martes, 29 de julio de 2014

EL FIERO OPOSITOR PABLO MORILLO.


General Pablo Morillo.
 Amigos invisibles. Como la Historia no se divide entre héroes y villanos y mucho menos se parte este concepto crítico mediante consideraciones subjetivas que pululan entre el odio o el amor, vamos ahora a reconsiderar cuestiones mal vistas desde nuestros tiempos juveniles cuando aún se estimulaba el pensamiento con recuerdos tenebrosos que hacían perder el sentido de la realidad, como el caso simbólico de que los españoles durante nuestra guerra de Independencia fueron unos perversos asesinos y que por el contrario los llamados patriotas, y entre ellos se contaron algunos españoles y canarios, se portaron de una digna manera, sin excederse en nada, y esa cuento tan portentoso y digno de Charles Perrault caló en nuestras mentes infantiles y hasta de juventud, pero que después de lecturas y diálogos interiores  llamados a despertar la conciencia, pudimos entender realidades para hilar por lo fino en cuanto pudo ocurrir con aquella llamada guerra fraternal, que entre muchas es la más desgraciada, donde de parte y parte contraria salieron a flote danzas macabras o escenas silenciosas como para repetir en el jardín de las esperides.  Pues bien sobre estos parámetros que aclaran el panorama sin sentido donde todos podíamos tener cabida, dentro de las matanzas consensuales  porque el fuego y ardor no cesaba en los campos guerreros por obra o decisión del rey Fernando VII que veía aquello de nunca acabar, como en Numancia, y como donde gobierna capitán no manda marinero de un plumazo decidió acabar con la guerra en Costa Firme americana, sin recapacitar dos veces porque el jaleo de España  y de los gabachos fronterizos era suficiente como no dejarlo dormir y entrar en el estrés, de modo que ordena buscar por entre sus oficiales destacados alguno de fuertes braguetas capaz de pasearse por el Norte de Suramérica que pudiera hacerle frente al disparatado campo de acción militar que se hallaba en tres y dos, porque según los analistas críticos para el momento de esta decisión gran parte de Venezuela, digamos por caso, se mantenía afecto a la causa del Rey, como dueño y señor indiscutido (¿?) de estas sus posesiones materiales y espirituales americanas, aunque entre fusilamientos y terror por variadas razones otro tanto de americanos se afiliaban a la causa republicana, mas como se dice “con un pañuelo en la nariz” por los desmanes habidos entre las partes contendientes de palabras y hechos. En este medio propicio a la pacificación a que aspiraba en rey borbónico aparece todo un personaje forjado en su contienda patria, lo que le da méritos y nombradía para venir al mando de una flota y un ejército para aquí calmar los ánimos controvertidos y ese personaje como de novela realista al estilo Pérez Galdós, donde todo se puede, es el general Pablo Morillo Morillo, venido de abajo del substrato pobre y pastoril español pero que fue escalando ascensos y posiciones por su gallardía y méritos heroicos indiscutidos. Vamos pues a pasearnos un poco por la vida de este hombre que tanto como Bolívar, o Sucre, Urdaneta o Páez, está íntimamente ligado al corazón de Venezuela y al de su tierra que lo vio nacer y formarse, que es Zamora, en los tiempos de las guerras llamadas napoleónicas.

Rey Fernando VII.
 Pero como aquí es imposible señalar toda la impecable y nutrida hoja de servicios militares a objeto de que ustedes tengan una idea de quien Fernando VII envió a Venezuela para combatir a Simón Bolívar y los suyos facciosos, solo mencionaré título, grados, nombramientos y otras cualidades públicas o militares sobre este héroe y fogueado militar que por su hidalguía terminó siendo amigo de nuestro Libertador. 1)  Nacido  en Zamora el 5 de mayo de 1775, de 16 años (1791) se alista en el Cuerpo de Marina, tomando parte en el desembarco insular de Cerdeña y luego en el sitio de Tolón (1793), donde es herido.  2) En Cataluña por méritos es ascendido de soldado raso a cabo (1794). 3) En 1797 es Sargento Segundo, siendo hecho prisionero en el navío San Isidro.  4) Vuelto a la libertad se enfrenta al bombardeo de Cádiz por los ingleses, y participa en la famosa batalla de Trafalgar (21-10-1805) contra el almirante inglés Horacio Nelson, de cuyas resultas cae herido y es hecho prisionero. 5) De nuevo en libertad actúa en la rendición de la escuadra francesa en Cádiz (1808) como oficial a bordo del  navío Argonauta. 6) En la Guerra de Independencia española (1808) contra el usurpador francés Morillo es subteniente  de infantería de Voluntarios de Llerena (2-6-1808), y asiste a la triunfal batalla de Bailén (primera derrota napoleónica), en que traba amistad con el general Francisco Javier Castaños. 7) Guerrillero en Extremadura y el Tajo, es ascendido a teniente y pronto a capitán, por servicios distinguidos.  8) Destinado a Galicia, se le aclama Coronel a propuesta de lord Wellington, con confirmación del título, sitiando así a Vigo, con 1.500 hombres, donde capitulan los franceses. En la batalla del Puente de Sampayo con 12.000 hombres se enfrenta y vence al mariscal Michel Ney (7-9 de junio, 1809), cuando le otorgan el título de “León de Sampayo”.  9) Combate en Castilla y Extremadura, Feria, Jerez de los Caballeros, Fuente Ovejuna (herido en el hombro izquierdo, etc.). (1810).  10) Marzo de 1811. El Consejo de Regencia de Cádiz por su distinción en el 5° Ejército lo nombra Brigadier de Infantería y su amigo el general Castaños lo pone al mando de una división de infantería (“un Jefe tan digno como V.S.” le escribe). Actúa  en acciones de comando contra los invasores franceses, y luego con su división se incorpora (10-1811) a las fuerzas del inglés sir Roland Hill, primer lugarteniente del Duque de Wellington.  En Arroyo Molinos y bajo sus órdenes  un batallón inglés y otro portugués ponen en graves aprietos a las fuerzas opositoras, como hecho de trascendencia militar, y al frente del 5° Ejército (2ª División) combate en Belalcázar, Talarrubias,  Sierra Morena y Villanueva del Duque, entrando a Cáceres “después de una correría feliz y gloriosa”.

 Y continúa su brillante hoja de servicios. 11) Abril de 1813. Reunidas cinco divisiones de infantería del 4° Ejército, Morillo es nombrado Comandante en Jefe de la 1ª. División, pasando con ella a Castilla y las Provincias Vascas para iniciar así desde el 21 de junio la liberación de España y mientras Simón Bolívar en el territorio ultramarino (Trujillo) decretaba la Guerra a Muerte. En Vitoria Morillo con el grado de General comanda una división, tocándole el honor de iniciar la gran batalla libertadora, por el flanco derecho, donde el zamorano es herido por cuarta vez y manteniéndose en el campo de lucha hasta el triunfo final, por lo que se le asciende a Mariscal de Campo (honorífico, el 3 de julio 1813) y se le otorga la preciada Cruz de San Fernando, de alta distinción militar, en momentos cuando la dominación francesa en España con la derrota habida tiende a su final.  12) Febrero de 1814. Ya en suelo francés con maniobras envolventes Morillo hace retroceder al mariscal Nicolás Soult hasta atrás de los Pirineos, por Pau, Burdeos y Toulouse, y luego de esta batalla los franceses firman la suspensión de las hostilidades, cuando Morillo  es jefe del bloqueo de Navarrenx y mientras su nombre ya se destaca en el campo de la política y defensa española. 13) Agosto 14 de 1814. Por estas circunstancias guerreras en Indias  se le designa Capitán General  de Venezuela y Comandante de la Expedición antisubversiva  a Tierra Firme.

Concluida así la Guerra de Independencia contra los franceses el general Morillo regresa  a la tranquilidad luego de haberse labrado  una página digna  en la Historia de la España Peninsular.  Y sin permanecer quieto porque su vida aún iba a dar muchas satisfacciones, pronto entraría  en un segundo capítulo  de su existencia, esta vez al otro lado del océano de las colonias ultramarinas españolas, a donde pronto fue escogido por orden Real y al mando de un ejército de pacificación de diez mil hombres y sus anexos, ejército bien provisto como triunfante en tantas batallas y entrenado para disipar las disidencias y conflictos de Indias aparecidos a raíz de la lucha antibonapartista recién concluida. Para salvar este imperio en decadencia Morillo arribará a Venezuela en calidad de General en Jefe y a la cabeza de un ejército formidable de veteranos como fuerza expedicionaria, de cuya actuación también dividiremos las hazañas y supuestos errores en la siguiente forma. 1)  Finales de 1814. Por orden de Fernando VII el ejército pacificador peninsular viene a enfrentarse a una feroz guerra civil ahora con sentido ideológico de la guerra a muerte, ante una tarea casi imposible de ejecutar porque las circunstancias aparecidas no estaban previstas, como bien conocía el protector de Morillo general Francisco Javier Castaños, aunque pise la América (Costa Firme) como Capitán General de Venezuela y General en Jefe (Comandante) del Ejército Expedicionario.  2) 1° de Abril de 1815. El rey Fernando VII previamente asciende a Morillo a Teniente General (1-4-1814) y luego con tal valioso rango comanda la expedición que zarpara de Cádiz  rumbo a Venezuela el 17 de febrero de 1815. Era compuesta de 65 buques principales, seis grandes cuerpos de ejército para formar doce cuerpos de guerra, y un total de 15.000 hombres armados. 3) 2-4-1815. La formidable escuadra entra al mar Caribe dirigiendo sus naos a Puerto Santo (cerca de Carúpano), a sabiendas que el valiente español y jefe victorioso José Tomás Boves había muerto en diciembre de 1814. Viaja a la isla de Margarita y como Pacificador Morillo decreta el indulto de los sublevados, mientras ocurre el infausto hundimiento del valioso navío  San Pedro Alcántara, con que se pierden todos los pertrechos militares (la paga, tren de artillería, etc.) traídos desde España para la pacificación prevista, lo que obliga al Comandante expedicionario a tomar medidas extremas con fin de conseguir recursos materiales.  4) 11-5-1815. Luego de expulsar desde Pampatar y con 3.000 hombres a los patriotas de Margarita (9-4-15), Morillo visita a Cumaná y La Guaira para llegar a Caracas, donde lanza una proclama alusiva, y sigue a los valles de Aragua, Valencia y Puerto Cabello. 5)  5-7-1815. Morillo al mando de su ejército sale para el Virreinato de Santa Fe, en Santa Marta es aclamado, y luego ante la amurallada Cartagena de Indias que no se rinde y sin aceptar la oliva de la paz, el zamorano desenvaina la espada militar y sitia bloqueando al puerto y la ciudad durante tres largos meses (22-8- al 6-12-1815), que finalmente cae en su poder, tipo Numancia o Sagunto, asedio en que murió de hambre y calamidades una tercera parte de su población (6.000 personas), mientras hay ejecuciones,  se crean tribunales de guerra y Juntas de Secuestro de bienes, con que se mantiene el ejército en campaña. Por esta hazaña militar contra los insurgentes americanos el monarca Fernando VII le otorga a Morillo el título de Conde de Cartagena y la Gran Cruz de la Orden Isabel la Católica. 6) 1.817. Conseguido el dominio de Nueva Granada Morillo regresa a Venezuela para reducir los focos de resistencia patriota restantes en este país y continúa hasta Margarita. 7) El 17-8-1.817 Morillo parte rumbo a Cumaná. Un vez triunfante de esta reducción antirrevolucionaria, por la vía de Tunja el pacificador Morillo resuelve esta vez seguir al centro de Nueva Granada, de donde llega a Zipaquirá y al día siguiente a la capital Bogotá, que lo recibe con arcos triunfales. Por causas de seguridad dispone tomar medidas severas frente a una posible sublevación observada, mas en ello sabía perdonar y oír las súplicas ciudadanas, razón mediante la cual ordena poner en libertad a diversos prisioneros, aunque en caso contrario a su deseo pueda aplicar la pena de fusilamiento entonces necesaria contra ciertos rebeldes de postín (años después el general Santander lo haría igual contra 39 oficiales realistas que estaban prisioneros). Y una vez que de esta manera apacigua el virreinato resuelve volver a Venezuela, donde nuevamente anda sublevada la isla de Margarita. 8) 3-1816. En Mompós (Magdalena) a Morillo preocupa la intervención británica a favor del bando patriota, mientras Bolívar se rehace en Guayana con pertrechos ingleses y sin que Morillo obtenga refuerzos de su parte, al tanto que los rebeldes patriotas forman expediciones en islas antillanas, por lo que el pacificador Morillo pone a Madrid en cuenta de la situación denunciando a posteriori un triunfo de la causa independentista americana, aunque con este conocimiento y en defensa de su convicción y valores que porta  ante las disidencias ocurridas entre los rebeldes y los preparativos militares de Bolívar en Haití, el zamorano resuelve volver a Venezuela para organizar la defensa y se establece en el epicentro sabanero de Calabozo, cerca de los lanceros del opositor general Páez, cuidando así los llanos y puertos necesarios.  9) Año 1817. Año difícil para Morillo rodeado de escaramuzas, combates y tentativas, hambre, enfermedades, clima malsano, ausencia de pertrechos, de dinero y de refuerzos militares. La guerra es entonces general en el país.  10) Año 1818. A mediados  de año aún cuando Morillo obtiene éxitos militares la situación sigue en forma pesimista por la falta de ayuda proveniente de Madrid y la conciencia libertaria del americano. Y además por errores tácticos ocurridos como la división del ejército en San Fernando de Apure y la terquedad de invadir a Margarita en cambio de Guayana, que debilitan la posición patriótica aunque en general los monárquicos siguen adelante temiendo eso sí al fenómeno Páez.  Morillo entonces inicia una campaña de Calabozo a El Sombrero, prosigue y en la llanura de Semen o La Puerta  bate a Bolívar con un  ejército de 2.900 hombres, siendo herido el zamorano a través de un lanzazo que lo atraviesa por el abdomen, de lo cual no se repondrá por completo durante el resto de la vida. 11) La campaña de 1818 va a favor del héroe de Sampayo mientras Fernando VII por su valor y ejemplo le asigna un segundo título nobiliario de Castilla, o sea Marqués de La Puerta, luego del recibido condado de Cartagena.  12) Fines de 1818. Morillo, de tez morena, ojos vivos, voz fuerte, alto, de arrogante figura y de una magnífica memoria, en sus 45 años de edad se hallaba en Caracas pensando en los rebeldes llaneros que intuye alcanzarán la independencia de su patria. Pese a estar malherido de la pierna izquierda  vuelve a Calabozo para dirigir las operaciones militares contra esos centauros sabaneros del Apure, corridos hasta el Arauca cuya docilidad y empeño está en manos del general José Antonio Páez, mientras Bolívar prosigue atento al ascenso de los  soldados veteranos ingleses que ya apuntalan el ejército patriota. Por su parte el libertador Bolívar atraviesa los Andes colombianos, combate en Boyacá y ocupa a la capital del virreinato, pareciendo sentirse que todo está acabado el capítulo guerrero. Y así Morillo lo escribe a Madrid, porque cuando lleguen pertrechos ya será tarde para cumplir el cometido.   Del otro lado de la mar océano también las cosas se ponen color de hormiga, porque con el alzamiento militar en España de Rafael del Riego (enero de 1820) y la licencia de sus tropas el espectro americano se torna muy oscuro, de donde el pusilánime borbón Fernando VII sin consulta mayor ordena a Morillo entre en conversaciones con Bolívar a objeto de buscar la paz del conflicto mediante un armisticio y regularización de la guerra, lo que le trae proferir  al mismo Morillo un ¡carajo¡ sonoro, porque en ese momento preciso Morillo a su pensar tenía ganada la guerra, y sin embargo frunce el ceño  y luego se dispone a pactar lo ordenado para con el contendiente  Bolívar.

General Francisco Javier Castaños.
 Mientras vuelve a pedir el relevo de su mando en América, después de seis años de combate en el medio ecuatorial se halla enfermo, decaído, doliente del lanzazo de Semen, con escorbuto y almorranas, al tanto que recomienda para su cargo al valiente general Miguel de La Torre. Morillo busca una solución honrosa con los patriotas americanos, que incluye el perdonar sus enredos legales y reconocerles los títulos como ascensos alcanzados en la guerra. En ello Bolívar continúa radical para aceptar la República de Colombia y así recibir a los comisionados españoles, mientras Morillo con pesar escribe “puede decirse que se acabó en Venezuela y Nueva Granada la dominación española”. Entonces entre grietas y desilusión cunde el escepticismo. Finalmente se escoge como lugar de las conversaciones a la prócera ciudad de Trujillo para firmar los acuerdos y tratados que incluyen armisticio, regularización de la guerra, reconocimiento de Colombia (por ende el de los demás países hispanoamericanos) y el nacimiento del Derecho Internacional Americano (canje de prisioneros, sepulturas, derechos humanos, etc.). 12)  25 y 26 de noviembre de 1820. En Trujillo se firman los tratados entre las partes de Armisticio y Regularización de la Guerra, mientras Bolívar permanece en el cuartel de Sabana Larga y Morillo en el cuartel de Carache. Así finaliza oficialmente la llamada y salvaje “Guerra a Muerte” 13) Santa Ana, 27-11-1820. Ambos ejércitos y ambos líderes, Bolívar y el anfitrión Morillo se abrazan en dicha ciudad para restañar heridas ocurridas durante la guerra civil y fratricida. 14) 3-12-1820.  El Marqués de La Puerta entrega el mando del ejército español en Tierra Firme al vizcaíno general Miguel de La Torre y Pando, y el 17 del mismo mes  de diciembre (luego luctuoso por el fallecimiento de Bolívar) embarcó en la corbeta de guerra Descubierta rumbo a España por la vía de Inglaterra y Cádiz, para en marzo de 1821 ya estar en Madrid donde fue muy bien recibido y adeudándole bastantes sueldos atrasados el gobierno español.  Allí encuentra a España llena de tumultos y turbas, por obra de la política imperante, afiliándose entonces al partido constitucional moderado, suerte de liberal-conservador.

Dada la fama que lo envuelve pronto es nombrado: 1) 4-5-1.821. Capitán  General de Castilla la Nueva, con residencia en Madrid, y Ayudante de Campo y Gentil Hombre de Cámara  de Su Majestad, de donde ante los acontecimientos que subsisten y la situación peligrosa el monarca Fernando VII  lo inviste con el cargo de Coronel interino de Ingenieros de los dos regimientos de Reales Guardias de Infantería, con fecha 1° de julio de 1822, cargo interino por 18 meses manteniendo el orden respectivo y que dimite  por presión del repudio popular contra el Rey y para practicar entonces una cura de aguas termales en su delicada salud. En Zarza de Plasencia es detenido el personaje que tratamos y así regresa a Madrid, pensado entonces durante el camino ser más beneficioso un absolutismo practicable que una constitución ingobernable. Cosas de la época. 2) 7 de febrero de 1823. Es nombrado General en Jefe del 2° Ejército de Reserva con mando en Galicia, donde sufre tentativas de asesinato y halla tropas desmoralizadas por múltiples causas, apoyando algunos insurrectos a los franceses invasores denominados “100.000 Hijos de San Luis”, que entran a Madrid sustentando las pretensiones absolutistas de Fernando VII, para acabar con el llamado trienio liberal, acogiéndose así Fernando VII al absolutismo francés. Pero ante la suspensión del Rey Morillo allí se erige en Jefe de Estado Provisional del Noreste de España, mientras que para salvar la paz de su gobierno crea la dictadura, pero al ponerse de acuerdo Fernando VII con los Hijos de San Luis, y sin querer el zamorano pactar una rendición con el invasor, el rey priva del mando gallego al general Morillo, aunque después Su Majestad lo confirme en el mismo mando de Capitán General y de Presidente de la Audiencia.  Luego para defender la monarquía y frente a lo anárquico existente Morillo participa en la Primera Guerra Carlista (1833-40), en apoyo a la Reina regente Cristina, vuelve a combatir en Galicia y no pasa nada trágico allí debido a su experiencia, mientras piensa solicitar su dimisión del cargo hasta que le es admitida. 3 ) Agosto de 1823.  Deja su empleo y se une a tropas españolas que mantienen la legalidad del reino, con que rinde las plazas de Vigo y Cataluña, restituyendo luego la paz en Galicia. 4) 1824. Desde La Coruña el 1° de enero  se embarca rumbo a Francia por oponerse al régimen absolutista, y de allí viaja a los Pirineos para la cura de aguas medicinales prescrita, mientras las intrigas y purgas se suceden concluida la restauración del monarca Fernando VII. 5) 1832. Nuevamente es Capitán General de Galicia, y también en 1836, pero regresa a Madrid por quebrantos en su salud y la necesidad de su presencia en la Corte. 6). En tiempos de la predicha Primera Guerra Carlista (1833-40) y en apoyo a la Reina Regente Cristina,  Morillo lucha contra los absolutistas contrarios que apoyaban al pretendiente real Carlos María de Borbón. Poco después se traslada a París a fin de vivir  al lado de su esposa y los cinco hijos, luego de dieciséis años de actividad y lucha con los principios que sustenta. Allá Morillo y su familia se radicarán por seis años más, donde fue visitado por altas personalidades francesas y americanas.

Abrazo de Santa Ana.
 Ciento cincuenta combates y cinco heridas de guerra marcan su honrosa carrera militar. 7) 1830. Regresa a Madrid y después continúa hacia Andalucía para seguir en la cura de sus enfermedades. 8) Luego a Morillo se le vuelve a nombrar Capitán General de Galicia, imponiendo allí la autoridad, y en dicho cargo recibe la distinguida Gran Cruz de la Real Orden de Carlos III (la más codiciada condecoración española), siendo por cierto este rey Carlos quien viene a ser el creador de lo que en el contexto geográfico y político es Venezuela. Luego Morillo, que está inscrito en la Lista de próceres del Reino, por sus calamidades  y achaques pide ser relevado del cargo y sigue a Madrid, aunque por el lanzazo de La Puerta vuelve al balneario de Bareges, en el Alto Pirineo francés, donde rinde su vida heroica el 27 de julio de 1837. Sobre ese pecho aguerrido se posaron la Gran Cruz Real de Isabel La Católica, la de Carlos III, la  laureada de San Fernando, y muchas por acciones de guerra y de la carrera militar, amén de los destacados títulos reales de nobleza que en vida le fueron concedidos. Murió pobre pero con grandeza de su proceder.

El que tiene ojos de la realidad que vea. Aquí y por encima de prejuicios o distorsiones diremos que Morillo fue un militar de cuerpo entero y el único que así ha luchado en Venezuela, sin entrar en otras apreciaciones subjetivas que se pueden sostener. La Historia siempre la han escrito los vencedores y nunca los vencidos. Mas ahora me pregunto en este caso como historiador,  que su nombre extrafronteras (el de Morillo) aún no ha sido bien colocado en los anales de la historia del siglo XIX, ni menos en los entresijos críticos que le tocó vivir en España y en Colombia (la miseria, por ejemplo), donde pareciera que aún el resquemor o la mezquindad  hacen gula de su prebenda. Surgido de la nada pueblerina alguien hasta podría hacer un estudio comparativo con Bolívar y más en estos tiempos de amplitud dialéctica, donde no se puede concebir con fantasías erráticas ajenas a los hechos causados. Por lo demás dejo en su libre albedrío analizar a fondo a este importante personaje que podría ser ejemplo para muchas generaciones, dentro de lo que le tocó vivir.

Por algo buena parte de sus títulos y prendas de valía reposan  exhibiéndose entre los bienes de la Real Academia de la Historia, de Madrid, donde se pueden visitar.

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