Guayana Esequiba. |
Amigos invisibles. Dentro de lo que estamos tratando y como expresión
clásica del colonialismo inglés (13 colonias de Londres todavía subsisten
disimuladas en el mundo geográfico americano) sostenido ello tras mamparas
versátiles en el siglo XXI y entre fuertes disensiones sociales
discriminatorias mantenidas por los usurpadores de nuestro territorio Esequibo,
y ante la aspiración suprema de los residentes
por ser libres y unidos a la República de Venezuela, que es su patria verdadera
y oficial, en la primera semana de 1969 (2 de enero) cansados de la inicua
explotación centenaria ganaderos y agricultores amerindios de la zona de Rupununi
se alzan contra el imperio mundial dominante que siempre ha protegido los
Estados Unidos, creando un Comité Provisional
del Gobierno de Repununi, al mando de la valerosa ganadera y aviadora Valerie
Hart, puesto que al sentirse y ser venezolanos de acuerdo con las leyes de nuestro país, solicitan la inmediata ayuda o
protección de Venezuela en la defensa de sus derechos conculcados e invocando
por ley constitucional la nacionalidad patria y erigiendo mediante consenso esta
futura dependencia venezolana como “Estado Libre Esequibo”. Al principio la
rebelión tuvo éxito, pero el gobierno africanista y comunistoide de Georgetown
y frente a sus debilidades características raciales ante la insurgencia que
aspira silenciar rápidamente mueve hilos de apoyo con el fraterno gobierno norteamericano,
las dependencias coloniales inglesas en América y hasta del interesado Brasil,
que ya no esconde sus pretensiones de salida al océano Atlántico por la vía carretera
de Lethem, como lo hizo igual con Venezuela a través de Santa Elena de Uairén y
Puerto La Cruz, en tiempos del presidente Rafael Caldera.
Venezuela para el momento de los hechos, que es eleccionario con carácter
presidencial, cambia su gobierno que fenece y entonces el triunfante doctor Caldera
altera sus ideas y sin ningún amparo o sostén hizo el mutis sobre el particular
libertario, escurriendo el bulto y lavándose las manos al estilo Pilatos, valga
expresar la realidad. Entonces la
represión del violento y apasionado afroguyanés
Forbes Burnharm (Premier) como respuesta
y acaso recibiendo órdenes de lejos intervino a sangre y fuego todo el
sentimiento patrio, mientras que in extremis para salvarse los amerindios de
Rupununi, que forman el grueso de la población autóctona, salvo escasas familias
que se refugiaron en Brasil pasaron al Estado Bolívar, en que una vez acogidos
según corresponde les entregan cual
venezolanos nativos que son las respectivas cédulas de identidad (art. 35 de la
Constitución Nacional), y se les protege debidamente como es de suponer. Lo
improcedente de la fecha insurreccional (2 de enero de 1969) y la pobre defensa
que tuvieron (se habla incluso de una avioneta con fusiles, bombas y
ametralladoras de apoyo enviadas por Venezuela a ese clamor popular
nacionalista, que se averió al volar sobre suelo brasileño, hecho que ese
gobierno interesado comunica de inmediato a Georgetown, con las consecuencias
previsibles para truncar su dependencia colonial, aunque nunca es tarde cuando
la dicha (libertad) llega. Por cierto para remendar el recuerdo doloroso hacia
nuestros nacionales, se rumora que el cuartel militar a construir Venezuela en la
isla Anacoco será bautizado con el nombre “Islas Malvinas”, con lo que se
quiere decir mucho en el recuerdo de aquel sacrificio humano.
Valerie Hart. |
Pues bien con estos antecedentes tan entramados donde por obra de los
apetitos imperiales y los apoyos del Tío Sam como ya era costumbre desde el siglo XIX, tiempo victoriano por cierto, la
pasión de los ingleses no solo fue el adueñarse del alma profunda escocesa, de la irlandesa
y galesa, como era principio y fin de los piratas marítimos al mando de Walter
Raleigh, soñador de El Dorado, sino que olvidando cualquier inconveniente en
sacrificar pueblos del mundo y de los siete mares de todo cuanto podía estar al
alcance de la rapiña, con la porfía adelante África y Asia en especial fueron
devastados con aquel apetito pantagruélico comparable al huno Atila, pues en
cuestión de poco tiempo el inglés agresivo expandió su poder omnímodo arrastrando
con ello pueblos y culturas enteras, de donde sin mediar excusas trasladó
habitantes fuera de las fronteras naturales y con ello ampliaba practicando de
una manera descarada y feudal el latifundismo plutócrata y la esclavitud
divisionaria en su más prístina categoría.
Pero vamos por partes con la intención de esclarecer el tremedal pasionario ocurrido antes y después
de lo que sucediera en el imborrable episodio de Rupunini. En efecto, debemos
comenzar por reconocer que todo lo hoy llamado territorio de Guyana y por ende
el de nuestra Guayana Esequiba, fue descubierto desde el mar como consta en el diario de navegación que llevara a cabo con escritura propia el Almirante
Cristóbal Colón, y que luego profundizó dicho descubrimiento el marino español
sevillano Juan de Esquivel, con cuyo nombre derivado se bautiza por cierto el
río Esequibo y sus adyacencias. Esos territorios permanecieron en poder español
durante siglos, como lo demuestran documentos de la época y el desarrollo
hispano en la conquista de América. Mas como quiera que por las guerras
europeas el poder español se veía más decrecer,
diversos países del Viejo Continente para ampliar sus mercados y competir con
España en la riqueza resolvieron establecerse al este del río Esequibo, de
donde pequeñas comunidades holandesas que merodeaban en aquellos lugares
deciden instalarse por Demerara desde 1611, ante el peligro inglés por delante
que quería engullirlos, de donde ellas mantuvieron buenas relaciones con los
colonos españoles establecidos al Oeste del Esequibo y en sus inmensas sabanas
inundables, lo que queda reflejado en los mapas de aquellos tiempos históricos.
Ya en 1777 cuando el rey Carlos III crea la Capitanía General de Venezuela y el
territorio que la circunda, se define sin dudas o equívocos que toda la región al
oeste del río Esequibo desde su nacimiento pertenece a dicha Capitanía General
y de allí sigue el lindero hacia dentro para coincidir con el Brasil, como
también en largo viaje inverso tal lindero va rumbo al océano hasta desembocar nuestras aguas en el consabido
Atlántico, con desde luego la plataforma continental correspondiente. A todas
estas y dentro de las restructuraciones comarcales el territorio de Berbice al
este del Esequibo fue colonizado por holandeses y luego allí penetraron los
ingleses en la discordia contigua, llenándolo mientras tanto de esclavos
africanos, hasta cuando Holanda decide venderle (¿?) esa franja jurisdiccional a la corona británica siendo
el tiempo en que ya lucía el nombre de
Surinam, hecho ocurrido a inicios del siglo XIX con todas las características
de una nueva colonia británica, por lo que comienza a trasladar hasta allí a otros
esclavos agricultores africanos (Jamaica, Barbados, etc.) de diferentes etnias
no emparentadas para la explotación de sus intereses, que lo hace desde un
comienzo de manera calculada mudando con el tiempo hacia sus territorios del
Este del Esequibo otros inmigrantes coloniales como fueron hindúes,
portugueses, malayos y de distintos orígenes para vivir azotados por una rígida
forma esclavizante de separación social. Pero comoquiera que Venezuela para aquel
convulsionado siglo XIX anduvo en guerras intestinas desangrándose por su
propio desarrollo y en busca de la libertad e independencia, los ingleses con
el ojo avizor de los negocios en que han sido maestros coloniales, pronto
entran en cuenta que en la Guayana venezolana correspondiente al río Orinoco,
al Caroní, Cuyuní y otros grandes cauces fluviales aparecen riquezas infinitas
por encontrarse oro a montón como diamantes también en cantidad, de donde con las
pupilas puestas en esos caudales de riqueza deciden a su costa y saber olvidar
la inobjetable frontera de Venezuela que
es la ribera oeste del caudaloso Esequibo, y bajo el disfraz del disimulo comienzan
a penetrar en nuestro suelo territorial de la manera más afrentosa, Para instrumentar
ese latrocinio del territorio en mientes traen expresamente de Europa a un
expedicionario falto de escrúpulos de origen sajón prestado al servicio inglés
que se llamara Roberto Schomburk, quien sin ningún miramiento y con el objetivo
final de sus amos imperiales decide reformar a favor del poder londinense los
linderos convenidos de antaño e inventa por tanto otros límites ingleses con
que ellos sin reserva alguna se apoderaron de media humanidad y riquezas en
los cinco continentes navegados por las afiladas velas inglesas y los cañones
destructivos. Así Schomburk, el descarado vendedor de conciencias y sin que ello
toque su condición de sabio, que lo dudo, empezó a hacer y deshacer con el
territorio de nuestra Guayana Esequiba, dando pie y cabida por largo tiempo con
su manera impropia rateril de proceder, de donde en la rapiña todavía en 1941
hubo que arriar una bandera inglesa que la sinverguenzura de aquellas
expediciones del luego ennoblecido sajón permitiera enarbolar los muy amigos de lo ajeno al frente de nuestra
población guayanesa de Tumeremo (Mr. Barnes), o sea en las entrañas de El
Callao.
Borfes Burnharm. |
Pero las triquiñuelas rodaron en lo que son expertos los ingleses, y a
través de ese tinglado secular, despojador y hemisférico llamado Commonwealth
que obliga sin chistar a las colonias o seudo colonias inglesas en América, a
objeto de mantenerse en el poder guyanés a como diera lugar y dividiendo para
así sostener el mando organizaron un sistema social nada igualitario y sí clasista,
donde los negros africanos tenían poder (Burnharm), los hindúes (con el
comunista Jagan), portugueses y otros
serviles a la colonia, como algunos canadienses, de una y otra forma,
equilibrando así el juego tramposo a favor de Inglaterra. Y mientras desde
Georgetown los políticos de tales triquiñuelas deshacen conciliábulos verbales porque
luego no eran tenidos en cuenta, de otra forma seguía manteniéndose la tremenda
división social exclusivista, con los protegidos de entonces bajo la mirada
capciosa y orientadora de la Corona Windsor, al tiempo que a solapo los ríos,
sabanas y tierras inundables, por propiedades que a la larga no se respetan el
tan consentido sistema de cambiar los
linderos a favor y de someter a la población con excesos y desmejoras, tenían en jaque
permanente en cuanto a los intereses del desarrollo de esa zona.
La región de Rupununi está situada al sur de nuestra Guayana Esequiba, en
una extensión de 58.000 kilómetros cuadrados, reclamados por Venezuela en un
25% de su totalidad por pertenecer a la misma, con extensas sabanas bajas rumbo
al norte y ganaderas al sur hacia los límites con Brasil en el Alto Tukuku
donde vive una comunidad organizada de propietarios de origen blanco y amerindios
de la región, mestizos y europeos en doce grandes haciendas donde hoy pueden
pastar algunas 200.000 cabezas de ganado en tierras del Alto Tokuku, productores
que trabajaban en la zona asfixiados por la imposición y exacciones inglesas
coloniales o de sus nuevos representantes, donde la tierra explotada pertenecía
a la Corona, pues el gobierno guyanés por órdenes superiores y olvidando a
Venezuela arrendaba algunos terrenos con discriminación racial a favor de nuevos
afrodescendientes versus amerindios, y por máximo de un año, pagándole entonces
gabelas y sin poder adquirir dichas propiedades porque estaba prohibido y, en caso
de ser desalojados no tenían derecho a indemnización alguna. Como en los
tiempos medievales. Por su parte los ganaderos asentados pedían contratos de
arriendo hasta por 25 años para sustentar los ganados, como es de suponer, lo que siempre
fue negado por la susodicha Corona Inglesa. Mientras tanto el gobierno cómplice
del lejano Georgetown daba poca importancia
a estas desigualdades a favor de los negros importados para sembrar en
tierras de vocación ganadera que clamaban justicia en Rupununi, y hasta por
ello llegó a sofocar con el ejército y el correr de la sangre a pequeños
levantamientos populares mediante la detención de algunos inconformes, siendo estos
prisioneros colgados de los árboles para escarmiento y pavor de la población. Mientras
ello ocurre los sostenedores de la hipócrita Doctrina de Monroe con el rayado lema
de “América para los americanos” desde Washington se hacían ciegos, sordos y
mudos ante estos acontecimientos criminales, por el apoyo implícito, solapado y
de contraprestación, como el caso de las Malvinas y el proceder histórico del Secretario
de Estado gringo general Alexander Haig.
John Bull. |
Ante esta posición imposible de detener en los abusos reiterados
cometidos por los nuevos habitantes afrodescendientes apoyados por el castrista
Burnharm y ante la postura brasilera que nada quería saber sobre el tema y más cuando los ganaderos
blancos de Rupununi tenían fresco lo ocurrido y negativo con Brasil en cuanto a
los territorios vecinos limítrofes y
sureños de Pirara (1904, 32.000 kms2 perdidos), que aspira Brasil abundar con su
influencia allí por ser una salida oceánica, entonces esa comunidad gravemente
dañada por los sucesos y en conocimiento que la Constitución de Venezuela les
otorga la ciudadanía ipso facto del país una vez solicitada, acorde con la
Constitución Nacional vigente, luego de conocer este apoyo legal porque Caracas
siempre defiende a los amerindios regionales, sin más tardar bajo la dirección
de personalidades como la aviadora y experta ganadera Valerie Hart, su marido,
los hermanos Melville y todos los criadores de la región se reúnen en una
suerte de Constituyente para separarse de esa Guyana racial, comprometida y
discriminatoria de Burnharm y de todos cuantos enmascarados tras bambalinas les
apoyan, creando así mediante documento expreso el “Estado Libre Esequibo”, lo
que se comunica de inmediato a Caracas, y en espera de que sea un estado más de
Venezuela.
Para durar tres días de lucha intensa en medio de una represión inusitada
hasta con bombas, saqueos, atrocidades múltiples, incendios específicos, arrase
de propiedades, fuego de ametralladoras y
con cerca de cien muertos y ciento cincuenta detenidos, se levantó el
heroico pueblo de Rupununi, donde las fuerzas policiales y militares que se
aerotransportan enviadas por el racista Burnharm al mando del coronel Ronald
Pope, alías “El carnicero de Rupununi”, bajo su dirección inmisericorde
asesina, tortura, viola, derriba hogares, saquea, incendia por venganza y otros
aditamentos de la tiranía salvaje de Georgetown que ordena la masacre. Ante tal
destrozo humano y material digno de recordar, algunos ganaderos y amerindios temerosos
de sus familias se refugian en el vecino Brasil, en que son acogidos a medias,
pero la mayoría de los alzados, que aún luchan con dignidad usando armas
antiguas, escopetas y hasta machetes, resisten arropados bajo el manto de honor
ante el desastre incendiario que no cesa ni las ametralladoras que no se
silencian y hasta los lanzallamas ingleses que queman a colonos en algo
verdaderamente inusual y trágico dantesco, para luego enterrar los cadáveres en
fosas comunes cuyo número fue aumentando con el paso de las horas. La revuelta
armada duró tres días (2-1-969 al 2-3-969) hasta la rendición total, pero en este
recuento de la historia acontecida lo que más llama la atención es la actitud
de la Presidenta de ese “Estado Libre Esequibo”, señora Valerie Paul Hart, de
35 años de edad, educada y lideresa, con rasgos asiáticos, madre de cinco
menores, diputada al Parlamento de Georgetown y esposa de Harry Hart, quien con
gallardía y actitud heroica está en Lethem y sus alrededores dirigiendo el
conflicto desde el comienzo exitoso de la insurrección hasta cuando por llegar
un grueso de la tropa inglesa llena de armas guerreras, a objeto de declarar
ante el mundo lo ocurrido en su pequeño avión del tipo Lindbergh vuela de
seguidas hasta la cercana Santa Elena de Uairén, en la Gran Sabana, donde es
recibida y trasladada con rapidez hacia Caracas, mientras utiliza los numerosos
medios de comunicación que la entrevistan para declarar sobre el holocausto de
su pueblo en Rupununi y haciendo constar que todos ellos son y se sienten venezolanos,
como lo aclara la Constitución Nacional.
Tío Sam. |
Pero los acontecimientos que se desarrollaron por causas del destino y el
cambio de año nuevo ocurrido con prontitud torcieron el rumbo en contra de este
movimiento libertador de esencia nacionalista venezolano, pues por encima de
inspirarse en sentimientos tan loables, para recuperar aquella tierra que a
Venezuela le extrajera mediante las triquiñuelas antedichas 139. 500 kms2, por coincidencia del momento el
Presidente venezolano Raúl Leoni ya de edad avanzada y tan cercano en
nacimiento (El Manteco, Bolívar) a esos paisajes de Rupununi, nada podía hacer
oficialmente por estar en la entrega del poder presidencial, porque de otra
manera hubiera ocurrido alguna argucia diferente, y ya que el mandatario
entrante, Rafael Caldera, de talante jesuita y caprichoso sostuvo de inicio la
tesis de no injerencia ni directa ni indirecta sobre el particular, porque
Venezuela tenía firmados documentos con Inglaterra que la obligaban a seguir un
camino en su reclamo territorial, por lo que debía ser prudente y saber esperar
en la agonía nefasta, como hasta ahora sucede. Sin embargo a los recién llegados venezolanos les fueron
expedidas 120 cédulas de identidad y se les reubicó en tierras de la Gran
Sabana, San Martín de Turumbán y cerca de El Dorado (Cuyuni), por Las Cristinas,
para así continuar con sus vidas en la tierra escogida. Tiempo después la
inefable aviadora y nacionalista Valerie Hart cumplida la tarea con su familia
se estableció en Texas (USA).
Caracas - 2007 |
El episodio valeroso ocurrido en Rupununi es uno más de la cadena que ha
tenido Venezuela para defender sus fronteras, porque si a ver vamos es bueno
recordar que el rey Carlos V° de España en el lejano año de 1568 crea la Provincia de Guayana y fija su
frontera Este en el susodicho río Esequibo, y no obstante este hecho oficial
determinado el territorio guayanés ha sido en todo tiempo objeto de interés
superior para imperios como Inglaterra por las riquezas demostrables que
encierra, de donde la lucha ha sido permanente en este sentido protector. Es bueno recordar que el Presidente Marcos
Pérez Giménez preparaba para marzo de 1959 la invasión del territorio usurpado
por dicho imperio, utilizando instruidas fuerzas de tierra, mar y aire, con el
comodín de la próspera compañía Shell adelante, por lo que con seguridad iba a
ceder Inglaterra sobre sus aspiraciones y a pesar del pataleo o parloteo consabido.
E igualmente rendimos aquí tributo de admiración a Lucas Fernández Peña, el
general Domingo Sifontes, que arria la bandera inglesa de la Union Jack en la
margen del Cuyuni, deteniendo a los británicos agresores, y al conde Cattaneo Quirin,
otro idealista libertario de la zona, como en tiempos más modernos recordemos
la labor nacionalista y soterrada sobre la zona de quienes conocían el nefasto
arreglo imperial de París, cocinado en Londres (1899), la famosa carta memorándum
de Severo Mallet Prevost, la posición
iracunda y dolorida del expresidente Harrison (para todo ello y recordar los
hechos ver mi trabajo anterior en este blog, publicado en febrero de 2012), o
sea de Carlos Andrés Pérez, Raúl Leoni, Leandro Mora y el doctor Gonzalo
Barrios, quienes junto a otros en su tiempo mantuvieron nuestra bandera de
las siete estrellas con el alto pendón
de la dignidad nacionalista en defensa de la integración y el patriotismo, de
todo lo que compete en el futuro se escribirá una página heroica y triunfal,
sin que con ello emule a Rubén Darío. Y
a Oscar J. Márquez, empeñoso en la libertad esequiba, va mi siempre saludo.
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