de los secuestrados para manejar la situación imprevista con serenidad y porque hasta ahora no se presentaba ningún peligro a sus vidas.  Ya con el andar de las horas y porque algún herido en la trifulca habida podía desmejorar, previa consulta entre los 23 secuestradores se decidió arribar de urgencia  a la isla de Santa Lucía, situada al sur de la francesa Martinica, con la intención de dejar allí al enfermo o herido de cuidado. Para este momento ya cinco naves de guerra buscan con intensidad al fantasma de las Antillas, desconcer5tasdos como andaban, lo que por casualidad fue superado al informar un buque mercante que de lejos había visto a la nave perdida y que pos sus ceuntas podía dirigirse a la isla Santa Lucía, mientras para el momento con las máquinas plenas de acción cinco buques guerreros  ya persiguen a dicho fantasma,  o sea  dos americanos, dos británicos y uno holandés,  andan en su caza por llevar como pasajeros a súbditos de esas naciones. Entre tanto con los medios de comunicación el secuestro del buque portugués como noticia comenzó a dar vueltas en el mundo, magnificando el hecho por lo espectacular de tal hazaña y porque sus consecuencias podían ser terribles. Mas en el intermedio de los hechos y ya para llegar a la isla inglesa de Santa Lucía aparecieron ciertas discrepancias entre los grupos terroristas del secuestro porque entre unos anotaban que ya el mandado estaba hecho es decir recordar la existencia de ambas tiranías peninsulares a la faz del mundo, mientras los más recalcitrantes seguían en el empeño de continuar hasta Angola y de allí a Europa, mientras entre ellos se afirmaba que este último empeño era por demás arriesgado por cuanto para tal larga travesía y sin poder hacer escala  tanto el combustíble como la alimentación, cesarían de abastecer, por lo que entre ellos triunfa la tesis de la entrega de tal operación, de acuerdo a las condiciones que en un acuerdo se cerraran. Entre tanto y ya con los medios de comunicación abiertos por fin se acordó que los secuestradores conducirían el barco hasta el puerto norteño brasilero de Recife, para allí entregar la nave, con la condición expresa que el gobierno de Brasil les concedería el visto bueno de entrada y la residencia de los mismos, sin mayores inconvenientes, todo lo cual fue aceptado para dar fin a este escandaloso conflicto que desde la prensa británica sin excepción hasta la francesa y todas sin para mantenían paso a paso informados a sus lectores de tal acontecimiento expansivo.  Es necesario dejar constancia, que para llevar a cabo los términos del acuerdo firmado entre las partes el almirante americano Allen Smith en un buque guerrero de su país viajó directamente hasta el Santa María a objeto de en tres horas de parlamento sellar los acuerdos, con los debidos protocolos como es menester durante este tiempo que dicho alto oficial estuvo en el paquebote para cumplir su cometido.
En Caracas la comidilla matutina eran las noticias sensacionales difundidas  por la prensa amarillista y otra seria, como EL Universal Nacional, Ultimas Noticias, La Esfera,  el Mundo, que agotaban rápidamente sus ediciones por la afluencia de extranjeros y sus intereses, mientras en el Colegio Nacional de Periodistas de la Avenida Andrés Bello, y los clubs respectivos o bien en la playa Los Caracas, donde los secuestrado res se reunían, mantenían en velo a la población interesada, cuando los miembros de Acción Democrática y Unión Republicana Democrática por sendos acuerdos apoyaron la intrepidez y la intención política de los plagiarios. El resultado final de esta epopeya un tanto soñadora fue que una vez aceptada por Brasil el asilo polít6ico de l0s secuestradores, descartando así el tema de la piratería estos portugueses y españoles descendieron del Santa María en la dicha Recife, con el avenimiento del recién Presidente Janio Quadros, que apoyaba el fin del salazarismo, mientras los ocupantes del buque se desparramaron por el continente brasileño y Galvão vuelto a ser Galvão se estableció en Sao Paulo, escribiendo recuerdos de la hazaña que le dieron vida y esperanza. La muerte se lo llevó en esa industriosa ciudad en 1970. Pero quien salió más perdidoso de este conflicto emocional fue su patrón en el espíritu y motivo o razón de tal lucha, pues poco tiempo después engañado por pretensos demócratas portugueses y españoles llegó a la frontera extremeña con España, y detenido allí en tierra portuguesa fue vilmente asesinado. Piense usted quien o quienes lo mandaron a matar.



viernes, 22 de noviembre de 2013

LA CASA DE LOS TRATADOS

NO  ES LA CASA DE LOS TRATADOS





Amigos invisibles. Es bueno aclarar ante la tendenciosa y errada por falsaria creencia que el criminal Comando “Cuicas”, como debe llamarse este adefesio y no con la K sajona, donde dentro del etilismo y el arrebato mental pensó imponer una “nueva historia” revolucionaria, según acostumbran estos confundidos que tomando el rábano por las hojas no leen y menos estudian con rigor meditativo en referencia a los escritos existentes desde hace cuatrocientos años sobre la vida plural trujillana, palabra cuya desinencia verbal, grafía o toponimia han sido expresadas de diversa manera mediante la ley del menor esfuerzo, o forma usual para adecuar el lenguaje a las épocas con las licencias respectivas, y desde tiempos pretéritos en América que conozca existen cuatro Trujillos de importancia, es decir nuestro Truxillo colonial, de quien nadie así protesta, la segunda y hermosa ciudad peruana que es Trujillo, el Trujillo o villa marítima de Honduras, donde fusilaron sin compasión al negrero William Walker, el pequeño Trujillo en el norte del colombiano Valle del Cauca, por cierto cerca de la histórica Cartago, otro Trujillo radicado en los Estados Unidos y cualquiera menor que se me escape.   Mas como no quiero explicar tantos detalles en clase magistral académica, porque al momento escribo para el pueblo, también agregaré que las páginas borrosas existentes  al respecto acogen cuatro largos siglos en que miles de personas habrán leído entendiendo sobre estas materias locales, por lo que considero un deber  y ante las inexactitudes con carácter de sociedad secreta que riega ese clan alevoso sujeto a un estudio penal, que debo en consonancia ser explícito dentro de esta materia porque es hora de poner las cartas sobre la mesa a fin de dejar el tema en claro, libre de tantos desaciertos e inexactitudes.   Para estos confundidos sin fundamentos reales por ahistóricos yo me pregunto ¿cuántos habrán leído de verdad entendiendo lo que allí se explica mediante  el análisis pertinente a objeto de sustentar tesis que algo aporten sobre los estudios realizados por historiadores y antropólogos como Amilcar Fonseca, Alfredo Jahn, Julio César Salas, Mario Briceño Iragorry, José Jesús Cooz, Agustín Millares Carló, Oliver Brachfeld, mis propios escritos alusivos en que he dedicado tanto afán, Mario Briceño Perozo, Nectario María Pralon, Arturo Cardozo en su concepción novedosa de la Historia, lo existente en los registros públicos de ese tiempo, el Archivo General de la Nación, el Arquidiocesano, el Archivo de Indias, el de Bogotá y Santo Domingo, los repositorios habidos en Mérida, Miguel Muñoz de San Pedro, el escaparate histórico de monseñor Carrillo, la Biblioteca del Congreso de Washington, las universidades norteamericanas (Austin en Texas, etc.), British Museum, Record Office,  las de Oxford y Harvard, y así infinidad de fuentes confiables que con inteligencia, dedicación, sabiduría y sin demagogia inescrupulosa se pueden consultar?.
 

Para este estudio que ahora hacemos sobre fundamentos prácticos, lógicos y deducibles salvo una mejor opción, donde uno se atiene sobre la materia al alcance en tan solemne suceso, como premisa a respetar debemos sostener que nadie, repito, nadie ha encontrado los verdaderos documentos o piezas fundamentales con que se pueda siquiera discutir sobre los antecedentes y consecuentes que pasaron en esos siete días sublimes en que tres designados por el reino de España en calidad de plenipotenciarios, o sea con  plenos poderes para decidir y que obligan por tanto en lo firmado, en relación a los sujetos o temas que se deben tratar y que comprometen de manera indubitable a los mandatarios (España y Colombia)  que representan, en este caso al rival contendiente. De modo que tanto los tres de la parte hispana y los tres de la parte colombiana que venían a su vez en representación de ese nuevo país, cuando la provincia de Venezuela era un departamento de dicho territorio construido en Angostura y validado en Cúcuta por obra y gracia de Don Simón Bolívar, todos entraban a la reunión en calidad de plenipotenciarios y de sus resultas habría de salir un  resultado, luego de largos cuanto duros debates diarios extendidos hasta entrada la noche, con detalles deseados por conocer y quizás en un torneo de altura que hubiera querido oír a cada expositor.
El origen de estos por demás importantes dos tratados internacionales, que dieron validez a los reclamos independentistas de todas las naciones hispanoamericanas, porque allí esos estados nacieron a la luz del derecho  internacional (salvo  Bolivia alto peruana, Panamá y Cuba posteriores, pero acondicionados todos a la doctrina internacional rubricada en Trujillo), lo que obliga a edificar un gran monumento en su memoria, son, pues, de longa data y desde los tiempos iniciales con el descarrilado Lope de Aguirre y otras tentativas de sustituir a los europeos (en el recuerdo viene a mi mente lo tratado en Tordesillas) cuando  estas tierras iban en buena formación y a otros mejores rumbos por los caminos tortuosos de la Compañía Guipuzcoana, el llamado código negrero y los intentos ya establecidos desde cuando Napoleón invade y se posesiona de España, mientras existen conspiraciones del mantuanaje local interesado en su destino de prebendas, como la de 1808, y  se exacerban los ánimos con todo ese trascorrer inusitado por sortario donde pasarán Miranda y el marqués del Toro, los alzamientos de Valencia y cuando aparecen bestias feroces como Zuazola,  Antoñanzas y Rosete, con que en el colapso ocurrido se viene a comprender la Primera República destruida antes de su muerte total con el doloroso Pacto de San Mateo, de julio de 1812, mediante los acuerdos firmados en tiempos tristes y donde por primera vez se sienta la república minusválida ante el triunfante mandón de Monteverde, para después salir corriendo cada uno por su lado previendo que el tenebroso Boves pueda alcanzar a tan acorralados emigrantes.
 La llamada con pasión Guerra de Independencia tuvo altibajos muy destacados, porque entre sus calificativos según el bando que se entienda, fue cierta insurrección colonial que maneja una élite de la tierra cuyas prerrogativas se perdían, pero mediante nuevos cauces estudiados se destapa otro terror escondido que algunos mencionan solapadamente porque buena parte de la población venezolana apoyaba a las Cortes de Cádiz y ese mito secular más fuerte que María Lionza constituía una permanente omnipresencia de la Península en América hispana y su sacrosanta palabra visto todo a través del monarca de turno, esta vez en el débil Fernando VII, porque así se entendía desde las pocas letras a enseñar y porque siempre se dijo a viva voz que las llamadas Indias eran un feudo eterno de los monarcas españoles,  de donde contra esa sentencia celestial no se podía luchar y menos combatir, porque como se dice en estas comarcas solariegas y quijotescas americanas, aquello correspondería a la pelea de burro contra tigre, en medio de una guerra dispersa y original fratricida decretada siete años antes sin medir consecuencias futuras, por el mismo Bolívar y en la ciudad eterna que es Trujillo. Así fue y así aconteció durante muchos meses, cuando al salir de los terrenos conquistados por las ideas de patria, salvo excepción, como se aplica en el caso permanente y doloroso de los constantes desertores, todos en sumisión volvieron al seno familiar de España.   
                 Pero resultó que estas contiendas a uno y otro lado del Atlántico tenían resultados diferentes dado que el grupo al servicio de Bolívar y la visión de sus oponentes caudillos orientales, aunque se adversaran en la práctica y sin entendimiento entre ellos, salvo el caso notable de Antonio  José de Sucre, podían ser como el tío vivo que se cae y se levanta, a través de esa madeja conflictiva que semejaba una guerrilla de aquel tiempo, lo que no se podía aplicar para el caso de España que por siglos combate en sus entrañas, porque fue territorio dominado por bárbaras naciones, por los nacionalismos y regionalismos interiores que manejaban al gusto aquellas guerras de desgaste como la secular mantenida contra los moros musulmanes, y luego el alto costo de una permanente confrontación europea y mediterránea que sostiene esa España diversa en lucha permanente dentro de Italia, contras los turcos, el poderío austriaco que se alargaba hasta los confines limítrofes con Rusia, las guerras intestinas como la de Flandes y en los mismos territorios franceses, que eran un desaguadero de riquezas, el pleito inglés en que interviene Roma porque Irlanda y Escocia caen en manos anglicanas, de donde a su costo y minción Don Felipe II prepara una Armada Invencible que por circunstancias del destino termina vencida y en rotundo fracaso. Esos tres siglos de combate en Europa, que en buena parte absorbe las riquezas de América, dieron al traste con un gran imperio donde no se ponía el Sol y lo que viene a resultar en América en tiempos de Bolívar es ya la sombra enfermiza de aquel poder  inmenso sujeto a presión que entre otras resultantes dominó los mares para sujetar las colonias, que es como se puede ver ese conflicto para el momento en que se lucha dentro de los laberintos y tremedales de América aunque ya desmejorada, pobre, “sola, fané y descangallada” como dirían en lunfardo los argentinos, que ya no es lucha de burro contra tigre, como dije, sino de poder a poder.
Pues bien y continuando con lo tratado y eso sí puede sostenerse porque tiene asideros de certeza, sobre que el autor o detonante verdadero de la independencia de América fue el asturiano general Rafael del Riego, republicano liberal que se alza en Cabezas de San Juan (Sevilla) a fin de que las numerosas tropas prestas a embarcar para América (Tierra Firme) no puedan hacerlo dispersándose, lo que fue considerado una traición vil y en consecuencia detenido poco después para ser ahorcado y decapitado, según sentencia cumplida en la plaza La Cebada de Madrid.    Sobre estas bases diversas del conflicto pendiente y en acción debemos dividir dos períodos del mismo enarbolando cada uno su bandera  de opinión e interés respectivo dentro del desgate que ocurre en ambos bandos, a lo que se agrega que si bien el ejército hispano nacido de las mesnadas antiguas era en buena parte regular y hasta de escuela, por el contrario las iniciales guerrillas patriotas o americanas sin explicar su formación se componían de heterogéneas parcialidades étnicas a veces obligadas en recluta, que es una de las causas por las cuales Bolívar decreta la guerra a muerte dentro del salvajismo fratricida que imperaba entonces, apareciendo por consecuencia una cohorte de líderes abstractos con grupos adheridos y entre ellos recordamos al principal Mariño, a Bermúdez, José Félix Ribas y al ajusticiado Piar, entre una confrontación constante de las nacientes facciones donde cada uno a su manera pugnaba por el poder.     Dentro de este grupo de oficiales de abajo, venidos del montón, de la fuerza connatural, donde el escenario de la traición era común, ya sabemos que quien triunfa en estos menesteres es el acomodado mantuano que hoy llamaríamos conservador, de buen pensar y que miraba lejos, porque entre las piedras del camino supo imponerse mediante argucias y el gesto de la palabra, para dirigir esta guerra entre hermanos que por demás fue dolorosa y redujo la población existente a la mitad.
En cuanto al poder español ya mencionado si bien triunfó en su guerra interna contra los franceses ocupantes, fue el propio Napoleón Bonaparte con sus ideas expansionistas quien de forma indirecta pero segura abate el dominio hispano en otra guerra cruenta, que dejó a los peninsulares en una situación de emergencia, al extremo que el descarado Fernando VII hizo lo que tenía en mientes luego de la derrota del francés, rodeado de una corte picaresca, aduladora donde se incluye a los pícaros y con el firme pensar borbón de sostener el reino que se prolongaba hasta América, Filipinas y otras zonas de ocupación, no sabía qué treta inventar para sobrevivir en cuanto al tesoro disminuido por demás, ya que realmente estaba exhausto. De allí el conjunto de dificultades que tenía este rey cacaseno a objeto de firmar la aceptación constitucional a que lo obligaron las Cortes de Cádiz, porque él como es lógico suponer era conservador y las Cortes gaditanas a pesar de las diferencias fueron liberales de por sí, con ideólogos que digerían los postulados franceses revolucionarios, lo que a la postre dieron al traste con la mayoría retardataria de las colonias españolas en ultramar.  En este tejemaneje de la política y por cuanto los feudos provinciales ultramarinos en algunos momentos demuestran fuerza que implicaba un peligro cierto en cuanto a los intereses coloniales y en juego e incluso de la misma Península, ya sellado el período de las matanzas y porque triunfa España con la enorme colaboración inglesa, que no se debe olvidar, dentro de ese conflicto suscitado para lo posterior aparecen nombres de guerrilleros y sujetos del común que dejan una huella o impronta buena de recordar y entre esos algunos descuellan libres de pecado en cuyo seno aparece un humilde zamorano héroe en la contienda pasada y que por razones de oportunidad el ejército en boga y la Corona manejada por Fernando VII, visto ese ejemplo contundente de valor resuelven enviar al mando de una expedición ultramarina y guerrera hacia Tierra Firme (Venezuela),  a Pablo Morillo Morillo, que por circunstancias guerreras necesarias se extenderá hacia la Nueva Granada.  Es así como este plenipotenciario en materia militar llega frente a la isla de Margarita y pronto con férreo manejo militar asume la dirección de dicho conflicto bajo el mote de “Pacificador”, que en principio lo era y que luego cambiará de posición.
Experto marinero y héroe de la batalla de Trafalgar, Morillo viene a las Indias en calidad de Comandante en Jefe y con una oficialidad brillante producida en la brega de campaña por causa de la contienda hispano francesa. Llega a Venezuela a principios de 1815,  al frente de 15.000 soldados veteranos y donde es muy bien acogido, aunque por acasos del destino la nave capitana que trae un inmenso parque con que luchar, hace aguas y se hunde con todo ese material valioso frente a la isla de Coche, de donde Morillo de inmediato debe ingeniárselas para el sostén de los suyos a objeto de cumplir el cometido dispuesto.    Durante esa campaña que emprende el zamorano si bien toma medidas exageradas por causa de la guerra, los críticos de su permanencia en Indias lo consideran haber puesto en peligro permanente a los adversarios facciosos o insurgentes, que en verdad lo eran dentro de un estado de derecho. Por el lado patriota de la guerra el caso era más complicado, debido a las deserciones y pugnas habidas  entre los propios jefes militares extraídos de diferentes orígenes de la sociedad, con el comportamiento correspondiente y porque el gobierno español de la provincia como corresponde a un gobierno militar, mantuvo en la raya  a los diversos grupos patriotas que se peleaban incluso entre sí, y donde desde luego el poder de mando bolivariano fue deficiente por la oposición interna mantenida, al extremo de haberse dividido el país en dos porciones, el de oriente y el centro occidental.    A ello se suma como dije el visto bueno popular por parte de las castas sociales que reconocían mejor a los valientes soldados españoles o realistas hechos en larga brega de la lucha y no en cuarteles adentro sino en el campo de batalla, sobre todo desde 1813, donde podemos recordar en esta vertiente de empecinados soldados al canario Monteverde, al émulo de Páez llamado José Yáñez, y a alguna oficialidad que combate cuerpo a cuerpo como el digno Correa, el caudillo Boves, otro canario que es Morales, y distintos valientes del lado contrario quienes manteniendo su encomio acabaron poniendo fin a la primera república bolivariana en los sangrientos sitios de La Puerta.
Al ingreso de Morillo  a Venezuela el país de Bolívar y los suyos andaba en serios y diversos aprietos, sosteniendo un campo de guerrillas dispersas, peleándose entre sí, muchos migrando principalmente a cercanas islas francesas, inglesas, danesas y holandesas del Caribe, y otros se mantenían  renuentes a proseguir la guerra que consideraban perdida, a partir sobre todo  de los mencionados combates de La Puerta.    El descorazonamiento era bastante, a lo que se suman los reveses ocurridos.      Pero llegó una tabla de salvación como caída del cielo, representada en la persona física y militar que de un principio con sus impresionantes cargas lanceras de a caballo en los llanos del país, se perfila como el ganador de la contienda, mientras Bolívar en la pasión de estadista a su manera mantuana anda lleno de discursos e ilusiones que comenzara adecuando la pluma a las circunstancias cambiantes, lo que se hará palpable a partir del Congreso de Angostura. Para 1818 los patriotas se mantienen en franca pérdida territorial y arrinconados entre bastiones pequeños, pero el capaz Bolívar se da cuenta que la guerra ahora no puede triunfar en el ejercicio de la espada sino sobre la lanza llanera del general Páez, por lo que entonces busca presuroso una entrevista con este centauro popular, reunión habida de consuno y rapidez acaeciendo este conocimiento personal en el hato apureño Cañafístola (1818), sitio donde Bolívar comprende mejor a Venezuela y acepta a quien de la parte patriota y frente a la sangre por derramar será el puntero de esta contienda sin cuartel que en sus cargas mortíferas ahora corresponde a José Antonio Páez, mientras Bolívar se refugia más en el pensamiento y el llanero triunfante recupera los ríos, las amplias sabanas y territorios y la mayor parte del país que había vuelto a manos españolas.
Pero la desilusión de Morillo no tardaría en llegar cuando recibe mediante orden del Rey Fernando, una misiva ocasionada por las resultas del alzamiento de Riego junto con el oficial Antonio Quiroga, que sumado ello a la pobreza de España y su tesoro exangue le obliga ordenar al general Morillo, quien tenía controlada buena parte del país, a pasar por encima de sus triunfos para  luego del casi infarto que sufriera y de un sonoro ¡Carajo¡ que emitió a todo pulmón, ordenar el envío de cartas alusivas hasta el campo enemigo con el fin de llegar a un acuerdo pretendido o sea para buscar la paz. ¡Qué desgracia, qué desilusión¡ cuando en sus adentros tenía ganada la guerra contra los insurgentes. Sin embargo ya pasada la angustia o el dolor y como la orden era para cumplir de inmediato, en consonancia Morillo despliega a subalternos mediante sistemas de inteligencia para detectar dónde se halla Bolívar, quien al recibir tal misiva oficial debió bailar solo, como lo hizo en otras ocasiones, por ejemplo en Ayacucho.     El tiempo pasó en corre corre de ambas partes, ya que Bolívar tenía planeado seguir una temporada por los llanos, como Calabozo, mientras se cruzan misivas oportunas y Bolívar sigue jugando a ganador, que lo lleva hasta San Cristóbal en un juego caza ratón. Finalmente casi a fines de 1820 el caraqueño se compromete para que Colombia entre en conversaciones con España en la ciudad serrana de Trujillo, a objeto de lo cual el ennoblecido Morillo ha designado tres plenipotenciarios absolutos e incorruptibles que fueron en aquel cruce de correspondencia Don Ramón Correa de Guevara, Capitán General interino, quien preside la Comisión y es coronel fogueado en esa cruenta guerra, que a la vez era de una amistad grande con Bolívar, pues su suegra, Doña Inés Mancebo, lo había amamantado al nacer. El otro en comisión por Morillo correspondió a Don Francisco González de Linares, factor principal en  la conspiración mantuana de 1808, asturiano y comerciante de renombre como defensor a todo trance en sus ideas de la monarquía española, y el último en nombrar comisionado y plenipotenciario fue a Don Juan Rodríguez del Toro, Alcalde constitucional de Caracas, familiar del Libertador y hermano del mantuano adinerado Marqués del Toro, quien junto con Juan habían vuelto al redil monárquico y hasta exigen perdón real para poder regresar del exilio al país.     Como respuesta a estas designaciones monárquicas el general Bolívar a nombre de Colombia por él presidida nombró a su vez al ilustre general de brigada Antonio José de Sucre, militar de entera confianza y hombre de gran valer en América Latina que luego sería el héroe de Ayacucho y el procónsul de Bolívar en la recién creada Bolivia, y quien vino a reemplazar a Rafael Urdaneta en la proyectada y exitosa Campaña del Sur, porque este marabino se hallaba enfermo de cuidado debido a cólicos renales, que finalmente y pasados los años lo llevarían a la muerte. El segundo designado en la función plenipotenciaria correspondió al caraqueño teniente coronel José Gabriel Pérez Quero, de larga actuación en la Guerra de Independencia, que fue su Secretario por años (1820-1826) en diversas oportunidades, hasta en los conflictos del Sur. Debió encargarse de la Secretaría correspondiente a la delegación colombiana, por su capacidad en estos difíciles y complicados trabajos, como en la redacción de las Actas respectivas bajo el acuerdo de las partes y sobre las bases presentadas por la misma delegación colombiana  con la supervisión del general Sucre. Y el tercer plenipotenciario que nombra  Bolívar para estos menesteres correspondió al barinés Pedro Briceño Méndez, vinculado a su parentela, de estrecha relación con el general Sucre,  que estudiara en las universidades de Mérida y Caracas, de familia  distinguida durante el tiempo formativo de la patria, militar incorporado como Secretario permanente a la asistencia del Libertador y que ocupa un importante historial guerrero al lado de Bolívar dentro y fuera de Venezuela (Campaña del Sur) hasta casi la hora de su muerte.
Por fin las fechas se acercaron  al encuentro de Trujillo en calidad de sede escogida, que debió engalanarse para tan magno acontecimiento continental.      Como punto primero a solucionar tuvo que ser todo lo concerniente a los comisionados de ambos bandos, es decir al alojamiento y confort necesario para satisfacer sus estadías.    A este objeto fuera de las personalidades delegadas de la ciudad a fin de establecer un calendario de fechas y de actos a realizar, lo primero y más importante debió ser el acomodo de los delegados monárquicos que iban a convivir una semana diplomática (21 al 27 de noviembre de 1820) en esta ciudad de Nuestra Señora de la Paz, como se llama, que por ende en dicha ocasión ipso facto procedió a enterrar formalmente el terrible Decreto o proclama  de la Guerra a Muerte, expedido siete años antes en la misma urbe y en una madrugada de terror por el mismo Bolívar, quien ahora junto al Estado Mayor había estacionado sus tropas (3.000 soldados) a poca distancia de las del general Morillo (2.000 infantes y 200 caballos), en el sitio de Sabana Larga, correspondiente a lo que hoy se llama La Cejita y cerca del actual aeropuerto valerano.     Para ese momento cumbre el general Bolívar que junto con Morillo a través de correspondencias ajustaban algunas bases de los tratados, previsivo el caraqueño y temiendo cualquier atentado o revés se adelanta y escribe al general Rafael Urdaneta que si algo le ocurriera en esas fechas de los Tratados, él debía encargarse de la continuación de la guerra libertaria.      
 Los comisionados españoles en conjunto provenientes del  monárquico Carache, cuartel provisional del ejército español y sede también del Jefe del Ejército Expedicionario dirigido por el Pacificador Morillo, junto con numeroso equipaje oficial, guardias de seguridad y personal encargado de las acémilas correspondientes, a través del empinado  camino real de los Higuerones y Santa Ana bajando por  Mocoy antes del medio día del 21 de noviembre  en caravana llegaron a Trujillo, donde les esperaba una espléndida acogida por parte de los funcionarios patriotas designados al efecto, las autoridades locales y un público que se invita para este recibimiento ajeno a toda confrontación y lleno de amistad.     De seguidas y con el tropel de caballería andante la comitiva junto con los invitados oficiales se dirigieron a la principal calle del poblado, donde residían muchos de los mejores establecimientos mercantiles y familias, o sea la llamada Calle del Comercio o de los catalanes, donde se preparara para su residencia la amplia casona de dos pisos y balcón establecida en la primera bocacalle de la llamada Cruz Verde cruzando arriba hacia  el camino reinoso de Nueva Granada, o Casa de los Muñecos, llamada así porque en su exterior lucía pintadas unas figuras religiosas desnudas portando espadas, con la Santísima Trinidad encima y debajo del cañón de dos aguas, sitio que había sido escogido por la Junta designada al efecto y porque ese caserón pertenecía al español malagueño y godo de pensar Don José de Gabaldón (confinado en Trujillo, donde casa, por las disputas que mantuvo en Caracas con el sevillano Capitán General Juan de Guillelmi) que acaso no la ocupaba sino Don Pedro José de Maya, éste pariente cercano del presbítero Manuel Vicente y de Juan José de Maya, yaracuyanos ilustres, próceres y ambos firmantes del Acta de Independencia.     Como era de esperar  allí con las comodidades del caso y algunos finos muebles prestados, porque el mobiliario de calidad entonces no era muy importante y al tiempo que escaso en esa época, pudieron desmontar el nutrido equipaje que traían como las ropas de ocasión por las visitas y homenajes a tener, prendas interiores, perfumes, armas personales de calidad, papelería, libros, espadas, botas altas, casacas para fiesta, algunos licores a ofrecer, obsequios personales, vinos de calidad y todo lo concerniente a un distinguido delegado, como que cada uno llevaba una representación especial desde el Monarca derivada.
En cuanto a la comitiva oficial de los patriotas  enviados por Bolívar y en calidad de plenipotenciarios representantes de Colombia,  se hospedó con holgura y finas atenciones entre apreciadas familias trujillanas.  Y en definitiva como lugar de las sesiones de tales comisionados se escogió la casona en forma rectangular con amplio terreno trasero destinado a las caballerías y ubicada en una esquina de la Plaza Mayor, arriba de la Iglesia Matriz y frente al concurrido Estanco del Tabaco, que funcionara en tiempos coloniales y luego durante la república instaurada. Dicha casona propiedad entonces de los gemelos vecinos señores García, fue conocida y mejor recordada por quien esto escribe, donde viviera junto a mis padres y hermanos entre 1936 y 1938, lo que da certidumbre a la fuente primaria, y era holgada, con dos espaciosos por amplios cuartos que daban a la calle mediante el corredor de ingreso y las cuatro ventanas exteriores, con dos patios atrás y extensas galerías de diversos usos, mientras en un salón o sala principal despachó la comisión española con su tren de secretarios, escribientes y otros empleados, que debió ser el local situado en toda la esquina de dicha plaza, y la otra sala de trabajo donde funcionaría el tren de empleados  republicanos, debió quedarse con el despacho acondicionado y establecido más arriba de la calle, fuera de las demás dependencias interiores expeditas y el solar atrás destinado como dije a las caballerías que a diario salían para rendir informes a Morillo y a Bolívar, en Carache y Sabana larga, respectivamente.     Estas comisiones bilaterales cumplieron su función a plenitud una vez aprobada la agenda a discutir, trabajando desde la mañana cada grupo y para preparar la otra sesión de la tarde, con el intervalo del almuerzo y la siesta respectiva, durante esa larga semana diplomática (21 al 27 de noviembre) donde mediante los pros y los contras intercalados se defendieron puntos minuciosamente debatidos por los plenipotenciarios y se entendieron como en casa de familia los temas a tratar en cada día, mediante el cronograma temático previamente elaborado, salvo en el tercer día que fue duro en los planteamientos adversos porque Colombia aseguraba negociar de potencia a potencia, lo que por interpretaciones y detalles exhibidos de la contraparte estuvo a punto de romper la negociación, pero gracias a la sabiduría de Sucre que supo solventar sin estropicios el debate, se volvió al tema  de las conversaciones y los acuerdos. Y por fin, el sábado  25 de noviembre de 1820, día de júbilo para la libertad de América y la independencia de los países hispánicos que la componen y trabajando arduamente hasta las diez de la noche, a la luz de las velas y candelabros, como acaeció en el día anterior, se dio paso definitivo  a esta gestión diplomática suscribiendo en la noche el primero de los dos tratados (armisticio) y luego el de regularización de la guerra), gestión que está escrita en los anales de la diplomacia y de la Historia universal, momento cumbre en que dentro del protocolo se brindó por el éxito obtenido en la labor de esta negociación. En el entretiempo de dichas fechas de trabajo y antes del inicio preparatorio el mismo Libertador Bolívar estuvo una vez de paso en Trujillo para guardar distancias y seriedad, residiendo en la casona y como huésped preciado de Don Jacobo Roth, entonces delicado de salud (murió el 31 de julio de 1822 por la misma causa), y yerra el circunspecto O’Leary al no citar fuentes fehacientes sobre una supuesta permanencia de Bolívar en casa del enfermo delicado), y no visitó más la ciudad  en esa temporada por causa de una diarrea molesta que le ocurrió en el campamento de Sabana Larga, como el propio Bolívar lo escribe en una correspondencia del momento.
En conclusión debemos afirmar que los Tratados de Armisticio y Regularización de la Guerra fratricida que se llevaban a cabo fueron suscritos sin lugar a dudas y por recuerdo histórico comunal en cadena que proviene de aquel tiempo,  en ese inmueble esquinero de la hoy Plaza Bolívar (para mejor constancia histórica de ello el camino lateral a esta casona que asciende hacia el cerro trasero de la casa desde entonces y para magnificar la fecha se le llamó  Calle Regularización, y ahora también se denomina calle de la Regularización, lo que deja inobjetable este nombre, que recuerda lo tan importante allí ocurrido), cuyas firmas por ambas partes de la plenipotencia allí se calzaron conjuntamente para los dos tratados, en los respectivos documentos con sus varias copias a utilizar y según consta en la placa de mármol allí instalada de tiempo atrás como hermoso recuerdo republicano. Y para darle el ejecútese de ley  por parte de cada delegación una de las tantas copias debidamente rubricada se envió a Su Excelencia el Libertador a Sabana Larga, que la firma de inmediato para dar así el visto bueno ejecutivo que es ahora beligerante, y la otra copia igualmente se destinó con los rigores de ley entonces vigentes y la premura necesaria, a Su Excelencia el Conde de Cartagena y Marqués de La Puerta, Don Pablo Morillo Morillo, para que la firmara de igual manera en canje de instrumentos oficiales y obligando así a la Corona española, en su cuartel general establecido en Carache. Lo de la entrevista posterior de Bolívar y Morillo en Santa Ana fue algo “off the record”, de amistad, sin formar parte de la agenda, para beneplácito de ambos contendores.
He dejado pues, muy en claro todo lo relativo a esta Semana Diplomática, donde España reconoce de hecho y de derecho la beligerancia de los republicanos, transformando así el concepto de guerra establecido, que abre las puertas como he dicho a la liberación total de las antiguas provincias españolas americanas.    Sin embargo queda un importante tema a resolver y de carácter material, o sea que ni el Gobierno Nacional de Venezuela, ni el del Estado Trujillo, ni ninguno ha tomado empeño en buscar donde sea todo el contenido de las actas y papeles que salieron a relucir de tan importantísima reunión, estén donde estén, porque de la parte española los documentos y  sus copias fueron enviados con seguridad a la Península, sin que quepa la menor duda, y de la parte venezolana que de seguidas arrecia la campaña militar en varios frentes, a pesar de los embates de la guerra en función esos documentos en originales o las copias de oficio deben reposar en los archivos de Colombia a donde fueron enviados según correspondía, perdidosos estos como igual ocurriera en su momento para con el Acta de Independencia de Venezuela.        Es necesario disponer de esfuerzos inauditos a objeto de encontrar estos documentos fundamentales (Archivo Nacional de Colombia, sección Venezuela, correspondencia diplomática,  documentales en  la Biblioteca Luis Sánchez Arango, etc, etc,, en los Estados Unidos, Inglaterra y en España, donde con toda seguridad aparecerán mediante un rastreo de expertos (Archivo de Indias, Archivo de Simancas, Biblioteca Nacional, archivo del Palacio Real, diarios españoles de circulación, Biblioteca de la Real Academia de la Historia y su monumental diccionario recién impreso,  Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores, Archivo del Ministerio del Ejército, Archivo de la Marina, correspondencia especial de esta guerra y otros caminos seguros para encontrar copias auténticas de esos documentos y las Actas aprobadas de tal discusión, que son indispensables en la Historia de Venezuela, como de los demás países implicados.    Igual investigación debe hacerse en otros repositorios documentales europeos o americanos (Biblioteca del Congreso, Washington), referidos a la América Hispana.
Una vez aclarado totalmente lo ocurrido en Trujillo y en relación a la por demás errónea cita donde se señala que dichos tratados fueron firmados en la Casa del entonces enfermo de cuidado  Roth  (he dicho que falleció allí meses después), se cae por propio peso esa invectiva poética de un seudogrupo local sensacionalista, y por el equívoco o malentendido de O’Leary, que no cita fuentes de su aserto (el irlandés tampoco estuvo en Trujillo durante  ese tiempo).  Vamos pues a dejar el trabajo histórico hasta aquí, que ya he tratado en otra oportunidad y puede usted revisarlo en  este blog, aunque sin los detalles presentes. Los creadores de truculencias históricas, manipulaciones surrealistas, mentiras y monsergas falsarias de la historia regional andan presos o subjudice con muchas acusaciones penales como debe ser, teniendo un copioso expediente por delante. Ahora falta que el afanoso gobierno local para corregir el adefesio reponga mediante otro Decreto alusivo emanado de la Procuraduría del Estado, la realidad de esta Historia eterna.
Pueden verse al respecto en mi blog referido  “De cómo España reconoce la libertad de América”, publicado el 3 de diciembre de 2011, y además el libro de cabecera “Orígenes trujillanos”, de Amílcar Fonseca, Tipografía Garrido, Caracas, 1955.  

martes, 12 de noviembre de 2013

EL SÍNDROME TRUJILLANO DE ESTOCOLMO.

 

           
            Amigos invisibles.  A buen entendedor pocas palabras, y así lo recuerdo porque es hora de abandonar la calma chicha, los disimulos, las posiciones cirquenses, los manejos bipolares, la comodidad de comulgar con dos frentes, los jueguitos amañados, las máscaras acomodaticias y tantos lastres que pueden ocurrir dentro de una sociedad pequeña en que todos se conocen, para sin temblar en la sentencia, como lo señala el maestro Gracian, se dignifique al hombre justo y sabio, pero también  condene a quienes a través de la maldad, la ignorancia punible y el afán de lucro insincero han dañado de manera ostensible a esa misma sociedad que otrora los cobijara con aprecio aunque ahora los desprecia, para sentar así un precedente de honradez y de sabiduría en forma por demás ejemplar, cuando se les condene por su desvergüenza, calamidad y desfachatez inigualable.

            Y en esto me refiero a las personas que a través de grupos criminales dirigidos y mediante toda suerte de argucias detestables han provocado la ira social de esa comunidad andina, refiriéndome a Trujillo, y por cuya razón mantengo esta gran cruzada social contra la corrupción en grado superlativo y contra el desgaste de la tranquilidad que existe en el seno de sus habitantes que por antonomasia son pacíficos, con cuya idea inicial se entienden las familias de esa localidad y sus contornos. Todo esto lo señalo cuando el expediente e investigación sobre tales hechos y personas involucradas debe andar adelantado, con nuevas pesquisas, descubrimientos, sospechosos en trance de ser imputados y toda esa maquinaria que un juez probo como sus ayudantes han puesto en función para que resplandezca la verdad verdadera, sin ningún descuido y menos utilizando artificios de colaboración a favor de los presuntos inculpados, que en su totalidad lleguen a aseverar que estos bribones pandilleros incursos en seria investigación que se hace a fondo y para mí convictos por tantas pruebas directas e indirectas existentes que no se pueden esconder, sean premiados en tales casos y puedan salir del tribunal todos, es decir los que apenas están detenidos y los que faltan porque las verificaciones pertinentes van acumulándose, salir digo del tribunal que decide mediante argucias a la majestad de la ley, repito con la frente bien alta, inmutables y sonrientes, saludando a todos  al estilo Alfonso Capone, mientras el pueblo, todos los que hemos ahondado sobre tan siniestro caso que quedará de horror en los anales de la vindicta pública sí así fuere el proceder y que nunca pueda borrase la mancha de estos hechos, como por ejemplo se recuerda el paso y actuación delictiva del pirata Granmont en Trujillo, a casi 335 años de haber ocurrido tal desgracia. 
           
 
 
 
             Sobre ese suceso delictivo que mantiene en vilo a la sociedad trujillana, como nacional e internacional porque leen y discuten sobre el blog de manera continua, se menciona al voleo y en espera de su resultado judicial en este paso que antes de los 45 días después de la decisión previa se debe dar, que lo ocurrido hasta ahora es un pase de factura, de un  grupo para con otro, o que es algo manejado por el gobierno tras corrales para evitar que dicha pandilla asuma ciertos cargos municipales delicados en la propia capital trujillana, o que con ello se pretende acallar la opinión para que el colectivo no tome en cuenta ni recuerde la desastrosa gestión gubernativa anterior inmersa en una colosal corrupción, tan denunciada y atacada ahora por el gobierno central,  donde entre otras perlas a ensartar se daban numerosos contratos públicos a dedo con empresas inexistentes o de maletín, para que en las primeras de cambio por el robo descarado dichas obras ayunas de cemento, cabilla y dirección calificada (ejemplo, la carretera de Trujillo a Santiago o la de Trujillo al Monumento de la Paz) se destruyeran con cualquier aguacero, lo que debe ser averiguado de urgencia y a fondo tanto por el Ministerio Público como por el  Poder Judicial. Pero no solo allí termina esa especie de bisbiseo colectivo y acusatorio que corre pero no se olvida entre las calles de esa capital, cuando además se expresa entre conocidos que a los presos los pondrán en la calle antes de las elecciones municipales, que dentro del pesimismo consecuente a la postre no se va a hacer nada contra estos forajidos y que como si estos no fuera suficiente otro corre corre callejero  se refiere a que en el fondo todos ellos y los que faltan por detener están protegidos desde Guarenas por el gran capo mayor o porque algunos parientes de los detenidos haciendo de cómplices se refugian en esa concepción sanguínea para correr la voz y el sentimiento que son personas intachables, lo que yo me resisto a creer y porque conozco de su integridad y deseo de mejorar acaso en beneficio de los habitantes.
            Vamos a recordar ahora algunos hechos y circunstancias que no se pueden esconder en cuanto a la pronta decisión acusatoria que debe tomar el Ministerio Público y un juez, evitando así que el castigo consecuente de la ley dado el incumplimiento dentro del término que se acuerda por la misma (prescripción, pasados 45 días sin decidir) sea nugatorio, lo que conllevaría en principio a la libertad de tales delincuentes, de lo que también se comenta, hasta con pelos y señales. Como la razón dicta que eso no va suceder dado que lo que se ventila no es un pase de factura contra estos descomedidos que desacataron consejos de buen vivir y en consecuencia están detenidos por alevosos, debo iniciar esta parte del trabajo investigativo, reconociendo que desconozco toda la búsqueda de datos precisos que al respecto mediante pesquisas y otros elementos fundamentales hayan practicado los organismos policiales al respecto, que han mantenido en vilo a la población, sino que para un más claro entendimiento de lo ocurrido debemos dar inicio con el capítulo de las autorías, donde los jueces habrán de precisar en los detalles legales. Vale decir que comenzaremos con la certeza de tales hechos ilícitos, que son muchos y hasta probados, para ir descendiendo en la gradación delictual, hasta los autores menores y cómplices diversos en esas fechorías.  
            LOS CAPOS MAYORES. Este aparte  inicial y con pruebas concluyentes que mediante la mecánica argumentada inducirán al juez para someter a juicio según se desprenda de las actas, como pruebas a recoger, testimonios, inspecciones y deducciones respectivas y otros instrumentos necesarios, vale decir en este caso ser llamado a declarar con preguntas precisas y según se recabe en el expediente. Me refiero en este caso al GOBERNADOR del Estado para el tiempo de la comisión de estos hechos nefastos, ordenados por él en su condición de Gobernador, en lo que se incluye el decreto ordenado y emitido por el Procurador del Estado, incurso en la autoría. Con su firma estampada para dar validez a los hechos no podrá negar lo suscrito por él o sea lo que tiene que ver con los detenidos Flores, Rosario y Gudiño, profundizando al tiempo toda la investigación necesaria en cuanto al apoyo conocido, reiterado y permanente que en cuanto a la comisión de los hechos ilícitos se cometieron bajo su amparo, de lo que incluso existen muchas pruebas, hasta existentes en declaraciones públicas y en la prensa regional.
            Igualmente y por la misma onda de los hechos existe toda una serie de pruebas que incriminan al  DIRECTOR DE EDUCACIÓN del Estado en ese tiempo que señalo, mano derecha y ejecutora de las decisiones del Gobernador del Estado, como del mismo  modo  consta, con lo que de hecho y de derecho andan incursos en los mismos delitos y responsabilidades. Sobre este exfuncionario se comenta (preguntándoselo a él mediante un cuestionario específico) que por orden de su inmediato superior se sufragaba con partidas y cantidades de dinero para sostener la banda o anillo ejecutor y cercano de algunas doce personas que hacían y deshacían por órdenes superiores y pagadas sin ser empleados públicos, con que se dañara perjudicando el patrimonio del Estado. Finalmente y por estas mismas cuentas y órdenes toda esa banda de sumisos y lavados mentales a que me refiero con la buena fe presumida fueron enganchadas como empleados públicos, que entre el Centro de Historia y el Ateneo de Trujillo llegó a agrandar la lista de estos mantenidos algo así como en 40 personas.
            El tercer capo de esta serie y más comprometido corresponde al CRONISTA TRUJILLANO, que por sus vinculaciones con estos mencionados en las prebendas era retribuido con dinero, bienes e inmuebles de lo que ya se ha hecho mención. Este funcionario inmerso en una larga y reiterada corrupción que le deja capital (por  ejemplo peculado, doloso propio, etc.) durante el manejo a su entero albedrío y apoyado por el Gobierno regional de entonces y en especial el nefasto funcionario que lo comandaba (hubo en los tiempos iniciales de la independencia como gobernador de Trujillo y de la parte monárquica un  verdugo llamado Manuel Geraldino, feroz, alocado, cobarde  que no se ha podido olvidar por los horrores cometidos que hizo), de donde con esas aparentes ideas trasnochadas que en el mundo se cerraran a la caída de la Unión Soviética (1991) y cuyos espasmos epilépticos aún se mantienen en Cuba por obra de la senilidad absurda, porque para ejemplo de tal cambio China dentro de sus planes ahora capitalistas  acaba de anunciar que 200 millones de personas de su extenso territorio pronto tendrán de qué vivir y en una forma holgada, de donde este funcionario de que hablamos ha sabido usufructuar su posición recibiendo harto provecho de la doble vida que con ese gobernante mayor llevara, cuando acabó prácticamente y desvalijando para vender a un mercachifle inescrupuloso estas materias tan sensibles al pueblo trujillano, y por cuya razón está detenido, aunque por argucias sofisticadas de sus defensores contratados ahora alegan un subterfugio tan común en las cárceles como es el tema de la presión arterial, con que por ello se mantiene vigilado en las instalaciones del Seguro Social. No ha habido persona que haya hecho mayor daño a la colectividad trujillana no solo con sus locuras desatadas, sino por el robo y destrozo del propio corazón de la urbe, que se refiere a la tradición, a su arte, a su lenguaje cultural y a otros instrumentos del alma regional de los cuales muchos se perdieron, cuando otro de su misma condición lo dirigiera para hacer tamaña hazaña bandolera, que ni la propia riqueza que éste ahora ostenta  le puede lavar la cara.
            Y es oportuno ya hacer mención de este CAPO EXCEPCIONAL y sofisticado de buen conocimiento en el medio de la tinta, el papel, las obras de arte, los billetes verdes y otros presuntos delitos como el mismo declarante reconoce en una confesión en esta sociedad de cómplices existente que nada le favorece y demostrando  a las claras su intervención consejera y societaria  en el desfalco cultural, según se puede colegir en algunos de sus negocios, como la cesión  simulada que hace  en 1978 (6.000 títulos y 20 manuscritos importantes, la biblioteca que vendió a una universidad americana en 1968, que también confiesa, y en ese camino confiesa dentro de la memoria mantenida que es “recolector de la historia bibliográfica” por “su amor a la letra impresa”, que es “cazador de reliquias” y que en su negocio de la Avenida Solano “no solo vende libros”, mientras también asevera mintiendo que usa la computadora solo para contestar correos electrónicos  cuando en verdad por internet de sus negocios  despliega una gran actividad manejando el blog entre noticias e información, recordando igualmente su paso de una década por la Dirección de publicaciones de Miraflores, donde publicó centenares de  miles de textos, en tiempos de Caldera y Herrera Campins, calculando las ganancias a percibir. Y las ventas de libros (repito “no solo vende libros”) que hace por computadora al exterior, todo cotizado en dólares y euros, reproduciendo estos billetes, como consta en su blog. También hemos hecho referencia a su íntima amistad con el entonces Presidente de FOGADE, Chucho Caldera, que manejó allí centenares de millones de dólares, ahora exiliado en el exterior, a quien se le busca policialmente  para presentarlo ante la justicia a rendir cuentas delictuales.
            En cuanto a LA PANDILLA ARMADA conocida  también por “garroteros de Trujillo”, al utilizar el garrote (aparecidos escondidos  en un local de Ateneo) en sus incursiones dolosas y que la componen como digo alguna docena de tarifados, el tribunal de la causa y sin dilación debe llamar a estos sujetos de la cultura malandra para que rindan declaraciones exhaustivas porque ellos no pueden engañar al colectivo ni menos al Ministerio Público y al tribunal sobre la ignorancia de estos hechos criminales que se practicaron sin contención alguna durante  tres años como “intocables” ante el terror o miedo epidémico que se les tenía, y entre ellos se ha mencionado al detenido Gudiño, a un señor Montero Valera, al llamado “Comando Kuikas”, a un tal José Alexander Botini (¿acaso Marín, del colectivo terrorista Grupo Cero?), quien según noticias fue atracador en Mérida, vinculado  estrecho con el cronista de marras, quien trabajó en Trujillo con estos capos, vinculado igualmente al caso PROVEA y la sedicente masacre de El  Amparo, condenado a  19 años de prisión, pero redimido o liberado años después por buena conducta.
             Entre los que deben ser llamados a declarar según mi criterio son todos los empleados colocados allí por el cronista, y los incorporados por el mismo en el Centro de Historia, porque entre unos y otros mediante preguntas sugestivas o de información detallada en buena parte deberán aclarar sobre lo que allí pasó con las colecciones diversas que existían (pinacoteca, hemerotecas, etc., de lo cual ya he comentado atrás incluyendo algunos 300 libros que yo doné). Debe llamarse a declarar igualmente al funcionario José Gregorio Briceño, Director del Patrimonio Trujillano en la rama cultural, con cuyos archivos e inventarios respectivos se puede sacar mucho en claro de lo ocurrido. Otros que deben llamarse a declarar son los diferentes presidentes y directores que ha tenido al Ateneo de Trujillo para una reunión conjunta en que con sus aportaciones temáticas se hilvane  aquello escurridizo de quien “nadie recuerda” ni donaciones, pinturas, tamaño de las obras, clase de elaboración ello ocurrido entre gente culta, intelectual y de buena memoria, repito, sobre los cuadros o pinturas con algunas características que dichas obras posean. De igual forma se debe participar a la UNESCO, en París a objeto de su ayuda en la localización de tales pérdidas  a nivel internacional.
Del mobiliario surtido y de calidad que los ladrones se llevaron deben existir inventarios. Pero sobre lo más inquietante y que se debe esclarecer por siempre, a manera de cuestionario interrogador es necesario proceder a preguntar y repreguntar a todos los implicados, que son muchos, sobre las siguientes cuestiones de verdadera importancia.
1)    Sobre su incorporación  a ese grupo. Quien y como le pagaban. Trabajo que realizaba. Jefes inmediatos. Si estuvo en las tomas del Ateneo y el Centro de Historia, etc. Quienes dirigían esas tomas, etc.
2)    Sobre qué conoce en referencia  detallando el destino de los muebles de la institución donde prestara su trabajo, o si trabajó en ambas instituciones.
3)    Tiempo desde cuando formó parte del Comando Kuikas. La finalidad de este comando. Sus actividades, etc.
4)    Si tiene conocimiento y destino de las tres bibliotecas que desaparecieron en el Centro de Historia, ofreciendo detalles (mediante repreguntas) de cuando se sacaron de aquel lugar y por quienes. Si conoce y recuerda el destino de algunos de esos objetos.
5)    Si conoce el destino de los cuadros habidos en el Centro de Historia, y cuáles rompieron o desaparecieron, con los detalles respectivos.
6)    Si conoce el destino de las grandes pinturas allí existentes como la de Herrera Toro, un expresidente norteamericano, el de García de Paredes y otros que rompieron o desaparecieron.
7)    Si oyó hablar y por quien sobre entregas de muebles y objetos existentes en el Centro de Historia, y si oyó hablar de pagos o comisiones sobre el particular. Detalles sobre lo mismo.
8)    Indagar en detalles preguntando al declarante sobre el destino de piezas existentes en la colección egipcia, sobre la colección de armas, sobre la colección indígena, sobre medallas, billetes y monedas, sobre el destino de objetos bien identificados, sobre los empleados de confianza en estos menesteres. Si oyó alguna vez hablar sobre el destino de la estatua de García de Paredes ubicada frente al Stadiun de béisbol, sobre el busto de  Sancho Briceño y sobre el busto de Cristóbal Colón. Que de detalles de todo esto, preguntando todo por separado. Sobre el destino de la colección de periódicas que ofrezca también detalles, recordando cada caso en particular. Si ha oído en la calle sobre manejo de bienes que aquí se mencionan, detallando lo que conoce y la proveniencia de estos conocimientos.
9)    Sobre qué funciones cumplían los empleados Gudiño, Freddy Benítez, Coordinador del Comando y Complejo Cultural Kuikas, y otros detalles que puede expresar para el conocimiento de los hechos.
10) Si tuvo algún conocimiento de un señor de apellido Castellanos     que habita en Caracas y si llamaba para ponerse en contacto con alguien del Centro de Historia. En caso afirmativo preguntar quién era y de qué se trataba. Esta pregunta va dirigida a las secretarias encargadas de recibir llamadas.
11) De otros detalles atinentes para cada interrogatorio y de los cuales se puedan sacar pistas, evidencias, deducciones y otras materias a fin del esclarecimiento de este caso plural.
Ya hemos ampliado detalles sobre este caso criminal para que se aplique la ley a lo largo de tres amplios artículos y un addenda relacionado con el mismo caso, que he escrito en este blog.  En referencia  con todo lo expuesto por mí es mucho lo que se puede visualizar en ese panorama delictual tan bien urdido, pero que no es imposible de esclarecer porque en uno y otro caso siempre se dejan huellas y el Cicpc puede ayudar con su Dirección contra la Delincuencia Organizada para el esclarecimiento de las autorías mediata e inmediata.  Por otra parte la asociación para delinquir, la apropiación indebida calificada, el peculado doloso propio y los delitos contra el patrimonio nacional están por demás vistos y fáciles de demostrar mediante los elementos de convicción, amén de otros delitos existentes en el expediente. En referencia con el señor que habita en Caracas conozco que por su edad podría pedir una medida como el caso reciente del siquiatra Chirinos para residir en su casa de habitación. Los demás no se salvan de esta prerrogativa senil.   Por tanto el Procurador del Estado en la defensa patrimonial del mismo debe intervenir en cuanto le corresponda, y el Ministerio Público en tiempo útil debe pedir que se mantenga la privativa de libertad de los imputados.
Para finalizar sobre este reportaje grande y que aclare debo decir que en una suerte de Defensor de las instituciones casi destruidas y asaltadas he salido a la palestra por el silencio cómplice y para que sirva de ejemplo ante las generaciones futuras de lo que hicieron estos seres por demás oprobiosos. No los conozco en su integridad porque lo que me relaciona con estos desalmados son simples referencias de su proceder, todos con un espíritu crematístico envuelto en una gran corrupción, en cuya postura el Gobierno Nacional anda por el mismo camino ejemplar de la decencia administrativa y contra el enriquecimiento ilícito que ojalá su pudiera cumplir. Eso sí como trujillano y nativo del mismo lugar de la comisión de los hechos me siento afectado porque a mis años nunca creí que pudiera escribir estas páginas que en parte me llenan de vergüenza. Confío en el Ministerio Público, confío en los jueces de tal causa, confío en Trujillo de Nuestra Señora de la Paz, y confío en los numerosos amigos que como yo y a diario, porque hablo con ellos, esperan que la verdad y la justicia prevalezcan, sin cortapisas o amaños.