Amigos invisibles. Aunque
tengo entendido que el apreciado cronista de Tucutuco (Trujillo, Venezuela) Rafael
Ángel Terán prepara un trabajo importante sobre lo que también reseño, por ser conocedor directo de aquellos tristes episodios
que han quedado impunes mediante la vesanía aplicada por mentes fuera de
control, vengo hoy a recordar el triste momento histórico y cultural acaecido
en Trujillo de Venezuela, declarada por cierto ciudad internacional de la Paz,
y cuyos autores aún andan sueltos y hasta protegidos incólumes por sus
calles de reconocida tradición nacional.
Todo viene a cuento porque en 1957 se cumplieron 400 años de la fundación de
esa ciudad por el extremeño trujillano Diego García de Paredes, de reconocida valentía
histórica, lo que dio motivo a que el gobierno del entonces presidente Marcos
Pérez Jiménez dispusiera la elaboración de todo un programa festivo para
conmemorar tan magna fecha. Y como las relaciones políticas y diplomáticas con
el gobierno español de aquel entonces eran por demás satisfactorias, dicho
programa elaborado fue llenándose de actos colaterales que desde luego se
realizarían tanto en España como en Venezuela. Fue oportuno entonces que yo
interviniera en algo de los que se desarrollaran en aquella península por andar
culminando estudios de Derecho en la universidad de Salamanca y porque además la colonia
venezolana establecida entonces en aquel país era ya numerosa. Ello dio pie a
que yo estuviera presente en Trujillo de
Extremadura en la entrega del antiguo escudo
heráldico tallado en piedra de la familia García de Paredes, para llevarse a mi
Trujillo natal como obsequio y homenaje
en los mencionados 400 años de dicha fundación.
Por su parte el
gobierno de España ante la amistad existente entre ambos países, ordenó, que yo
sepa y conozca, la emisión de una estampilla especial recordatoria de tal
fecha, con la imponente imagen de García de Paredes, además del envío de otra
importante delegación cultural española a Venezuela con este motivo, el
obsequio de una pintura al óleo en homenaje al fundador García de Paredes,
hecha por el conocido maestro cacereño Antonio Solís Ávila, que se colocara
luego en el salón de sesiones del ayuntamiento trujillano, y la entrega igualmente a la cumpleañera de una elegante estatua de medio cuerpo y
realizada en bronce, que luego se colocó en Trujillo en una vistosa plazoleta erigida frente al Estadio de la
ciudad. El encargado para realizar tan digna estatua como de dos metros de altura sin contar su base,
fue el conocido escultor Juan de Avalos, extremeño, reconocido monumentalista
de renombre internacional, con quien por aquellos días viajé en su compañía
entre Cáceres y Trujillo.
El importante obsequio
fue entregado por España en acto oportuno
realizado en Trujillo y con la presencia del gobernador Atilio Araujo, imagen
señorial que estuvo por años en los destinos de su sitio en Las Araujas, pero
una banda infectada de ideas extremas decidieron hacer de todo ello algo así
como los holocaustos culturales habidos
en Alemania durante el aterrador nazismo alemán, de donde sintiéndose todopoderosos con cuchillos afilados cortaron en varias partes la sobria pintura
del fundador García de Paredes, de madrugada rompieron a mandarria la estatua
en bronce del mismo García de Paredes, se hurtaron las colecciones únicas del Centro
de Historia, robaron igualmente lienzos o pinturas de alto valor en el mercado
internacional, hurtaron también lo mejor de la pinacoteca del Ateneo de Trujillo,
desde luego conducidos por expertos conocedores de sus valores respectivos, como
infinidad de libros raros, revistas, cuadernos, periódicos, textos de alto valor, colecciones diversas de la
trujillanidad y otros ejemplares que
fueron sacados con rapidez fuera del país, como lo pude constatar porque entonces vine desde Caracas presidiendo una comisión
oficial de trabajo y pude enterarme in
situ con detalles de este latrocinio bien planificado. Como
pudiéramos decir sobre esos episodios grotescos y parodiando a Zorrilla “gozan de buena salud
los muertos que vos matásteis”.
Pues bien, a raíz de tales
desvaríos inusitados me reuní con la
Fiscalía Pública de la ciudad, donde pude notar que si bien fuera recibido
cordialmente, al contrario también pude apreciar la indiferencia del funcionario sobre estos latrocinios por
demás punibles, y en verdad que pocos
días después los tres detenidos por hechos consumados fueron puestos en libertad y “!ciérrate boca¡”,
porque a partir de entonces el caso entró en sedación permanente y supongo que
por órdenes superiores, aunque todos en la ciudad conocen qué vándalos fueron
los autores de esta atrocidad histórica.
Sobre el famoso capitán
Diego García de Paredes que aquí
señalo anduvo en plan conquistador por
buena parte de la América española y en este blog publiqué un trabajo biográfico que bien lo define a mi entender e intitulado “El singular bastardo Diego
García de Paredes” (3-11-2.012). Ahora y porque muchos desconocen las
singularidades de la traída de dicha estatua desde España a Trujillo agregaré
algunas fotografías puntuales del diario madrileño ABC donde se da cuenta de la belleza escultórica de tal obra de arte destruida para siempre
por la turba infernal para vender su bronce, lo que nunca olvidará el pueblo trujillano.
VENTANAS AL AIRE.
1)
Entrega de la estatua en bronce del
conquistador español Diego García de Paredes, con la presencia del embajador de
Venezuela Simón Becerra y el Secretario del Instituto de Cultura Hispánica. Fotos diario ABC. Madrid. 12-10-1957.
2)
Entrega de estatua en bronce del
conquistador español capitán Diego García de Paredes en el taller madrileño del
escultor Juan de Avalos. Presencia este acto el embajador de Venezuela Simón
Becerra y el Secretario del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, junto a
otras personalidades.
3)
El ilustre militar español Diego
García de Paredes, padre, bien llamado
“El Sansón de Extremadura”.
4)
Oleo de Diego García de Paredes por obra
del pintor cacereño Antonio Solís
5)
Ávila, obsequio de España que lucía en el Ayuntamiento de Trujillo (Venezuela) y
destruido luego por una turba.
6)
Página especial
del antiguo libro “Varones ilustres del Nuevo Mundo”, dedicada al osado
capitán Diego García de Paredes (1639.
7)
Fotografía de Ramón Urdaneta, cuando
escribiera este libro en Londres, durante el verano de 1955. La portada idealizada
es obra del pintor aragonés Antonio
Margalé.
8)
Estrega del escudo en piedra existente en la Torre de la Coraja y donado a
Trujillo de Venezuela en su cuatricentenario. Presencian el acto, entre otros,
el Hermano Nectario María, el noble y asistente del Conde de Barcelona, Duque
de Montellano, el historiador extremeño conde de Canilleros, la condesa de
Quintanilla, del Servicio Secreto Americano, según luego lo declara, y Ramón
Urdaneta.
9)
RU. Es condecorado con la Orden de
Isabel la Católica en la Embajada de España, en Caracas, por el embajador Juan
Castrillo (10-10-1975).
10) Óleo de Ramón Urdaneta, obra del pintor aragonés Alfonso Marín Bixquet.
11) RU. Círculo Militar de Caracas. Con su gran amigo embajador Enrique Domínguez Passier (10-1973).
12) Universidad de Grenoble. Facultad de Derecho.. 1953.13)Universidad de Salamanca. Facultad de Derecho, 1958. RU. aparece en primera fila, centro n°6.
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