viernes, 19 de agosto de 2011

NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA.


Amigos invisibles. En verdad que este viejo proverbio castellano tiene vigencia en cuanto  a las personalidades de los generales Francisco de Miranda y Rafael de Nogales Méndez, porque ellos pudieron sufrir en carne propia lo que significa el desinterés de quienes han obtenido lauros en la vida terrena y hasta porque el olvido y hasta eso que llaman envidia puede haberlos tratado de incomodar en cuanto a la estela de su nombre histórico.
Dos generales, repito, que le hicieron honor dentro y fuera del país a Venezuela y que por una u otra razón aún se les margina, aunque sus vidas sobresalgan por encima de arcos de triunfo y otras distinciones internacionales. Tomando en cuenta este prólogo de justicia vamos a referirnos hoy al tachirense Nogales Méndez, hombre de mundo aventurero que viajero por cinco continentes y políglota en más de diez idiomas, no se contentó con conocer a su patria chica ni a la grande, sino que envuelto en aureolas de más sabiduría se hizo mundial para dejar sentada su característica personal de guerrero, de hombre de bien defensor de las causas justas según el criterio del tiempo en que vivió y que siempre quiso para la patria lo mejor aunque falleciera en ese intento y apenas en el comienzo de una democracia débil, que saliera de los pañales de otra fuerte dictadura. Por tanto, Rafael de Nogales Méndez vino al mundo en la andina San Cristóbal de Venezuela el 14 de octubre de 1877, como hijo desterrado de un llanero  luchador en tiempos de la Guerra Magna venido por el terror familiar hacia una tierra envuelta en el aroma productor del café, cuya producción y comercio yacía en mano de cinco familias alemanas, y donde se educa en las primeras letras, porque a los nueve años de edad el padre lo destina a Europa, en Alemania, a casa de unos parientes allá establecidos, para una mejor educación del párvulo. Prusia y por ende Alemania se encontraban en el pináculo de la gloria guerrera por haber triunfado en la guerra arrebatada a los franceses, y la juventud de entonces veía aquello como algo a seguir, dentro del concepto pangermano de este pueblo trabajador. Esos años juveniles que pasa en Hamburgo le son fundamentales para el conocimiento de la vida, en que despierta con los cinco sentidos y en un mundo de desarrollo colonial de múltiples visiones adelante bajo la tranquila figura del monarca Guillermo Iº, que arropa la familia alemana dentro de los noventa años que detenta. Pasado este período de estudio y con el fragor de más conocimiento su padre lo destina para que siga a Bélgica, país bilingüe igualmente de buena tradición  guerrera que ya lo hace Leopoldo IIº por el africano Congo, donde se inscribe, para continuar estudios más precisos en su afamada Academia Militar, conocida por la buena instrucción militar imprime, de donde es elevado a Subteniente, y a la salida de estos menesteres académicos por orden paternal le destinan a la emérita y privada Universidad Católica de Lovaina (Flandes), de vieja y plurisecular fama académica. Una vez obtenido el lauro de licenciatura en letras e Historia el andino Nogales y con veinte años encima decide instalarse en Barcelona de España, donde mantiene vinculaciones familiares, y  con la efervescencia de la juventud en ese período mozo decide enrolarse para participar en la guerra de Cuba, que llevan a cabo los españoles para pacificar a los mambises insurgentes y a las pretensiones norteamericanas sobre el destino de esta isla. De esa forma el oficial Nogales se embarca en dicho puerto catalán como Segúndo Teniente en las tropas comandadas por los generales  Weyler y Blanco, y cuyo destino era Santiago de Cuba, donde por cierto se libran batallas características contra los insubordinados en las afueras santiaguinas y con el nuevo intruso americano que declara otra guerra calculada y al comando de los generales gringos Shafter y Wheeler. Obtenida la Cruz del Mérito Militar española y porque la contienda se termina pronto, ya a fines de 1898, el ilusionado Nogales que aspira el mariscalato o algo correspondiente y lleno los pulmones de ansiedad, angostándole el mundo porque las aventuras guerreras o literarias estaban a la moda,  para el inicio de 1899 de su peculio viaja al África del Norte, como Marruecos y Egipto, luego a India e Indonesia y por el Congo ahora belga regresa en la vía del Sur a Buenos Aires, Brasil, Inglaterra, Irlanda y hasta el norteño Boston, en un periplo increíble y zigzagueante de conocimientos, y de allí, algo tranquilo vuelve a Venezuela, donde habrá de permanecer por tres años de intranquilidad.
Meses después de andar en el país, el tachirense Cipriano Castro se levanta en la frontera colombovenezolana y en un abrir y cerrar de ojos emulando a la Campaña  Admirable bolivariana se instala como Presidente en Caracas para cometer desatinos, arbitrariedades de mando, guerras hasta con potencias extranjeras y un sentido mujeriego y etílico que le da a su ejercicio de mando, por lo que opuesto a los desaguisados Nogales abandona el país viajando a Santo Domingo, Guatemala, Nicaragua y con los presidentes Zelaya y Porfirio Díaz sostiene entrevistas en materia revolucionaria. De Méjico sigue a El Paso y de allí a San Francisco, donde con el encanto que da el mar se embarca rumbo a China para mediante contactos previos prestar servicios en una guerra que ese país milenario sostiene contra Japón, y en el combate de Pitsewo es herido, pero dentro de la mentalidad del combatiente y en eso que llaman contrainteligencia pasa a prestar servicios en la filas castrenses japonesas, durante 18 meses y esta vez en la guerra contra el avance rusozarista. Finalizado ese trabajo riesgoso Nogales vuelve a la América por la vía original y aventurera de Alaska durante otro año y medio más, y en 1905  lo encontramos en Fairbanks, que entonces es capital del oro, y luego en 1907 anda en funciones ganaderas del Oeste americano.


Pronto  el inquieto Nogales entra en relación con el revolucionario mejicano Francisco Flores Magón, en San Francisco de California, por lo que convencido decide actuar contra la vieja dictadura porfirista en Chihuahua, El Bocal, enfrentándose con las tropas de Victoriano Huerta y se entrevista con el famoso guerrillero Pancho Villa, de donde el presidente Francisco Madero exclamará que Nogales "es la última llama de la revolución". Después,  en 1909 decide regresar a Venezuela cuando el compadre general Gómez depone a su íntimo el general Castro, pero a poco se distancia del astuto presidente Gómez y con audacia sale de sus garras por la frontera tachirense. Desde allí y en varias oportunidades incompletas incursiona en territorio llanero del país, lo que estaba de moda con Arévalo Cedeño y otros antigomecistas, y así decide viajar en plan conspirativo a las islas de Curazao y Trinidad.
Por estos tiempos en que se inicia la Primera Guerra Mundial donde Alemania interviene desde luego, bulle en su corazón de condotiero el oponerse en la primera línea de fuego de tal contienda, de donde a través de contactos se pone a  las órdenes del ejército imperial alemán, que conoce, yendo por tanto hasta Bulgaria, cuyo hueste magnífica es protegida por Alemania, y en septiembre de 1914 de Sofía se incorpora al ejército  que va en defensa del imperio otomano, aliado del Emperador germano, y ya en enero siguiente permanece en Estambul, como Oficial de Estado Mayor, donde entra en relación con Enver Pasha, yerno del Sultán Mehmet  V, que es líder de los jóvenes militares turcos. Destacado al frente Oriental en el bando de las Potencias Centrales, realiza una carrera militar de excepción, y a la cabeza de 12.000 soldados combate en Armenia, donde por 21 días  y ya al mando de 22.000 fieles soldados sitia al estratégico Van, para seguir al Cáucaso, llanuras de Irak, Bagdad, se destaca en Bash Kale,  Mamurieh, Transjordania, lucha en Es Salt, Siria, Alepo, con los kurdos, palestinos, en Gaza y la defensa del Sinaí, cuando frisaba en los 38 años de edad. Esta distinguida hoja militar a poco le permitirá recibir el titulo imperial de "Bey" y la Cruz de Hierro germana, en su Primera Clase. 
Durante esa guerra establecida, en la Campaña de Mesopotamia Nogales derrota al inglés sir Charles Townsend, deteniendo así y por mucho tiempo el avance británico, y al final de tal campaña militar asiática  a Nogales se le recompensa nombrándose Jefe de la Casa Militar del Sultán, de donde le disciernen tres condecoraciones, que se suman a otras siete obtenidas a lo largo de su actuación militar. Y no solo ello, sino que el gobierno alemán en grado honorífico por su bravura destacada y por los tres años y medio que combate, lo asciende a General de División, con las prerrogativas correspondientes. A partir de los años 20 Nogales vuelve a ser civil, dedicándose esta vez y con los conocimientos que tiene  a escribir una numerosa correspondencia en parte extraviada o desaparecida, a colaborar en la prensa extranjera y a concebir diferentes libros que relatan sus hazañas con los hechos históricos respectivos y que son fuente apreciable de consulta, porque, por ejemplo. muchos archivos como los alemanes y los de la Sublime Puerta turca permanecen aún bajo censura para terceras personas. Entre los libros que pueden visitar los investigadores exista uno fundamental, o sea "Cuatro años bajo la media luna", que ha sido impreso en cuatro ediciones y en tres idiomas diferentes, que yo conozca. En su eterno viandar sigue por los países anglosajones, como Alemania, donde tiene dos hermanas casadas, por Inglaterra, en cuya casa visita a su amigo, prologuista y contendor el conocido mariscal de campo Henry Allemby, y por el demócrata Estados Unidos, mientras prosigue su antigomecismo consumado. Anda igualmente por la frontera colombiana y por América Central, donde los americanos establecen  un poder tras el trono de dichos países y se hace amigo del guerrillero Augusto César Sandino, a quien asesora montañas adentro de Nicaragua en 1927. 
A la muerte del sátrapa Presidente Gómez  regresa finalmente a Venezuela, y como dicen por ahí que nadie es profeta en su tierra, al héroe de varias contiendas internacionales y porque algunos lo creían revolucionario con peligrosas ideas de izquierda, según asegura el general López Contreras, como vejación, presumo yo, le nombran Jefe de la minúscula Aduana de Las Piedras, en Falcón, a héroe de tal tamaño, de lo que resignado se encarga, pero vista esta triste situación y con su mentalidad abierta el Ministro de Guerra general Isaías Medina Angarita le encarga vaya en comisión a Europa, porque se pensaba entonces crear en Venezuela el cuerpo  militar de Guardia Nacional, ya existente en algunos países europeos. Y mientras permanecía a la espera del barco viajero, en la ciudad de Panamá acaso de pulmonía falleció en poco tiempo, el 10 de julio de 1937, en forma callada y sin que muchos llegaran a saberlo. Eso sí, sobre su tumba  en el Cementerio de Caracas al momento de enterrarlo se colocó una corona enviada por el Kaiser Guillermo II, quien vivía en Holanda, en cuyo lazo mortuorio tenía escrito "De Guillermo II al general Nogales Méndez". Poco antes había declarado sobre su deceso este verdadero amigo, que Nogales "es uno de los soldados más brillantes que he conocido".
Fuera de existir una fundación que junto a otros conocidos historiadores indagan sobre las vida y misterios de este venezolano general sin fronteras y por el hecho de que salvo sus escritos y otros documentos recabados existe poca información exacta sobre su persona, porque no llevó archivo detallado como Miranda, dado lo activo y excitante de sus continuos desplazamientos en diversas partes del orbe, personas como el profesor y diplomático Kaldone G. Nweihed y la historiadora Mirela Quero de Trinca, a través de una constante divulgación de su obra mantienen encendida la llama que resplandece a diario para iluminar tan valioso personaje, que decidió un buen día cabalgar como el Quijote por los caminos de la Mancha, aunque con éxito demostrado.

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