Amigos invisibles: En mis lecturas sobre nuestra Guayana Esequiba, de la
que llevo un rato de trajín, escarbando
noticias cayó en mis manos un trabajo alusivo que considero de importancia por la facilidad
y hondura de conocimientos con que se trata este álgido tema nacional como es también
el siempre presente asunto esequibano, que anda en manos de gente erudita por sus varios
saberes como lo demuestran en el mismo, ajeno pues a la simple rectitud
académica y a un entender adquirido por la fluidez de los conceptos y la profundidad de su conocimiento, de modo
que al terminar ese estudio tan acabado
y claro como nutrido sobre dicho tema consideré hacer un alto en el
camino que tal trabajo despegó, para así penetrar en la senda oscura y dantesca con que algunos
enmarañan este texto fundamental tocante a Venezuela, por encima de los proyectos
imperiales que con saña pululan alrededor desde varios siglos atrás y dado que
en el estudio se reitera con argumentos sólidos el interés que tenemos porque
nuestro país salga adelante con la verdad
y los documentos probatorios necesarios que allí se exhiben con lujo de
detalles precisos e indubitables.
Entrando pues en la materia que vamos a tratar me refiero al reciente ensayo
del académico profesor Manuel A. Donís Ríos, docente de la caraqueña Universidad
Católica Andrés Bello e intitulado
“Bases históricas de la controversia entre Venezuela y Guyana sobre el
Territorio Esequibo”, que en sus 46 páginas de claro entendimiento puedo decir dentro
de lo condensado de este estudio que expresa como el mejor una sapiencia para
entender sin obstáculos el porqué y el cómo de tan delicado tema referido a
nuestra propia identidad y que ahora mediante los descubrimientos de riqueza inesperada
que se han realizado huelga decir que los apetitos internacionales se escapan para medrar en tal porción de
nuestro patrimonio que la naturaleza nos ha dado, por lo que ahora esas aspiraciones silentes se
desbordan de muchas maneras para aprovecharse de este don divino, si así
podemos tildarlo, que debemos cuidar con mayor razón en bien de nuestros hijos
y la patria. En vista de que nuestro interés es señalar su aparición, de otra
manera podría abarcar un trabajo de mayor tamaño, de donde aquí vamos a irnos
por el camino de la síntesis para que otros aborden y se consustancien con el
tema fundamental en bien de nuestro país y sus habitantes, que desde el inicio
de la Colonia defiende con altura lo que
es nuestro e imperecedero.
El temario, pues, de esta síntesis histórica que en el prólogo presenta
el padre Francisco José Virtuoso sj., está basado en 25 capítulos concernientes,
que se inician (I) con el descubrimiento del navegante Alonso de Ojeda sobre el
litoral venezolano en aquella parte oriental de nuestro viejo país, con el paso
marino subsiguiente del sevillano Juan
de Esquivel, y luego enfoca la amistad hispano-aruaca (2), sobrevenida de un comienzo, cuando los españoles inician
el descubrimiento del río Esequibo y su región, incluida la amistad y el
entendimiento comercial con los naturales aruacos de la región, por lo que
“muchísimo tiempo antes de la llegada a Guayana
de holandeses, franceses e ingleses, los españoles poseían un
conocimiento cabal del río Esequibo”. El capítulo (3°) de la investigación es
referido al dominio hispano en Guayana
y la presencia holandesa, donde
sale a relucir el segoviano Antonio de
Berrío, integrando en aquella formación a Guayana y el Caura con Trinidad,
dentro de la famosa provincia de “El
Dorado”, que en tres expediciones rumbo al Atlántico acerca este territorio a
la actividad conquistadora del Nuevo Reino de Granada. Testigo como relata de
este acontecimiento es el inglés Laurencio Keymis, cuando ya encontró a
españoles navegando hacia el Esequibo,
según deja escrito. Toca, pues, a este
segoviano Berrío ser el descubridor de
la inmensa Guayana, como se explica en el importante trabajo que reseño. Posteriormente
otros países europeos trataron de establecer
colonias en Guayana, como los franceses e ingleses, pero sumidos entre
rivalidades de poco entendimiento lo que
hicieron fue desacreditar la existencia del rico “El Dorado”, perdiéndose así
el interés en esa penetración geográfica. Sin embargo los porfiados holandeses lograron establecer pequeños poblados en
aquellas costas de las tierras guayanesas, al este de la desembocadura del río Orinoco,
que llamaron por sus características propias “La Costa Salvaje”, y más tarde
(1623-24) dichos europeos se propusieron colonizar en aquellos contornos, creando algunos
establecimientos a efectos comerciales en
el Esequibo, Demerara y Berbice, pero
sin penetrar de veras en el hosco territorio, aunque en 1632 por su
improductividad aquellos neerlandeses deciden abandonar la minúscula colonia
esequibana. Y luego volverán de pasada en busca del tinte comercial llamado
onoto, para uso en la manufactura textil. Lo que quedaba entonces de esa supuesta presencia holandesa se limitó
a una isla llamada Kykoveral, en la desembocadura del río Esequibo, en el
negocio provechoso del azúcar brasileño, aunque luego que Holanda consigue su independencia de España, por esta
razón dejó de existir aquel interés comercial, cuando los hispanos con la compleja
europea “Guerra de los treinta años” otorgan a Holanda la posesión oficial de sus colonias en Guayana,
incluida La Costa Salvaje, aunque con la expresa renuncia territorial (“tierra
de nadie”), o sea que Holanda reconoció el derecho español que esa potencia
tenía sobre este enclave, por poseerlo previamente al aceptar Holanda que el resto del dicho territorio era español,
comprometiéndose también a no expandir, comerciar ni avanzar sus posesiones en
las mencionadas regiones hispanas.
Luego el pretendido esfuerzo holandés
de establecer una colonia en el Esequibo se dio al traste, a pesar de
que estos neerlandeses trajeran del Brasil a judíos portugueses con esa
intención, como expertos en el cultivo del azúcar, lo que terminó en fracaso tanto
la intención de levantar una fortaleza llamada Nueva Zelanda, como otro
asentamiento con el mismo destino, que
llamaron Nueva Middelburgo, de donde ante tantos reveses la emprendedora
Compañía de los Indias Occidentales abandona la región del Pomeron. De estas
resultas los holandeses muy debilitados
militarmente entregan un establecimiento en Norteamérica (New
Amsterdam), conformándose apenas con las pequeñas posesiones en el Caribe y las
zonas coloniales del Esequibo y
Berbice en Guayana.
En el siglo XVIII los holandeses también
sufrieron del fracaso al intentar erigir un puesto comercial arriba del río Pomaron, más cerca del
Esequibo y la ocupación del Barima, pero esta Compañía de Indias a dicha cuestión planteada no la aprueba, “por
considerar que el río Barima estaba en territorio y bajo la jurisdicción
española”. Luego la conquista temporal del río Orinoco por extranjeros se debió a otras condiciones o meros intentos
por levantar estos intrusos postas o lugares para comerciar con los españoles
en el Orinoco, lo que se elimina al expulsar los hispanos del río Barima a los fieros
indios caribes que comerciaban con los
holandeses.
4) MISIONEROS Y AGENTES DE FRONTERA.
La conquista y colonización del territorio interior venezolano fue
encomendado por la Corona española a las denominadas Misiones, en la segunda
mitad del siglo XVIII, con un sistema mixto evangelizador y escolta de soldados, que permitieron entradas idóneas en busca de naturales para reducirlos
a poblados. Y en esto desde 1686 fueron pioneros los capuchinos catalanes de la Misión de
Guayana, quienes luego fundaron la misión de Suay, entre el Caroní y el
Orinoco, haciendo así posible el autoabastecimiento de tal Misión, con un inicial hato de ganado,
cuyos excedentes se pudieron
exportar como bases de aquel éxito
emprendido, avanzando y poblando ese territorio
en sitios estratégicos y cerrando además el paso a las intenciones dañinas
de caribes hostiles, holandeses (compradores de esclavos indígenas) y
portugueses. De esta manera se fundan 28 pueblos indígenas y dos villas de
españoles, con lo que así gira el desarrollo económico de la provincia de
Guayana dentro del avance realizado de un plan estratégico para dominar las
confluencias fluviales usadas por caribes manejados éstos por holandeses,
dentro de un contexto defensivo aprobado desde España. Así las cosas los
pueblos fundados en la hoya del Yuruari-Cuyuni contaron con hatos activos y autosustentables en lo agrícola y pecuario,
lo que alarmó al Gobernador del Esequibo, de donde este Laurens Gravesande pide
a sus superiores fijar un límite entre
el Esequibo y la provincia de Guayana,
por el peligro de tener en su cercanía a las misiones capuchinas, al tiempo que
dentro de su incapacidad sobre el tema al efecto ordena levantar un mapa de la colonia, a realizar con harta prudencia en este cometido.
Ya para 1792 y bajo presión de los capuchinos se erige un fortín en la boca del conectado río Curumo (cuenca
del río Cuyuni), hoy en sitio que se usurpó a Venezuela (laudo arbitral de Paris, 1899),
que por la situación estratégica de estos cursos navegables de los señalados ríos Esequibo y Caroní, como del Cuyuni
también, junto a otras fueron importantes vías de ingreso por el que a la chita
callando penetraban caribes y holandeses a esta Guayana
española.
Para finales del siglo XVIII la Guayana venezolana con desarrollo propio crecía
expandiéndose en cooperación con las misiones capuchinas catalanas, bajo un
control territorial y marítimo ubicado en Angostura, mientras las colonias
holandesas del Esequibo y Demerara se
mantienen en penosa situación “de fachada marítima sin poblados”, al tiempo que
se intensifican ataques corsarios contra bienes ingleses y se pierde en manos inglesas la isla de
Trinidad (1797), tiempo en el que piratas holandeses desembarcan en territorios
del Demerara y Esequibo con los consiguientes daños materiales y comerciales. Mientras
tanto las colonias holandesas decaen, entre otras razones por los vaivenes guerreros europeos en tiempos de una revolución larga y
sangrienta (francesa), que inciden en la vida de las colonias americanas con
disensiones diversas entre colonos ingleses y holandeses, e incluso mediante
cierta rebelión de esclavos en Demerara
y en la vecina Surinam, que llegan a crear “una
república cuasi independiente”. Y
como la vida en Demerara y Esequibo entonces era miserable, los ingleses
aprovechan para irse introduciendo en esas tierras, y luego ya en 1760 la mayoría de los colonos fueron británicos, quienes
pronto presionan a Inglaterra para que ocupara de forma definitiva a tales
colonias. Así, sin disparar un tiro Inglaterra tomó a Stabroek, “cambiando de
inmediato la nacionalidad de nuestros vecinos orientales”, de donde desde 1814 esos asentamientos holandeses
pasan a manos británicas por un suscrito
convenio británico-holandés.
5) GRAN BRETAÑA RECONOCE LA FRONTERA EN EL RÍO ESEQUIBO.
En 1822 el libertador Simón
Bolívar ordena al comisionado José Rafael Revenga que gestione ante el gobierno
británico el desalojo de los colonos ingleses de la zona Moruca-Pomeron, o sea
la orilla izquierda del río Esequibo, o que de lo contrario reconozcan la
soberanía de Colombia en esa zona, lo que conlleva a que en 1825 Gran Bretaña acepte como frontera entre Colombia (y Venezuela por formar parte de ella), a la
Guayana Británica en el río Esequibo,
hecho por tanto de gran referencia histórica e importancia por ser limítrofe
del país con Gran Bretaña.
(6) ROBERT SCHOMBURK Y SUS LÍNEAS DE FRONTERA.
En 1835 el prusiano Robert H.
Schomburk, al servicio de intereses británicos obtiene de la Real Sociedad
Geográfica de Londres la comisión de explorar en la denominada Guayana Británica, por lo que
pronto presenta un mapa de esa Guayana de su antojo, separada de Venezuela mediante
el frondoso río Esequibo, salvo la región del Pomeron y Moruca, abarcando entonces
un área de 4.920 kms2 al occidente de
dicho río, desconociendo por tanto el reconocimiento británico hecho de la
frontera existente en el río Esequibo. Mas en vista del descubrimiento reciente de importantes yacimientos auríferos en dicha
Guayana Esequiba que despiertan sin duda
el interés británico de los negocios por la rica zona, el atrevido y
pintoresco fabulador Schomburk al terminar
su exploración de 1839 hizo avanzar esta línea cleptómana nada menos que en 142.000
kms2 (o sea de 4.920 saltó a 142.000kms2), partiendo así de la boca del río Amacuro y siguiendo una dirección
norte-sur hasta concluir en el monte (tepuy) Roraima, lo que en 1840 Gran Bretaña califica de “frontera tentativa”, para después
adoptarla como “máxima reclamación territorial”, mientras Schomburk sigue en
los intentos geofágicos (1841-1844) para
demarcar terrenos hurtados, de donde provisto de una exageración colonial irritante
a su llegada al río Barima este malabarista prusiano izó el pabellón británico
en la Punta Barima al tiempo de levantar hitos señaladores nada menos que con el
anagrama de la igualmente geófaga reina Victoria, aunque por la pronta protesta
venezolana el gobierno británico decidió retirar los postes afincados por
Schomburk, iniciándose así la controversia sobre los límites de que hablamos. Entretanto la situación económica de la Guayana Británica se agravaba, por lo que Londres ve como alternativa
salvadora de la crisis el cercano oro venezolano que se contiene en el río Yuruari,
de donde los ingleses piensan incluso apoderarse del Orinoco (recordar aquella
canción oportuna “El Callao to night, Tumeremo tomorrow night”), aunque con la
campaña de la opinión pública venezolana contra esas pretensiones imperiales el
gobierno británico recula y propone a Venezuela bajar la tensión manteniendo el
“status quo” sin ocupar el territorio en disputa, según Acuerdo firmado en
1850, lo que a poco los ingleses irrespetan dicho Acuerdo porque lanzan colonos
hacia el occidente del río Esequibo, buscando la cuenca aurífera del Yuruari, y
adulterando incluso los mapas originales del pérfido ya muerto Schomburk. Mientras tanto la también pérfida Albión no
contenta aún con el despojo de sus miras en 1887 traza a favor otra línea
fronteriza, que contiene nuevas aspiraciones territoriales (“frontera
indiscutible” la califica) pasando sin tapujos a aspirar 167.830 kms2 más de
suelo venezolano. Pero como buena e
irrespetuosa timadora de fronteras, poco después la ya conocida en los anales
de la Historia Gran Bretaña y en época de esa temible reina Victoria, hizo
avanzar otras escondidas aspiraciones sobre suelo venezolano fijándolas en las
cercanías de Upata (Estado Bolívar), con una enésima nueva línea danzante que abarcaba hasta 203.310 kms2 de territorios
igualmente venezolanos, con la conocida desfachatez y arrogancia del British
Empire.
Ante ese despropósito británico
Venezuela hizo grandes esfuerzos para impedir
la ocupación del Estado Bolívar sumándolo a las garras inglesas (territorios
Yuruari y Caura), mientras Venezuela asegura sus terrenos patrios y recursos
necesarios en profundidad y fronteras, que en parte yacían despoblados por varias circunstancias como en el olvido del
gobierno central. Por esta digámosla
apatía subvenida en 1890 el gobernador federal Pérez García mediante Decreto
crea una Comisión especial para los ríos Yuruari, Cuyuni, Mazaruni y Esequibo, “hasta nuestros límites
con la Guayana Inglesa”, a fin de colonizar aquellos lugares que fueran
ocupados en sus intenciones nacionalistas, asumiendo la vigilancia necesaria y el cuido de los
indígenas residentes, impidiendo actos
de jurisdicción por extraños en las pertenencias de la República, y
designándose un Comisionado especial para explorar la región limítrofe. El Comisionado Briceño para cumplir sus
funciones parte de El Callao al frente de una expedición en veces fluvial (ríos Botanamo, Cuyuni, Mazaruni y Esequibo),
incluyendo explotaciones mineras particulares del Demerara y refiriéndose Briceño
a incursiones de colonos ingleses con deseos de establecerse (igual en Cuyuni,
Mazaruni y sus afluentes) o sea en territorio venezolano, autorizados por
Demerara y los británicos, protesta que dicho Comisionado presenta ante la autoridad
británica en Georgetown (24-5-1890), donde incluye los límites de Venezuela en
ese territorio.
7) EL LAUDO ARBITRAL Y
ARBITRARIO DE 1899.
Como consecuencia de las cuatro
líneas arbitrarias del funcionario británico y presunto naturalista Schomburk
(recordar que las casas reales germana e inglesa eran casi hermanas, en lo
político y geográfico), y por las sucesivas invasiones de nuestros territorios Venezuela rompe relaciones con el Reino Unido
(Gran Bretaña) para buscar una decisión arbitral, a lo que se niega el poder
inglés, suscitándose incidentes en Venezuela con policías ingleses arrestados
(ríoYuruán,1895), mientras nuestro país hace gestiones para una intervención
estadounidense en el conflicto (recordar la doctrina Monroe, “América para los
americanos”), y porque los americanos se preocupaban con el giro mundial y las
agresiones del expansionismo británico, de donde el Presidente americano Grower
Cleveland toma cartas en el asunto e interviene
para defender lo que en derecho pertenece a Venezuela. Pronto en 1895 el Congreso norteamericano
exige a Inglaterra aceptar el referido arbitraje, reclamando Cleveland el derecho a intervenir en la disputa por la
doctrina de Monroe. Analizado este
interés americano en la dicha disputa veremos que con ella los Estados Unidos
pretendían salir de su aislacionismo pasando al plano de gran potencia frente
al poder inglés actuante, así afincando la doctrina de Monroe como instrumento
valedero para el predominio exclusivo en todo el Continente americano. De aquí
que en 1896 los británicos y americanos (que representan éstos a Venezuela)
abrieron las negociaciones pertinentes, con la firma del Tratado Arbitral entre
Venezuela, el Reino Unido y la Colonia de la Guayana Británica, celebrado en
Washington el 2-2-1897.
El Tribunal fue presidido por el ruso
Federico de Martens, tan cercano y al servicio de las coronas zarista (Asia
Central) y germana, por vinculaciones familiares e imperiales desde luego. Ningún
jurista venezolano formó parte de ese Tribunal de compadres, cuando se
consideraba a Venezuela entre los países semisalvajes, que quería mucho decir,
con el expresidente americano Benjamin Harrison
en calidad de defensor de la causa venezolana, de cuyas actividades por
demás objetables y dañinas he escrito con amplitud en mi blog (“Ramón Urdaneta.
Venezuela y el mundo”). En síntesis el
Laudo ausente de motivación en la sentencia, como cuajado de mentiras y
medias verdades (admite las líneas
adulteradas de Schomburk) se dicta en Paris el 3 de octubre de 1899, entre el
miedo y la presión, con exceso de poder y ciertos detalles jurídicos
fundamentales donde Venezuela perdió otros 159.000 kms2, con una sentencia vil comprometida,
arreglada, con la coacción del juez De Martens (votos cinco a cero a favor de
Gran Bretaña), sin votos salvados de antemano entre los jueces que atendían
intereses oscuros y sin considerar los títulos exhibidos por las partes (por
cierto hubo ausencia de títulos británicos), con vicios en la forma y en el
fondo, de donde dicha supuesta sentencia era totalmente nula e írrita, incurriéndose
además en “ultrapetita” de asuntos no inherentes al fallo y otorgando así en
dicho caso la navegación internacional del río Barima. Sobre esta farsa famosa en los anales del Derecho
universal es bueno recordar la Memoria
post mortem suscrita por el Secretario de dicho Tribunal, americano Mallet
Prevost, donde se demuestra por demás claro la ignominia de tal juicio vendido.
8) LA RECLAMACIÓN DEL TERRITORIO ESEQUIBO: 1899-1966.
La brutal decisión de 1899 fue
rechazada por Venezuela mediante nuestro agente
José María de Rojas y el Presidente del país Ignacio Andrade, asustando
entonces Gran Bretaña a Venezuela con fijar fecha para una demarcación
unilateral si nuestro país no lo hacía a la conveniencia del supuesto ganador.
Pues bien, hechos los análisis respectivos solo en 1903 Venezuela denuncia
estas manifestaciones de terror judicial
en la Corte Internacional de La Haya, comenzando a exigirse su revisión
una vez aclarada la marramucia desde 1944, 1948 y 1949, y publicándose
entonces por el gobierno venezolano el
invalorable Memorandum del doctor Mallet
Prevost. Igualmente en 1951 y
ante los Ministros de Relaciones
Exteriores americanos en Reunión de Consulta, el Canciller de Venezuela Gómez
Ruíz solicita una justa reparación sobre nuestra frontera oriental por los
desafueros ocurridos de que hablamos, mientras el Consultor Jurídico de nuestra
Cancillería en 1954 aclara que Venezuela no aceptará “nada que pudiera menoscabar
los derechos” correspondientes al caso, ni renunciar a los mismos,
ratificándose tal posición indubitable en 1960, en la Cámara de Diputados caraqueña
y ante una delegación parlamentaria del Reino Unido.
La reclamación sobre el territorio
Esequibo se formalizó en 1962 durante el gobierno de Rómulo Betancourt,
planteando el Canciller Marcos Falcón Briceño dicha cuestión de límites con la Guayana Británica en la Asamblea
General de las Naciones Unidas, donde da a conocer las interioridades dañinas del Laudo de 1899. Estas demostraciones jurídicas documentales logran
finalmente que Gran Bretaña acepte una
revisión de tales papeles comprometedores, realizándose así tres conferencias
(Londres, 1963 y 1965, y otra en Ginebra, 1966), de donde se rubrica un Acuerdo
para resolver la controversia de ambas partes en conflicto sobre la frontera entre
Venezuela y la Guayana Británica, firmado en Ginebra (Suiza) el 17 de febrero
de 1966. Este Acuerdo con la Guayana
Británica ya independiente (hoy llamada República Cooperativa de Guyana) sobre
lo firmado entonces con Gran Bretaña como potencia colonial, establece la creación de una Comisión Mixta para buscar
soluciones prácticas referidas a la controversia surgida a raíz del Laudo arbitral nulo e írrito de 1899.
9) EL ACUERDO DE GINEBRA. Por
consecuencia de la contención venezolana y los deseos de las partes para una
solución satisfactoria de la controversia, dicha Comisión creada venía a
representar para Venezuela el
reconocimiento explícito e implícito de su alegato, como resultante de lo
alegado en pruebas por nuestro país y la
impugnación del laudo de 1899. Esta
Comisión tenía el carácter de paritaria, o sea compuesta por dos venezolanos y
dos guyaneses, sin la presencia de otro comisionado árbitro ajeno a los intereses debatidos. De no llegarse a un
pacto para la solución buscada, los dos gobiernos
respectivos deberían entonces
escoger la solución pacífica prevista en
el artículo 33 de la Carta de la ONU,
mediante los métodos allí contenidos, y hasta otros medios pacíficos, a elección
de las partes en pendencia (verbigracia acudir a un organismo internacional
apropiado, o al Secretario General de la ONU, para que escoja otro de los procedimientos pacíficos estipulados
en el citado artículo 33, hasta resolver o agotarse todos los medios de
solución). Además el artículo 5° de la Carta
contempla que dicho Acuerdo pueda ser interpretado bajo ningún concepto como renuncia o disminución de la reclamación territorial, y que cualquier
acto
o actividad en el territorio reclamado
por nuestro país conllevara o representara menoscabo alguno de nuestros
derechos ni apoyo de las pretensiones de Gran Bretaña o de Guyana,
reconociéndose expresamente cualquier reserva venezolana hecha sobre concesiones
(petroleras, auríferas, etc.) otorgadas o que pudieran adjudicarse en la zona
en reclamación. Por manera que más claro
no canta un gallo y en especial sobre las violaciones al tratado suscrito en
los últimos tiempos por la sinuosa Guyana y sus entretelones ilegales. La independencia de la Guayana Británica
representó un avance en la reivindicación de la Guayana Esequiba y por su
posición anticolonialista nuestro país se apresuró a reconocer el nuevo Estado
de Guyana (Nota del 26-5-966), apoyando de seguidas su ingreso en la ONU. Por
su parte la Ley Aprobatoria de este acuerdo ginebrino fue aprobado por nuestro
Congreso el 17-2-1966.
10) EL PROTOCOLO DE PUERTO ESPAÑA.
La Comisión Mixta designada como
hemos señalado desde julio de 1966 hasta febrero de 1970, con un plazo agregado (4 años) por
las discusiones emprendidas con los tercos británicos, funcionó en 17 reuniones
aceptadas, mientras Guyana ponía objeciones diversas, sin discutir posibles
soluciones. Para dejar bien claro Guyana nunca ha reconocido la nulidad del bastardo
Laudo de París, yéndose por las ramas en este caso por considerar “motu proprio” como aceptado por Venezuela, mientras que
nuestro país considera a este Laudo como inexistente porque surge de un hecho doloso, fraudulento
y falso que vergüenza origina al comprobarse
la componenda dañina de los jueces participantes en dichol vergonzoso juicio arbitral.
Y se pregunta entonces el autor de
este estudio “¿Porqué razón Guayana aceptó el Acuerdo de Ginebra, abriendo así
un caso cerrado en 1899?”, respondiendo
de seguidas para eliminar dudas, que “ello obedeció a las fuertes presiones del
gobierno británico sobre la firma del Acuerdo”, de donde el joven abogado
Linden Forbes Burnham y Primer Ministro guyanés sin otros miramientos
coloniales aceptó la propuesta británica, que con una segunda intención y para
mejorar los británicos sus relaciones con Venezuela (oro, petróleo, etc.)
vieron esa manera lavarse las manos
dejando solos a nuestro país y Guyana en la solución de la controversia, aunque
Guyana tras corrales “pretendió neutralizar
los efectos del Acuerdo” llevando las negociaciones a un punto muerto sin
alcanzar cualquier avenimiento, mientras Venezuela insistía llegar a un arreglo
práctico de la controversia. Pero la rebelión interna del Rupununi (ya tratada
en este blog), las disparidades de criterios para el término de la Comisión
Mixta (4 años), el escenario de la entonces política caribeña, la guyanesa agitación
creada contra Venezuela, y las negociaciones nuestras sobre el Golfo de
Venezuela condujeron por fin a la firma del Protocolo de Puerto España, el 18
de junio de 1970, que significó una posposición sobre el acuerdo de Ginebra
(mecanismos previstos), mostrándose como otra manifestación de entendimiento
hacia la solución de la controversia.
XI) VENEZUELA Y GUYANA EN EL MAR.
Para reforzar la reclamación esquibana en los aspectos político
y jurídico como nuestra soberanía
marítima en la zona el guayanés Presidente de Venezuela Raúl Leoni
emitió el Decreto N° 1152
(9-7-1968) sobre el Mar Territorial, trazándose así una línea de base recta en las costas venezolanas, entre la línea
divisoria del río Esequibo y Punta Aguarapiche, del actual Estado Delta
Amacuro, con expresa reserva de soberanía de esa zona de mar que se reclama a
Guyana (faja de tres millas de ancho entre la boca del Esequibo y el llamado Guainía,
como las aguas interiores de la zona delimitadas por la base fijada en el
decreto, y que la base recta en la boca del Esequibo será la que oportunamente
se acuerde con el Estado vecino.
Venezuela fijó su mar
territorial en doce millas náuticas,
incluyendo las aguas interiores ya delimitadas y sobre el tratado de la línea de base recta en lugares
costaneros e insulares que lo requieran.
Guyana entonces respondió proyectándose
en el Caribe, “para cercar a Venezuela, o al menos para que los países del área
no se colocaran bajo su esfera de influencia”, tratando en ello de atraer al
interesado Brasil, que siempre ha buscado comunicar a su territorio interior
con el océano Atlántico. Por otra parte acaso agresiva en lo que compete, en 1977 Guyana promulgó una Ley de Fronteras
Marítimas, extendiendo la anchura de su Mar territorial de 3 a 12 millas náuticas, mientras establece
una Zona de Pesca hasta las 200 millas náuticas y definiendo también su
Plataforma continental. Sobre estas decisiones y bien atento el gobierno venezolano emitió la respuesta
oficial correspondiente. En 1978 nuestro país creó una Zona Económica
Exclusiva para sus costas continentales e insulares, aclarando que la jurisdicción
y soberanía sobre las áreas marinas y
submarinas en el litoral del estado Delta Amacuro corresponde a la Armada
Nacional. Igualmente nuestro país en 1990
firmó con Trinidad & Tobago otro Tratado importante de Delimitación de
Áreas Marinas y Submarinas, que le aseguró a Venezuela una salida libre hacia
el Océano Atlántico, pues define los límites físicos hasta alta mar en el Atlántico y la zona de los fondos marinos, asegurándose así esta navegación
libre atlántica en caso de una solución ambigua de la controversia esequiba que
tratamos.
XII) GUYANA SACÓ PROVECHO.
En 1982 cuando venció el primer plazo de 12 años de
vigencia del Protocolo de Puerto España, el gobierno del presidente Herrera
Campíns decidió no renovarlo, lo que Guyana igualmente acepta la no renovación
de dicho protocolo, agregándose proposiciones que entonces hace Venezuela a
Guyana para optar a una reapertura de negociaciones directas, que son negadas
por Guyana, insistiendo en este caso acudir
a la Corte Internacional de Justicia (1982), que como sabemos no presta
seguridad a los intereses en juego de Venezuela. Ante la laguna que se presenta,
el gobierno venezolano en consideración
al Acuerdo de Ginebra en septiembre del mismo año comunica a Guyana su
propósito de elevar este asunto al Secretario General de las Naciones Unidas,
por lo que Guyana mediante Nota enviada igualmente decide aceptar la propuesta de Venezuela
(3-1983), y el Secretario General también admite la proposición, lo que inicia
la escogencia del funcionario para adelantar tales negociaciones. En 1986 la cancillería venezolana convino
proponer la fórmula de los Buenos Oficios, que Guyana luego acepta. Para
atender nuevas atapas del trabajo se conformó una Comisión Nacional Asesora
sobre el tema de la Reclamación, y la Asamblea Nacional Guyanesa aprobó un Comité
Parlamentario para la Integridad territorial de Guyana, aunque Guyana sin otros
miramientos y debilidades ocupa (sic) el
territorio en disputa otorgando
concesiones en esta Zona reclamada, sin
que sepamos cual fue la respuesta defensiva de Venezuela (pág. 35 del escrito
estudiado). Andando en esos excesos de
la contraparte para 1995 22 compañías mineras multinacionales conocidas
operaban allí, en su mayoría canadienses y bajo el amparo de Inglaterra, según
supongo, mientras Venezuela en 1991 dentro
de la Zona Económica Exclusiva amplió su
competencia en la Zona de Pesca. En 1996
se produjeron apresamientos de embarcaciones pesqueras del Territorio Esequibo
y en aguas de jurisdicción venezolana, por lo que protesta oficialmente nuestra
cancillería sobre dicha intromisión.
De otra parte Guyana haciéndose la
desentendida dio concesiones petroleras internacionales en áreas acuáticas
dentro de nuestra zona reclamada y en Delta Amacuro, por lo que Venezuela
protesta oficialmente (7-1999), y como cuestión grave también Guyana decide, de manera unilateral fijar
el límite occidental de esos
otorgamientos permisivos (a las empresas
Exxon y Century) con la delimitación marítima de nuestras aguas
alcanzada entre Venezuela y Trinidad, pretendiendo así colocar una barrera a la
prolongación marítima del Estado Delta Amacuro y su gran plataforma continental
producto de los sedimentos arrastrados por el río Orinoco. Y adelantándose con
estos excesos limítrofes, protegidos por alguna potencia extranjera que no es
de mencionar, en agosto de 2.000 el canciller guyanés Rohee tuvo el atrevimiento, cuanto osadía inigualable de señalar que el Territorio
Esequibo era parte integral de su país y
que Venezuela debía demostrar lo contrario, o sea que el Laudo de París era
nulo e írrito. El presidente Hugo Chávez entonces respondió que el Esequibo “era histórica y legalmente
venezolano”, por lo que muy pronto dicho canciller visitó a Caracas, para limar
asperezas.
El año 2000 ante la pretensión
de una compañía americana de obtener
cierta concesión territorial en la zona reclamada para desde allí enviar
satélites y cohetes al espacio, el gobierno venezolano aplicando el Acuerdo de
Ginebra se opuso a dichas pretensos deseos, extensivo a empresas transnacionales
en dicha zona, aunque el Gobierno Nacional presidido por Hugo Chávez (3-2004) negando
lo antedicho declaró que “no se opondría
a que Guyana diera de manera unilateral concesiones” siempre que favorecieran el
desarrollo de la región. De esta manera
y como opinara el ex embajador Sadio Garavini nuestro país así debilitó las
armas de la negociación y Guyana obtuvo mayor razón para no negociar. Cosas de
la política y de los hombres, puesto que desde entonces Guyana ha radicalizado
su posición colonialista expresada a través de otros interlocutores.
XIII). GUYANA Y LA AMPLIACIÓN DE SU
PLATAFORMA CONTINENTAL.
En 2.011 la guyanesa Canciller
Rodríguez Birkett anunció con cierto cinismo diplomático desde luego entre grandes potencias, que su
país solicitaría a las Naciones Unidas la extensión de la Plataforma Continental en 150 millas náuticas colindante con la Zona
Económica Exclusiva correspondiente a Venezuela, mientras la Agencia de
Noticias guyanesa Gina agrega abundando que “la costa afuera de Guyana es considerada la segunda cuenca petrolera más atractiva en el mundo,
con un potencial calculado de 15,2 millones
de barriles de crudo petrolero. Los
cancilleres de ambos países se reunieron en Trinidad con el buen oficiante designado
Norman Girvan para estudiar la crisis ocasionada por Guyana, lo que luego
terminó en una declaración formal conjunta sin mayor trascendencia, o sea seguir
negociando sobre la delimitación de las “fronteras marítimas”. El tema de la Reclamación venezolana volvió a
encenderse en 2.013 por la detención en aguas de nuestro país (zona exclusiva)
del barco de exploración petrolera
Teknik Perdama, operado por la compañía estadounidense Anadarko Petroleum,
cuando el Ministro guyanés Persaud confirma que la Esso y Anadarko participan en la exploración petrolera de Guyana,
movilizando incluso equipos de perforación para realizar trabajos, mientras el
gobierno venezolano por esta violación del espacio marítimo expresó “profunda
preocupación” de la irrupción de barcos autorizados por Guyana y no por
Venezuela, en el mar territorial y zona
exclusiva venezolana. Guyana respondió
con airada Nota de protesta, mientras hace presión contra Venezuela en foros
internacionales. Y el 16-7-2013 se
informa por la prensa nacional que Guyana decidió “ejercer su soberanía en los espacios
marítimos venezolanos, lo que no pasó a mayor escándalo porque la cancillería
venezolana enmudeció sobre el grave acontecimiento (ya indicamos que el
gobierno de Chávez protegía junto con Cuba los intereses guyaneses). En
consecuencia las hermanas Exxon y Esso
iniciaron su exploración petrolera en el bloque marítimo Stabroek (costas
del estado Delta Amacuro), sin notificarse previamente a Venezuela, como estaba
pautado por el Acuerdo de Ginebra. Y siguió complicándose el diferendo porque
con los colonialistas guyaneses que no
respetan fronteras ni tratados, el 8-12-14 la canciller guyanesa Rodrigues Birkett aseguró, además, que los Buenos
Oficios escogidos para solucionar el conflicto desde 1966, “no había dado
resultados”.
La situación por tanto se ha hecho
crítica para Venezuela, que en otro tiempo hubiera tomado medidas más severas. Pronto
y siguiendo su abuso consumado Guyana
hizo saber la partida de la plataforma Deep Water desde Luisiana hasta el bloque costa afuera Stabroek para
iniciar estudios geológicos y geofísicos
con todo el apoyo guyanés requerido, encontrándose un inmenso depósito de petróleo en el lugar, lo que en otro tiempo se hubiera considerado
“casus belli”, mientras para más resaltar este conflicto de gran dimensión Guyana guapa y apoyada advirtió
al gobierno venezolano que “desista de
tomar cualquier acción que obstaculice el desarrollo de Guyana y de su gente,
lo que estaría en contravención del derecho internacional”. En todo caso ya
sabemos quienes tras bambalinas manejan los negocios y el poder en aquel
sufrido país por botas militares e imperiales. Entretanto el gobierno de
Caracas para precaver un conflicto mayor tipo islas Malvinas guarda cierto
silencio diplomático evitando desatar huracanes y mientras las Naciones Unidas
y otras instancias internacionales colaboran en el cumplimiento de los acuerdos
firmados.
XIV. SE ENCONTRÓ PETRÓLEO.
Como hemos dicho la Exxon en el
bloque citado halló petróleo significativo, a 192 kilómetros de la costa y
evaluando su viabilidad comercial en este primer pozo del bloque. Pero ante la
pasividad del gobierno de Guyana en los
hechos reclamados por Caracas nuestro gobierno crea cuatro Zonas de Defensa
Integral, con operaciones de patrullaje y resguardo de estos espacios, incluyéndose
a la fachada atlántica en dicha Zona de Reclamación.
Dentro del poco intercambio de misivas Guyana de manera tosca ha respondido a Venezuela
que ésta pretende anexarse espacios marítimos que no le corresponden, y que el
decreto de las Zonas viola el derecho internacional, desconociendo siempre la
frontera de nuestro país, que es el del írrito Laudo de 1899 con otras
parafernalias que se arguyen al efecto, exponiendo además que “cualquier
intento de aplicar este decreto emitido por Caracas será vigorosamente
resistido (rechazado) por Guyana”. A buen entendedor, pocas palabras. Por su
parte nuestra canciller Delcy Rodríguez invoca la paz y la espera a la
resolución de la controversia, recordando que la agredida ha sido Venezuela al
permitir Guyana a una transnacional incursionar en nuestro territorio
reclamado.
Como punto final del importante
escrito al que me refiero el autor del mismo alude que el reclamo del Esequibo es de orden
político y que es la tierra firme la que genera espacios marítimos, estando
pendiente el previo arreglo de la frontera terrestre, en el entendido que la
integridad del territorio es inalienable, y reafirmándose además que la salida al Atlántico no es negociable,
todo ello desde luego sin interferencia
de terceros.
Y como también el asunto Guyana es de
lege ferenda en cualquier otra oportunidad volveré sobre el mismo tema, donde
existen muchos intereses y riquezas futuras. Mientras tanto espero se hayan informado lo suficiente con el
trabajo que reseñamos (o en visitas a este blog) y sus enredos diplomáticos e intrínsecos que aquí están
presentes.
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