jueves, 31 de octubre de 2013

LA INTERPRETACIÓN DE LA HISTORIA.

NOTA BENE. Para los lectores internacionales y nacionales de este blog como quiera que estamos monitoreando todo lo acontecido sobre el robo y despojo cultural múltiple ocurrido en Trujillo y que tiene muchos, pero muchos fundamentos legales, de lo cual se encuentran tres detenidos como capos menores, y faltan la cuarteta de mayores, reconozco que las diligencias judiciales siguen su cauce aún cuando falta cantidad de procedimientos a realizar por lo tan abultado del expediente, y como se colige de lo expuesto quiero apenas hacer público sobre una entrevista oportuna desplegada en el diario El Universal (Valentina Ovalles, 29-10-2013), de Caracas, donde uno de los posibles inculpados de alta categoría que forma parte de la gran trama, expresa conceptos que lo delatan en cuanto a la comisión de los hechos, según sea calificado, que ayudan a reunir más elementos de convicción en la pesquisa. Igualmente existe en su blog y como prueba indirecta una carta dirigida por  el mismo investigado al Gobernador Rangel Silva, donde precavido o curándose en salud  ofrece villas y castillos sin determinarlos, como medio de desviar las investigaciones del caso. Además el detenido señor Gudiño participa como miembro activo en el blog que publica este caballero, incluida la foto de él, lo que demuestra un grado de amistad y entendimiento a tomar en cuenta.  Al mejor cazador se le va la liebre. Tarde piastes, pajarito. Falta de relumbrancia el capo mayor que premiado dirige en Guarenas y quizás con su íntimo Jairo, el complejo editorial Alfredo Maneiro.       
¿Quién negoció las 2.300 piezas museísticas desaparecidas, los más de 2.800 libros  desaparecidos del Museo Mario Briceño Iragorry, y los 9.000 Libros desaparecidos de la Biblioteca   24 de julio, entre otras cosas, como lo declara públicamente el licenciado Peña, director de ese importante Centro histórico?. La Justicia tarda pero segura lo dirá, contra lloriqueos, depresiones y demás argucias que saquen a relucir los autores de tan monstruoso crimen.
Pasemos ahora al tema de este blog.   
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Amigos invisibles. Uno de los problemas  más complejos que se presenta a cualquiera que maneje la lengua dentro de sus altibajos y en especial cuando está tratando materias difíciles como la Historia, es conseguir el equilibrio objetivo de la palabra, de su sentido exacto que sin caer en el ditirambo procaz ni menos en la terrible condena ideológica, por razones obvias, pueda salir adelante en cuanto al tema de la interpretación necesaria para tener valor el sujeto tratado, pues eso en el fondo es difícil porque dentro  del hilvanar de conceptos, criterios correctos y apreciaciones necesarias, siempre parece que existe un corazón de por medio, malvado o racional, pero que por los atajos de la misma creación temática puede interceder de una u otra forma para desviar el canal de los conocimientos y eso es bastante común en nuestro días ya que el cavilar de los creadores también se alinea  de una manera sorprendente, momento cumbre en que pensándolo o no se cae en la trampa del desacierto y la particularidad.
 
                      
 
             Y como durante décadas existenciales he andado y a veces desandado entre esos caminos ennoblecidos por Clío y hasta mejor por Herodoto, puedo asentar de veras algunos conceptos y apreciaciones que son necesarios revivir de tiempo en tiempo para que mediante el cansancio espiritual no deriven estos campos del pensamiento motivado en trabajos y estudios donde se aprecia el interés de por medio, a veces crematístico o ideologizante, cuestión o línea de criterio que ha hecho mucho daño  en algunos escenarios de nuestra historiografía nacional.  Valga aquí indicar, por ejemplo, el pronunciamiento tan fuera de equilibrio en cuanto al examen de personajes ubicados en la complejidad histórica que por circunstancias disímiles se manejan de manera anormal o sesgada, valga citar el caso del llamado general Ezequiel Zamora, a quien hoy se le endiosa escondiendo tantos detalles suyos negativos  cuando en verdad fue un capitán de oportunas aventuras desgarradoras, llenas de contradicciones y dolor para el altar de la patria y de los secuaces mentales, algunos tarifados, otros en la rebeldía juvenil o el sarampión tenido en las aulas universitarias, que aún no les dejan diferenciar el bien del mal. Este campo de trote zamorano, que se trajina hacia uno  y otro sentido de la interpretación, según sea oportuno o conveniente, es de los más tristes episodios históricos vividos por Venezuela, pues su mayor tea encendida fue la llamada Guerra Federal, que en el fondo terminó como una carnicería innecesaria de lo cual  quedara apenas el  llanto y la miseria espantosa, donde no se tuvo un fin determinado, sino el apetito de mando caudillesco heredado, la rapiña que por eufemismo se llama botín, y la violación colectiva de poblaciones enteras, que entre la desgracia del infortunio viviente y la falta absoluta de destino, en medio de una gran estafa colectiva de ambas partes que fue tal parodia sangrienta, no se llegó a ningún resultado efectivo, ni en el mismo Tratado ineficaz de Coche, dando paso dentro del retroceso habido a nuevos caudillos asesinos y ladrones, entre los que contamos al caraqueño Guzmán Blanco y al llanero Joaquín Crespo.
            Pero no todo queda allí, porque si nos retrotraemos al período fundacional del país, es triste y miserable lo que se ha hecho con un  lavado colectivo de cerebros a través de eso que se quiere implantar mediante el barniz dispuesto por las altas esferas políticas para mediante una “nueva historia” atornillada desviar a su guisa la verdadera situación vivida en nuestro mundo primario desde su época fundacional, por lo que olvidando los rigores científicos de su estudio crítico, analítico y probatorio, un grupo manejado con intereses superiores que desconocen y adversan la realidad escrita en documentos de la época, interpretando aquel mundo complejo trisecular  de acuerdo a conclusiones de trabajos diversos que esclarecen aquella etapas iniciales del hacer y deshacer venezolano, como los casos de Pedro Manuel Arcaya y Lisandro Alvarado, por parte adversa en los últimos tiempos febriles aparecen con un sortilegio de banderas anacrónicas por antonomasia sustentando leyendas fantasiosas o blandiendo en desenfreno supuestos esquemas nacidos al calor de las pasiones abyectas, como son esas tesis absurdas por descomedidas que proclaman el abandono de los indígenas por el poder ocupante español, lo que es una total falacia destruida mediante la capitulación granadina dictada por Isabel de Castilla en 1506, o también las tesis exaltadas por cabezas calientes que aún existen en cuanto a que el orate y vasco asesino  Lope de Aguirre fue una figura de primera línea por aquello de la carta dirigida con grosería altanera y otros condimentos demagógicos al monarca más importante de su época en Europa, que fue el rey Felipe II.
            Otro cuento de esa misma especie se refiere a la posición subordinada y esclavizante de los indígenas americanos, de lo que se tiene mucho por decir o explicar a las generaciones actuales y confusas que desconocen bastante de aquel tiempo terrible donde se luchaba con ferocidad incluso entre las mismas tribus nativas en busca de la supervivencia, como fuera el encuentro permanente y vital contra los antropófagos caribes, así igualmente de los procesos formativos coloniales hechos con leyes muy estrictas y ejemplarizantes, tal el caso ejemplar de las Siete Partidas alfonsinas, elementos legales que sirvieron durante tres siglos para enderezar el desarrollo de las provincias españolas de América y con los contratiempos existentes, como los casos del negro Miguel de Buría y los primeros aletazos de insubordinación para con el centralismo peninsular que se dieran desde los tiempos del canario Juan Francisco De León y su duro contendiente el mariscal Felipe Ricardos.
            No podemos tampoco dejar en el tintero del olvido al sesgo histórico que se ha tenido en cuanto a la interpretación del período de las grandes luchas coloniales llevadas a cabo principalmente en las costas venezolanas, porque si a entender vamos nuestro país no tuvo un gran interés económico en cuanto a su calidad provincial de colonia española, por lo malsano y falto de riqueza comparable a las de Colombia, Méjico  y el Perú, de donde la importancia estribaba apenas en el peligro permanente sobre un desembarco de otras potencias europeas para adueñarse del país, y así la lucha interior no era por las fanegas de cacao y algo de trigo que pudiera exportar nuestro país por la vía de Veracruz, sino debido a la alergia permanente que se tenía en cuanto a que los oficiales mimados de esos imperios agresivos Raleigh, Morgan, Knowles, Myngs, etc. (por Inglaterra), o Gramnont, Montbars, Olonés, etc. (por Francia), sin señalar otras codicias imperiales, verbigracia Holanda, aposentaran en este país bien situado a tropas y migraciones herederas de Isabel 1ª o del pomposo Luis XIV, lo que de ser así habría cambiado totalmente el mapa geográfico y político de América.
            Otro desaguisado de esa categoría se refiere a la historia de nuestra Guerra de Independencia, escrita por muchos desde un  ángulo patriotero y poco real, donde se tergiversa algunos acontecimientos prácticamente pintando a los patriotas insurgentes como unos santos míticos de devoción y a los adversarios criollos,  o peninsulares (y canarios), como unos bandidos, sujetos a los peores recuerdos y execrándolos aún hoy como sujetos de la peor calaña y asesinos, lo que es totalmente falso de toda falsedad, porque ese chauvinismo de que hablo y señalo ha cambiado la faz e interpretación serena de aquellos acontecimientos terribles que se vivieron con tropelías de bando y bando, donde cada uno tenía parte de la razón, como también de la culpa, y porque trescientos años de convivencia mutua, con todos sus defectos y gracias, no se tiran tan fácil por la borda, de donde es necesario revisar lo que se ha escrito en cuanto a los excesos rimbombantes o calumniadores de la pluma para poder corregir tantas inexactitudes y hasta venganzas mentales apasionadas y  aún existentes, como en el caso tan común de transformar simples leyendas traídas por los cabellos en historias verídicas. Y no es que yo defiendo a cualquier grupo por grande o pequeño que sea, y más cuando reconozco que luego de comenzar la guerra no se sabe cuándo termina, como que desgraciadamente el sustrato doloroso de su contenido es la muerte y las condiciones en que se producen, por lo que del árbol caído todos hacen leña, de donde lo que anoto en estas líneas no va por los caminos  pedregosos de la parcialidad y menos de la contemplación.
            Y sobre este razonar importante que aquí divulgo viene otro de igual tamaño en los anales de esta nuestra gran guerra fratricida, y lo digo en cuanto al valorar de los hechos y personajes que intervienen en ella, en lo que el desbalance es notable con otro sesgo que nada tiene de patriotismo y sí mucho de equivocación, dicho así en estos tiempos en que se puede hablar de realidades y de serios análisis en la materia sustentados en debates de altura y estudios a fondo sobre la causa-efecto de lo sustentado, donde en este caso prosperan las ideas nada conservadoras y sí responsables de historiadores formados en la lucha universitaria y académica.  Me refiero en este momento al balance sicológico de los personajes incursos en tal guerra, donde Simón Bolívar descuella desde luego tomando en cuenta al repaso sobre su carrera histórica y política que con serenidad ajena a la pasión se ha hecho de unos treinta años para acá, lo que ha esclarecido aportes muy interesantes.    Y luego de Bolívar existen otros luchadores guerreros sujetos a esa revisión trascendental para escribir la verdadera Historia de Venezuela referida a dicho tiempo, donde por ejemplo no se estima en su valor la importancia de la tropa neogranadina para el éxito de la Campaña Admirable, de 1813, donde existe la disputa permanente con Bolívar (en que son muertos por esta razón Miranda, Piar, Ribas, Padilla y Córdoba en Colombia, etc.) en esa guerra por parte de oficiales patriotas, lo que también se oculta o baja de tono histórico, donde existe una mezcla de la leyenda con la realidad callejera y pretendiendo elevarla en calidad de dogma (como el caso del famoso Negro Primero, que si se devuelve del campo de batalla debió ser fusilado por desertor, así de simple dicho,  o el recuerdo del perro Nevado, de Mucuchíes, que también se elevó a la leyenda pueblerina, o los indios Mucuchíes montados en  otra tradición fabulada sin explicar porqué, o la doble personalidad de Antonio Nicolás Briceño, quien elevado al éxtasis de la gloria terminó  loco cortando cabezas españolas de ancianos en San Cristóbal, o las ferocidades que cometieron patriotas como el general Arismendi, José Félix Ribas, Bermúdez, Heres, Salom y otros muchos cuya lista es bien larga tanto en Venezuela como en Colombia y el Perú.     Pero en este recuento de la interpretación por la veracidad histórica lo más grave ocurrido a mi entender es el desbalance en cuanto al trato de la oficialidad que mantiene el status quo imperante, la imposición del orden por encima de otras apreciaciones subjetivas y donde se destacan militares fogueados en esta guerra o en Europa, como el general Pablo Morillo (por cierto en 1818  estuvo a un paso de haber ganado la guerra pacificando a Venezuela), el pundonoroso Ramón Correa de Guevara, Fernando Miyares, el valiente y fogueado José Tomás Boves que se destaca en los campos varoniles de la contienda, Francisco Tomás Morales, el émulo llanero de Páez, o sea José Yáñez (a) Ñaña, el general La Torre y tantos otros que de manera imparcial por defender ideas deben ser tratados como corresponde por la historiografía venezolana, tan llamada a cambiar los escenarios y a darle otro contexto irreal a sus personajes.    Esos nombres se me han venido a la cabeza al escribir estas líneas, de donde hay muchos más para rectificar sus biografías, como debe ser.
            En mi libro “Los Presidentes”, impreso en Caracas y en cinco volúmenes he sido imparcial, con lo que siempre trato de ser en estos menesteres, y venga a relación el recuerdo de algunos de ellos como el general Juan Vicente Gómez, que aún mantiene adulantes y detractores, que ha sido bien tratado en muchas biografías por la imparcialidad temática llevada, pero que en otras guarda algún reconcomio solapado para exponer la verdad sobre este venezolano tan cerca de nosotros que dejó huella en su largo período dictatorial, como también lo hizo Guzmán Blanco, pero que refiriéndome al andino unió a Venezuela, pacifica a su manera la larga cuanto dolorosa tradición guerrera y pagó su centenaria deuda exterior, que ya son tres motivos importantes para aquí señalarlos. Y como de ciclos históricos nos referimos bueno es señalar que nuestra pequeña historia independiente de dos siglos puede resumirse en ese período largo de luchas sin sentido con una oscuridad apreciable y el retraso marcado que se inicia en 1810 y termina a finales del año 1935, ante la muerte del señalado general Gómez.       Pero a partir de su deceso el país comenzará a cambiar en lo político, económico (el petróleo) y social, cuando se abren diferentes canales de dirección política con pensamiento moderno y el arribo de algunas ideas social demócratas al país, debiendo mencionar aquí al ácido Rómulo Betancourt como el dirigente que entiende por idiosincrasia popular cómo reformar a la nueva Venezuela, con el doloroso asesinato del coronel Carlos Delgado Chalbaud, hombre culto formado en Francia, quien perfila los primeros grandes planes de desarrollo para cambiar la faz de nuestro pueblo, y desde luego con la aparición presidencial del tachirense Marcos Pérez Jiménez, otro personaje digno de una sagaz biografía, con sus pros y sus contras como todo ser humano, que en diez años de mandato constructivo puso al país en el primer escenario mundial, aunque otros por interpretaciones parroquiales a respetar y acaso mezquindad de espíritu analicen ese tiempo valioso con signo negativo cuando en realidad fue un gran impulsor del desarrollo nacional, en diversos campos posibles.
A raíz del derrocamiento o salida del poder el 23 de enero de 1958  del tachirense Pérez Jiménez y por concertación entre los tres grandes partidos políticos (Acción Democrática, Copey y Unión Republicana Democrática) que vuelven a una actividad plena, el país toma cierta cara de libertad que con altibajos presumibles se mantendrá durante cuatro décadas (llamada Cuarta República) en medio de la independencia de los poderes fundamentales y el crecimiento del país a nivel internacional, cuando se consolidan las grandes empresas, crece la educación universitaria de calidad, mejora la meritocracia  y la moneda se mantiene en óptima posición de cambio que atrae numerosas inversiones en el territorio nacional, porque ya no se habla de caudillos o de jefes tumultuarios sino de una visión total y en cierta forma clara de porvenir.                 Sin embargo por la política manirrota del gobierno de Carlos Andrés Pérez desde el final de la década del setenta la economía comienza a estancarse por obra del mal menor económico en que se vive, de donde como consecuencia negativa ocurre una devaluación monetaria violenta con el llamado Viernes Negro (4,30 bolívares por dólar americano), que a poco se fue elevando de manera abrupta. Esto dio pie al continuo descenso de algunos sectores de la economía de Venezuela, la perturbación de su moneda y lo que es más, a problemas sociales que trajeron el bárbaro saqueo de Caracas (1989) y el comienzo del cambio sustancial que se realiza entre pitonisos vividores y espejismos llenos de adulancia, donde se fragua un descontento con la situación vivida, lo que dentro del río revuelto los vivos se aprovechan de aquella situación inestable y comienzan a sembrar zozobra, más acelerada en el segundo gobierno del empecinado presidente Rafael Caldera, cuando éste se rodea de cierta clase de lumpen político que llamaran  “los chiriperos” y mientras el país entre mentiras acumuladas rueda hacia el desastre.
Es en ese momento crítico de la Historia nacional cuando comienzan a emerger grupúsculos hambrientos de mando en el seno de las Fuerzas Armadas, que juran acabar con el sistema imperante, mientras el país se llena de grafitis alusivos a la rebelión y aparece un líder carismático aunque escaso de conocimientos que pronto supera al cabecilla ideológico Arias Cárdenas, adueñándose así de ese inicial pequeño movimiento entre fascista y socialista al estilo Perón y Ceresole, que tras bambalinas ya lo maneja Fidel Castro con sus viejas pretensiones ideológicas cuanto hegemónicas en América Latina. La primera fase de ese proceso hacia el poder absoluto se lleva a cabo mediante un ardid de farsa bien montada por medio del cual el comandante Hugo Chávez Frías con un doble juego político y a través de innúmeras elecciones  maquinadas en que triunfa a troche y moche, salvo en la de 2007, cuando piensa cambiar la constitución para convertir a Venezuela en un estado comunista (socialista a su manera), con vinculaciones estrechas hacia Cuba y otros regímenes totalitarios del orbe, lo que no obsta que a pesar del descalabro eleccionario el barinés de origen prosiga en el empeño a raudo vuelo, mediante viejas tácticas conocidas como la vaselina y la de dar dos pasos adelante y uno hacia atrás, como ocurrió en los países socialistas del Este de  Europa luego de la Segunda Guerra Mundial. De esa forma certera y meditada, con la dominación absoluta de todos los poderes que giraban como satélites alrededor del Dios Sol, o el Comandante Supremo o el Gigante que nunca muere,  sin  chistar apenas, Venezuela entró en la decadencia del petróleo, de las industrias, de las empresas pesadas de Guayana y de la vida social, cuando ahora notamos pobreza por doquier, la emigración de profesionales y hasta existe la cárcel para políticos adversarios (casos Baduel, Simonovis, Afiuni, etc., etc.), todo lo que gira alrededor de una gran corrupción que se genera dentro de algunos sectores inescrupulosos y divisionistas incrustados dentro de algunas parcialidades del gobierno.
Es en el comienzo de la grave crisis interna cuando al Comandante Supremo, heredero de los laureles de Bolívar y omnipresente en todo (mantiene diez o doce horas de obligatoria y diaria cadena presidencial) se le detecta un cáncer que de un principio y por falta de equipos sofisticados se le agrava por mala praxis en los quirófanos de La Habana, en medio de cuatro operaciones quirúrgicas y grandes dolores que ni los sedantes más poderosos lo calman, mientras como el cisne negro cantor viene a Venezuela para ganar unas últimas elecciones lapidarias y mortales, aún creyendo a rajatabla que se iba a salvar. Y cuando ya se ve en las puertas del sepulcro escoge a dedo un sucesor que le ha sido fiel por muchos años que desde luego y por el síndrome del lloriqueo colectivo al estilo Corea del Norte o de la llamada operación lástima como instrumento bien trazado desde las salas situacionales del Consejo Nacional Electoral y por el favor de las famosas máquinas de conteo smarmatic, condenadas a nivel internacional, gana las elecciones sin vuelta de hoja, como se dice.      El señor Nicolás Maduro en medio de ese duelo nacional que se mantiene y recuerda a cada momento, cuando es necesario, se encuentra con un tesoro  arruinado, lleno de deudas, a quien nadie le quiere prestar, salvo en forma onerosa y hegemónica (China), tiene que entendérselas por tanto con un país quebrado, que de llegar a tener casi sesenta mil millones de dólares en activos demostrables presentes hoy apenas llega a algunos 1.500 millones de dólares disponibles, lo que hace reír en las esferas mundiales y este gobierno tiene que llevar encima ese San Benito.        Desde luego que Maduro es atacado en todos los flancos (su nacimiento, calidad de líder, etc.) como político que es y por una oposición dura que habrá de verse su poder en diciembre próximo (2013), cuando estos adversarios esperan ganar algunas  alcaldías de peso en el país, lo que es cuestionable porque el chavismo como fuerza política popular maquinada por su creador tiene buena raigambre ante la sequía de recursos y por mucho tiempo en el seno más desposeído y manejable del país (clase D), lo que desde luego dará frutos en  ese diciembre, mientras se acomodan con vías de cambio nuevas fuerzas de oposición.
El chavismo por consecuencia de la desaparición de su fundador se  encuentra como dividido en cuatro sectores radicales (Maduro, Cabello, militares chavistas e independientes institucionales, con clara tendencia al militarismo gobernante), que pujan calladamente entre ellos hacia el manejo férreo del poder y en eso andamos todavía. Pero como todo tiene su cara y envés dentro de la política por encima de los problemas agudos en que se vive y cuando ya el bolívar sobrepasa devaluado el medio centenar por dólar, seguirá en proceso de caída (cuesta abajo en la rodada, al estilo Kirchner) con nuevo papel moneda al estilo “tinoquito” que ya llaman “chavito”, como forma de vivir el Estado, mientras dos cosas importantes debemos admitir en el cambio ocurrido después de 1999, y la primera corresponde en que hoy Venezuela y por donde se mire es punto de referencia obligada como noticia de primera plana, por lo que de ser un país conocido apenas por su petróleo como le pasara a uno en las esferas internacionales, hoy es todo lo contrario mediante el uso de esa máquina política que no dormía y sale de contexto, como era el finado Hugo Chávez, lo que le ha dado al país una connotación universal, que hubiera costado ingentes cantidades de dinero promocionarlo en este sentido, para los mejores tiempos que puedan avecinarse.      Y el segundo punto a señalar es que Chávez por demagogia o por lo que sea, aún a pesar de la corrupción señalada se acordó de los pobres, porque muy pobre fue en su infancia, y a base de donaciones, misiones, mercados populares y otras tácticas charlatanas de gobierno a favor de esos humildes depauperados por cuenta gotas se fue ganando una parte de la llamada clase C y buena porción de la D, lo que mucho viene a valer en los momentos eleccionarios para conducir el país.  Bueno es aclarar cómo Perón aun vive en el recuerdo de los argentinos descamisados para el momento de las elecciones, que es decir mucho.
 Esta es, pues, una interpretación crítica y lógica de la Historia venezolana a tener en cuenta y entenderse para los próximos tiempos a venir, aunque la política y la gestión de Gobierno tienen muchas salidas, como podrían explicarlo Maquiavelo o el chino Sun Tzu.    Espero que por las buenas todos nos entendamos para no caer más en la profundidad del cieno.

jueves, 17 de octubre de 2013

DON CORLEONE: UN ROBO CASI PERFECTO (II).

 “La verdad es peligrosa, pero el  hombre de bien  no puede dejar de decirla”. Baltasar Gracián. “El político Fernando. Oráculo manual del héroe”. Libro de cabecera. Editorial Américalee. Pág. 127. N|° 8. Buenos Aires. Diciembre de 1943.
 
 
 
 
Amigos invisibles. Hace algunos días y para ayudar en el  esclarecimiento del  caso delictivo que ruboriza a una parte sensible de Venezuela, en este blog que ya fue consultado por más de 250.000 visitantes en setenta idiomas y en base a las técnicas existentes como se puede constatar, hice alusión con detalles precisos sobre el plan urdido y llevado a  cabo por conocedores del oficio criminal en la ciudad de Trujillo de Venezuela, donde una mafia instalada competitiva de la calabresa, napolitana o de Sicilia como en los buenos tiempos de Al Capone, considerados “intocables”, se enfrentaron a la justicia y a la ley y desde luego que derrotados al fin purgaron sus culpas con fuertes penas de prisión y otras medidas colaterales, como debe ser en un estado de Derecho.
En ese trabajo esclarecedor (que ya es una referencia internacional de Venezuela), del 2 de octubre de 2013, señalo muchos datos a recoger imbricados para la detención de los malvados ladrones (no presuntos) y hago una relato de los hechos ocurridos y sus consecuencias nefastas con noticias que he podido recoger de fuentes diversas, entre ellas algunas que por temor no dan la cara en este medio pero que son confiables y de los que he podido sustraer buena investigación para el proseguir de esas indagaciones a que tanto aspira la tranquilidad pública con el objeto de poder desentrañar ese “”water gate” local y devolver así la tranquilidad pública, que es causa primordial y más ahora cuando por boca del Primer Magistrado Nacional éste ha anunciado que se presionará contra  los delitos como los de corrupción, por lo que al presente  vemos que el importante Alcalde de Valencia, miembro destacado del partido de gobierno PSUV dentro de la lucha contra la delincuencia organizada ha sido detenido y en espera de imputarle cargos, o en nuestro Estado Trujillo por medio del Sebin (servicios de inteligencia) ha sido detenido in fraganti un coronel retirado junto a otros compinches que en la cercana Pampán  vendían máquinas del hogar sustraídas a los depósitos oficiales. En ello también nuestro Gobernador en Trujillo ha declarado ante la prensa que será inflexible contra la corrupción desencadenada. Y la Fiscal Luisa Ortega Díaz declara en igual sentido anticorrupción.
 
Sobre la materia que estamos tratando es necesario recordar todos los detalles que expusiera en el primer trabajo de esta saga, en referencia con los elementos a tomar en cuenta para salir de la suerte de laberinto preparado por el capo mayor con el mejor éxito posible, a fin de sentar un precedente ineludible al momento del recuerdo de este episodio tan triste ocurrido en esa ciudad pacífica por excelencia, cuna de los tratados para reconocer la independencia de Venezuela del poder español y por ende de toda Hispanoamérica, que es hoy una referencia importante en cuanto a esa clase de convenios amistosos, pudiéndose en consecuencia prever para un futuro en dicha prócera ciudad el reunirse las partes a objeto de finiquitar con acuerdos definitivos sobre la terminación de la contienda guerrillera en Colombia, sobre los reclamos y convenios necesarios con Guyana, sobre los entendimientos fundamentales para terminar con el problema de las islas Malvinas, sobre la Unión de Venezuela con Argentina y España pensando en luchar juntos a favor de la descolonización de territorios usurpados por potencias extranjeras (Malvinas, Gibraltar, Guyana en cierta forma, algunas islas del Caribe, etc.), todo lo concerniente a los problemas territoriales y marítimos en América Central, la mediterraneidad de Bolivia, y para generar confianza en pro de la creación allí de un tribunal internacional que ayude o complemente sobre estas manifestaciones de los derechos humanos y de los pueblos en sí.
Pues bien sobre dichas premisas expuestas como base y porque el daño a la comunidad fue muy radical, se debe pensar en la ampliación del cuerpo de investigadores que prosigan desde otro nuevo comienzo en cuanto a la labor que marcha sostenida entre lógicas estrecheces por el Ministerio Público local, porque es necesario hacer un esfuerzo fuera de lo común para comenzar a esclarecer tan espantosa trama que pareciera salir de la mente detallista de esa inmortal escritora británica Agatha Christie y su famosa obra “La ratonera”, como ejemplo excelso de la cualidad policial. Sobre ese particular y en base a lo tenido en mano a través de consultas que he podido hacer in situ y otras en Caracas no solo se demuestra la connivencia y ejecución llevada a cabo por los criminales de turno que en su momento cumbre el juez o jueces de la causa sabrán calificar, sino la raigambre y las especificidades de cada trangresor de la ley, por lo que amerita hacer una enjundiosa cuanto precisa investigación para llegar a las últimas consecuencias sin que nadie de los que puedan ser detenidos inicialmente o en el curso del juicio, se salgan con las suyas mediante trácalas leguleyas, diferimientos y compadrazgos oportunos. Por este camino recto a tomar se debe abrir -si no se ha abierto ya- dos expedientes o cuerpos iniciales aunque concatenados porque en su mayoría los comprometidos en tales asaltos y enriquecimientos ilícitos vienen  a ser los mismos, aunque puedan aparecer familiares y amigos  que por diferentes causas de la trama puedan tener conexiones con ella, lo que oportunamente corresponderá al Juez calificar esa gradación de lo ilícito.
Es por tanto conveniente ahora recordar dentro de la maquinación penal organizada que a la cabeza de tal manejo se encuentra implicado el entonces Gobernador de esa entidad, de triste y condenada actuación por sus desmanes financieros, los robos solapados, perjuicios graves a la comunidad y pare usted de contar lo que hizo este pájaro de cuenta en los años ingratos que allí permaneció y donde se enriquece porque tiene una patente de corso emanada del grupo famoso de Mérida llamados talibanes, enceguecidos de odio y manejados también por hijos del Oriente Medio que por circunstancias diversas luego llegaron al poder. Este caballero de espuelas retorcidas, capo mayor, que hoy está rico y se conocen muchas de sus propiedades, conformó un grupito de cabezas calientes como él  y valiéndose de que había trabajado en la Presidencia de la República y como recompensa le dieron la jugosa Onidex (extranjería) y luego fue enviado a Trujillo para gobernar con el cuento de la Insula Barataria, por lo que aquello fue el desmadre de la administración, que está en boca de todos los trujillanos sensatos, menos de su círculo enriquecido y derrochador desde luego. Este exfuncionario, que ahora dirige nada menos que la industria de impresión oficial con enormes maquinarias de propaganda existente en Guarenas, habrá de comparecer no ante el tribunal del terrible cuartel habanero de La Montaña que manejaba el Che Guevara, sino a la presencia de tribunales de justicia que obrarán oportunamente, como en el caso “J’accuse” (yo espero) del novelista Emilio Zola. Dentro de la troika inicial que comentáramos sigue en sentido descendente otro relleno de soberbia y mandón, que como Atila le vi actuar en el Centro de Historia entre gritos obscenos acompañado de una jauría escandalosa con otros secuaces como el de los ojos rallados, que miente como el que más (hijo de comerciantes del mercado local, se afirma que allí, en ese módulo de negocios vendían droga en ápocas pretéritas) y en unión de un hijo del peluquero Montero,  fígaro del Puente Machado, gritador de beneficio, que ahora para aprovechar de comer se han plegado a la campaña absurda del mal querido candidato a Alcalde trujillano (con cara que asusta y mente perversa, quien por cierto agredió en público a mi amiga la periodista Marianela Mavares y por eso fue denunciado ante el Ministerio Público), el segundo que es en escala descendente y lleno de resentimientos sociales, sin recordar siquiera que todos los habitantes de esa prócera ciudad son casi de la misma familia.
El último de esta troika maléfica que pareciera ser del Lejano Oeste americano es acaso el más peligroso, sin que los otros dejen de serlo, no solo por los arrebatos de incoherencia donde cree en las cosas que no existen (lo que en la rama científica se llama de naturaleza esquizoide), de donde ha inventado personajes históricos absurdos y trajo engañada a Trujillo a la ministro María León, como consta, lo que debía ser castigado por ello, este trujillano truculento que si  viviera en Cuba por desviacionista se le hubiera mandado cinco años para trabajar duro e indoctrinarse en la Isla de Pinos, quien delirando aspira igualmente a ser reelegido como Cronista citadino y a quien puedo apreciar pero no en sus ideas extravagantes y comportamiento anormal, venido él de gente humilde, pobre de riquezas materiales, del mundo duro de la tipografía en tipos móviles, pero que se le derrumbó el seso por diversas causas y quien fuera de tener hoy riqueza en capital (“ser rico es malo”, afirmó el finado presidente Chávez), como dije en anterior comentario, ahora además de poseer tres apartamentos en La Muralla se me comunica de fuente cierta que es propietario de un amplio terreno en el lujoso sitio de Bellamira, en Trujillo, lugar exclusivo donde vive gente acaudalada, todo lo cual deberá indagar de profundis el Ministerio Público encargado sobre el  escandaloso caso del desmantelamiento del Ateneo de Trujillo y el Centro de Historia, donde como dije en la primera parte de este estudio, muchos libros y papeles invalorables se le vendieron por quilos al señor RAFAEL VALERO (no Salas), quien habita en el sector Santo Domingo,  al lado del Quemadero del mismo nombre, del municipio Pampanito, como me lo expresó el cronista municipal de una importante ciudad trujillana,  y sobre quien espero ante este particular haya sido citado por el Ministerio Público para rendir una declaración exhaustiva mediante algún cuestionario específico preparado a fin de indagar sobre el caso en cuestión y lo que de dicho cuestionario se desprenda.
Y ahora toca recordar al último eslabón de la cadena en esta Banda de los Cuatro y al estilo cultural de la viuda de Mao Tse Tung (Mao Zedong), el más complejo por lo sutil y el mejor preparado de todos, con amplia experiencia en la materia y con tiempo suficiente para cometer la infamia, algo así como si se hubiera vuelto a asesinar al mariscal Sucre. De las tramoyas de este personaje taimado ya era conocido en los predios como comerciante de libros caros (muchos factura en euros) y de las fabulosas ganancias obtenidas que podían esconderse hasta en sus declaraciones rentísticas al Seniat sobre los verdaderos ingresos, en Venezuela me refiero. “Huele y no a ámbar”, según expresa el Quijote. El filimisco y ladino de marras, que como dije en Colombia (y acaso en Paraguay) se le abrieron las agallas para hacer dinero, a cualquier precio, es el cuarto de la partida, señor de relumbrón, de artimañas, también caballero de industrias y decires que con eso de utilizar como el gato la sumisión trepó escalas a base de adulancia suprema para codearse con gente a quienes podía sacar provecho, cambiando de tolda cuando le convenía y escribiendo cartas laudatorias que ni el mismo Victorino Márquez Bustillos lo superaba. Se arrimó a los estratos del poder por conveniencia para servir con diferentes banderías políticas (en el palacio de Miraflores manejó a su guisa la publicación de las grandes ediciones oficiales), sin tomar en cuenta ello, que bien podía retratarlo sobre el particular el ácido y certero intelectual colombiano Vargas Vila, por las marramucias que utiliza para acumular capital, como ya lo expresé en la primera parte de este trabajo definitorio. Y allí también expongo como llegaba a su pueblo natal al lado del compinche de Fogade,  en camionetotas blindadas y multimillonarias que no cabían en sus calles polvorientas y que siendo como socio o cosa parecida por la intimidad entre ambos montañeros pudo conocer de sus andanzas sobre muchos millones de dólares que manejó  este “doctorísimo” y se espalillaron (¿dónde, en qué cuenta o paraísos fiscales reposan?) con maniobras fraudulentas, por lo que como alma en pena anda escondido por la península de Florida y el istmo de Panamá, según tengo entendido, a la espera de que un verdadero juicio final dictamine sobre él y sus compinches.
A lo largo de este trabajo episódico que duele en las entrañas por las personas con que se maneja el escándalo, he ido aportando numerosas pruebas, evidencias, vías de acceso y otros recursos para buscar la verdad, tan ansiada por el pueblo trujillano. !Que se condene castigando a los culpables¡, como todos claman en Trujillo, sin exclusión de estos corruptos, asociados para delinquir, con lo que acaso pretenden legitimar sus capitales. Que no se arguya la inexistencia de pruebas suficientes, como a la vista está de lo contrario, contra esta imitación del cartel de Sinaloa, manejado en buena parte por un  “cinco dedos”, Cicerón, que fungió como cerebro maestro y hasta novio de la madrina (asustado ahora ofrece regalar libros en Trujillo, lo que nunca había hecho a pesar de peticiones hechas), según se especula y con razón, de ese saqueo cultural y material que tiene varios nombres y calificaciones.    Me habían insinuado que hiciera esta denuncia ante la AVAAZ, organización internacional que abarca un seguimiento  de 26 millones de personas, pero no lo haré porque confío en Trujillo y su gente sensata contra dicho asalto antiético de la cultura malandra (delito de exportación de bienes culturales, del patrimonio de un pueblo que es la esencia de sus propias virtudes etc.).    Que la lista de sospechosos se complete pronto, sin negligencia alguna (retardo procesal), y que se reactiven las pesquisas. Por mi parte confío en el pronto y buen proceder del Fiscal encargado de la causa, abogado Gonzalo Bustos Cohen, que además es trujillano y siente amor por su tierra.
Antes de cerrar lo expuesto en este blog debo confesar mi satisfacción por las medidas precautelativas o cautelares que ha tomado la Fiscalía encargada del caso por existir elementos demasiado contundentes que aclaran con certeza el camino de este juicio penal, por lo que declararon cuatro cabecillas incursos en el caso, se ordenó y ejecutó el allanamiento de varias residencias donde habitan   los primeros cuatro encausados, para ascender  en la escala del crimen organizado hasta los capos mayores, al existir elementos suficientemente compromotedores en su contra, con lo que por esa vía se da inicio a la severa investigación criminal sobre la pérdida de muchas  piezas indígenas de valía (en total 4.521 bienes, según la crónica periodística) por parte del llamado y facineroso Comando Kuicas, que ya anda en curso mediante la denuncia oportuna del Procurador del Estado, y como se me ha dicho con el refuerzo de detectives especialistas venidos de Caracas y la colaboración permanente de los cuerpos policiales Sebin y Cicpc. De allí que la audiencia de presentación de estos primeros cuatro “coyotes”  descritos por nosotros se hará en tiempo legal, sin esperar diferimientos y ante el juez de control, en busca del auto conclusivo de detención de estos primeros cuatro sujetos a fichar. Ese es el paso inicial dentro del arranque del juicio, por encima de las alharacas impertinentes que con grupos amaestrados pueden producir los que están en vías de ir tras rejas de la cárcel trujillana.
Así la vindicta pública estará reivindicada, aunque quede mucho por evacuar e investigar, como los tentáculos negociales habidos, la docena satelital que formaban el grupo siniestro y los llamados “peces gordos” (dos en especial), que con la justicia y la razón adelante pronto habrán de caer entre sus propias redes delictuales. He sido crudo como nunca en esta narración de carácter policial, ya que así debía ser para desenmascarar a los culpables, y porque “dura lex sed lex”, o sea la ley es dura pero es la ley. Que la justicia se cumpla en ellos para librar a un Trujillo posible de tanto muérgano suelto, como con precisión aséptica explica un conocido periodista del lugar.    Hasta pronto.
 
 
 
 
 
 
 
 

 

miércoles, 2 de octubre de 2013

DON CORLEONE: UN ROBO CASI PERFECTO (I).


           Amigos invisibles. Escribo esta presente crónica para que el mundo sepa mediante su estudio en el blog que ya han leído más de 250.000 interesados, como se puede constatar, con mucho dolor eso sí porque toca las fibras más íntimas del alma puesto que se refiere al lugar apacible de mi nacimiento  en Venezuela y donde por múltiples sucesos  enhebrados con fina puntería de tres años largos para acá se ha producido un hecho antinatural, como de bestias salvajes dominadas por la obsesión del dinero en que cayeran con trampa algunos perturbados ora por el exceso de una funesta mente directora llena de venenos dogmáticos y drogas alucinógenas, con que se domina más el entendimiento, ora por seguir los caminos del odio sembrados de anticipo para recolectar cosechas en una posible, inalcanzable y consumida revolución, a pesar de los buenos deseos que se pudieron esperar.
            Todo ello viene a suceder precisamente  en Trujillo, por antonomasia la Ciudad de la Paz, urbe por esto internacional que alberga en su entraña montañosa y por todos vista  de día o de noche, una fabulosa estatua de la Virgen de la Paz, de 47 metros de altura, más elevada así que el Cristo de Corcovado de Río de Janeiro, con lo que recibe y como se dice en los bajos fondos que provocaron la infamia, una puñalada trapera.    Pero el desconocimiento inicial de los hechos acaecidos me llevó a considerar la acción delictiva como algo secundario, aunque luego y con el estudio a fondo del caso, al tener suficientes bases de cómo se manejan estas circunstancias delictuales, que muchas no prescriben por atentar contra patrimonios de la humanidad, por ser protegidas mediante leyes internacionales que implican a la UNESCO y dado que son de carácter invalorable, como el caso de las estatuas de Buda en Afganistán, me fueron poniendo en un razonamiento cada vez más profundo del horrible escenario planteado por quienes corruptos desde arriba en la autoría intelectual dirigieron la operación y a sabiendas de su contenido calificado, aunque luego de los hechos traídos a la escena imborrable y de sus consecuencias que algunos por razones diversas quieren ocultar entre una tolerancia o mejor complicidad delictiva (no sé, no ví, etc.), buena parte de la población pensante trujillana (ense) conoce a escala y con  detalles el grupo maléfico que intentara y con previo éxito emular las hazañas del atraco al tren postal inglés de Glasgow, en 1963, que realizaran 17 delincuentes amaestrados durante tres años estudiando en los pormenores tal asalto, por lo que se le conoce como “el robo del siglo”, con un “cerebro maestro” por detrás, de donde con el tiempo exacto cargaron 126 bolsas grandes conteniendo dos millones seiscientas mil libras esterlinas (algunos 50 millones de euros actuales), lo que puede ser convertido para la historia en un film que debiera servir también de recuerdo a lo horrendo de Trujillo, en el ejemplo  del crimen organizado  y castigo permanente para aquellos que muy pobres de la infancia, con arrabales y odios soterrados de la juventud y mediante indigestiones de librería especuladora logran inmiscuirse en algunos medios propensos al engaño para hacer capital de tales fechorías, ahora sin límites.
            Pero a lo que debe enfilar su búsqueda científica con tantos sistemas detectores que ahora existen, sicológicos, bancarios, registrales, prueba del polígrafo, indiciarios, de lavado de dinero en este caso aquí y en Colombia, principalmente, a pesar del terror que se imponga, al estilo Pablo Escobar, es mediante el recabamiento de verificaciones suficientes a través de técnicas elaboradas para seguir las numerosas pistas (testimonios, peritajes, inspecciones, huellas dactilares, presunciones, grafotécnia, detector de mentiras, evidencias, etc.) como el caso de los expertos cuanto precisos interrogadores y de la búsqueda de los cuerpos del delito general, que con sabuesos conocedores a fondo de su materia (¡Elemental!, Waston) puedan descubrirse en constantes interrogatorios cruzados (cuando se agarre a un pillo los demás se detendrán cantando) para romper destruyendo la fuerza defensiva de los culpables, que allí medran entre Trujillo y Caracas, principalmente, como pude darme cuenta en un viaje reciente a esa capital andina.   Para desmontar este andamiaje de corrupción, bandidaje o conchupancia bien sostenida donde el que calla otorga,  es necesario elaborar un cronograma de trabajo para la cacería de los culpables directos e indirectos, colaboradores, cómplices, aguantadores, beneficiarios y otros de tal pelambre a ser llevados tras rejas en cárceles de seguridad  como la de Sabaneta, en Maracaibo y ya en vías de extinción, mientras se elabora con detalles una pirámide  contentiva de hechos donde luce arriba la troika de los guantes de seda o ejecutores principales, como lo afirma todo mundo en aquella ciudad, compuesta del exgobernador “gay” de ese estado andino, que permitió toda suerte de excesos y compadrazgos y desde luego que robos descarados a compinches bien conocidos manejados por el Director de Educación, por cuya vía vox pópuli se dio como obsequio de lucro al cronista citadino involucrado al extremo en estos delitos, y quien aún goza de un  alto sueldo directivo, se dio, repito, tres apartamentos de regalo o pago de fechorías en el sitio La Muralla, cerca de Trujillo, rumor colectivo al estilo de Fuenteovejuna, para ahondando en la pesquisa probar los hechos (caiga quien caiga, cero tolerancia), que tomará muy en cuenta el Fiscal escogido del Ministerio Público, abogado Alfonso Bustos Cohen, capaz funcionario que con otros subalternos se encarga de la averiguación exhaustiva de estos actos ilícitos, repito, con imputados incluso, como es mi parecer, igualmente criminales.
            Dentro de la pirámide de los acontecimientos existentes y su calificación necesaria, sin dejar nada en el olvido o mediante tácticas dilatorias, del expediente, en que se decidirá entre otras cuestiones  sobre los tres cabecillas ya determinados en aquel pueblo donde todo se conoce a pesar del entramado encubridor que se realizara, aparece ahora una cuarta figura fundamental que es el verdadero cerebro de la organización y por cuya influencia y conocimiento pudo saberse el valor exacto de los haberes robados, perdidos o como se les quiera calificar, porque sin esa tasación de los valores de mercado bien a través de Venezuela o de Colombia (y acaso de Liechestein, frontera con Suiza), que es ahora un país con buenas operaciones mercantiles y que este susodicho rufián de cuello blanco conoce por haber vivido allí aparentando mansedumbre,  donde hizo amistades comerciales a montón de soporte de las presuntas fechorías, todo a dilucidarse desde luego en tribunales capacitados, con probidad y evidencias suficientes para los autos de detención posibles y de donde, por consiguiente, conoció el manejo de los libros viejos de valor, desechando lo inservible o de precio vil, como el supuesto comercio con muebles y otros artículos de valía (medallas, monedas, etc.) que ahora tienen buena salida en el mercado colombiano.  Esa labor de zapa debió ser preparada de tiempo atrás, desde cuando el dicho negociante inescrupuloso se dio perfecta cuenta del material único y de gran valor que existía en Trujillo, casi a la mano de cualquiera,  por lo que en forma milimétrica y al amparo del tiempo fue preparando el terreno (por ejemplo se hizo muy chavista de fachada a fin de no despertar sospechas) para mover sus mañosas habilidades financieras, cuando las agallas le crecieron y montó propiedades de mucho precio en Venezuela y Colombia.
            En esta tercera parte de la crónica que en un mañana se tomará como base y ejemplo de fechorías y corrupción solapada en América Latina y defendida por inescrupulosos y cómplices dirigentes que hasta en el plan social han  manchado por siempre el nombre trujillano mediante sus orgías sexuales y otras calamidades horribles que ustedes podrán entender, bueno es ahora plantear  cómo vino a generalizarse esta suerte de virus existencial que acabó prácticamente con las vivencias del Centro de Historia del Estado Trujillo y del Ateneo de Trujillo y su imponente edificio, instituciones ambas de suma, variada y específica calidad dentro de la cultura del Occidente venezolano.    Pues bien, a favor  del maléfico plan elaborado en forma milimétrica lo primero fue introducir un grupo anarquista de gente humilde y al principio querida,   para ser los motores de la conspiración patrimonial, valiéndose para ello del cronista local enfermo de una mente correcta e inventor de fantasías históricas y acaso empujado por el consumo de estupefacientes baratos que con su pandilla ideológica cartelizada de cultura malandra (cuyos nombres bien se conocen), cada vez más insensata y violenta desestabilizó primero el Ateneo de Trujillo, cómodo y bien proporcionado edificio construido en administración anterior, que le había dado amplio cobijo en sus desaforadas elucubraciones intelectualoides de ensalada mental, en que todavía no pasaban a la acción, mientras ya en conocimiento de lo que allí existió se fue elaborando el plan macabro que incluía el hurto descarado de muebles valiosos como el fino piano de cola y sobretodo el robo o desaparición de alrededor de sesenta (sesenta, repito sesenta) óleos o pinturas propiedad de dicha institución cultural (como Trompiz, Piquer, y los demás a describir que ya agrupados debidamente deben reposar sus datos en los interrogatorios fiscales y recaudos policiales que con cuido se habrán realizado).    Todo este inmenso patrimonio cultural que se formó en más de 50 años ha desaparecido y sería demasiado pueril y comprometedor hacerse de la vista gorda, ocultando realidades o evidencias como también incongruencias, porque a través de las pistas y los interrogatorios técnicos estoy seguro se descubrirán a los culpables.    Además se perdió una colección completa y numerosa de las obras del extinto pintor y abogado Rosales Albano, cedidas por su autor en propiedad al Ateneo de Trujillo, como consta, y según es vox pópuli en Trujillo algunos autores del latrocinio ofrecieron algunos de esos cuadros a terceros, cometiendo otro delito condenable en este sentido.
            Pero donde quiero más profundizar en esas apreciaciones  recogidas en el viaje antedicho es con respecto al Centro de Historia del Estado Trujillo, institución oficial que guardaba invalorables tesoros históricos, y lo que conocía más por mi vinculación al ser Miembro fundador del mismo, Individuo de Número y Decano de dicha Institución al que dediqué tiempos de mi vida intelectual con cariño especial porque dicho histórico inmueble perteneció a nuestra familia y desde pequeño lo vi reconstruir por parte de mi padre. De allí el cariño especial y el tesón que siempre puse en su progreso, al extremo que a él entregué piezas de mi colección particular que deben constar en los inventarios respectivos verbigracia, documentos vaticanos  y franciscanos de Washington y Roma sobre los obispos Alonso Briceño y González de Acuña, medallas iraquesas, piezas del primer acueducto de Trujillo, monedas, la colección de libros colombianos, la colección sobre literatura de guerrillas, cuatro acuarelas únicas y mías pintadas en Europa, etc., etc.).  Pero esto es nada en comparación con lo que sucedió luego que la citada troika aparentemente bajo la batuta de un cronista oficial bien conocido y quien con zafio desparpajo aspira a su reelección, como intenta ser Alcalde trujillano otro bandido de esta troika que emula en el delito a los famosos “caprencos” citadinos, quien por una u otro forma se han enriquecido y no sé si, salvo testaferros,  declararon su patrimonio antes y después de los cargos aludidos, como la manda la ley. Es aquí en este Centro de Historia donde se cometieron los mayores vandalismos, una vez que según comentario vox pópuli, se tuvo conocimiento del valor de todos y cada uno de los bienes comerciables que fueron saqueados lentamente (delito continuo) a través de grandes bolsas negras de basura, para nadie ver el contenido y que se trasladaron con nocturnidad al Ateneo de Trujillo, habilitado para ello (vox pópuli) a fin de ser enviados fuera de Trujillo, supongo yo que con valor ya establecido. Así desapareció entera la Biblioteca 24 de Julio, cuyos libros deben reposar en alguna parte, como se estila, para luego y pasado un tiempo de su ocultamiento, venderse en oportunidades a compradores especializados. Tengo además entendido, por vox pópuli, que deberán averiguar las autoridades encargadas de elaborar el o  los expedientes, que los libros no interesantes para el negocio lucrativo se vendieron por quilos a una empresa recicladora de este material para hacer nuevo papel o cartón (ello se constató fehacientemente e infraganti en el vertedero de nombre Sector Domingo, cerca de Pampanito, según refiere Rafael Salas), donde pudieron incluirse las insustituibles colecciones hemerográficas, que no eran negociables de otra forma. Todo este inmenso patrimonio cultural se perdió en el delito, aunque buenas piezas a la larga saldrán a la venta (al estilo La Odalisca, de Matisse, del Museo Contemporáneo de Caracas), aquí o en Colombia, oportunamente, según el mercado negro lo requiera o determine.
            Y siguiendo sobre el tema del Centro de Historia, que considero dará forma para un grueso expediente policial, en varios tomos y cuadernos, sabrán ustedes que el expolio de los cuadros de esta institución fue grande (yo obsequié cuadros de Pacheco Maldonado, sobre Andrés Linares  y del Trujillo antiguo, que recuerde, como una colección de numerosas fotografías trujillanas) y por un odio visceral se rompieron otros, como bajo el comando de la troika comercial se destrozó el valioso obsequio español a Trujillo en su cuatricentenario,  del busto en tamaño heroico del fundador García de Paredes (obra del valorado escultor Juan de Avalos, artista perennizado en el monumento hispano del Valle de los Caídos,  que una noche negra lo bajaron a mandarria para vender por quilos su preciado bronce), así como enfermos de rabia oscurantista e inquisitorial rompieron y desaparecieron el valioso óleo grande del mismo fundador, obra del reconocido y valorado pintor extremeño Solís Ávila, que presidía el Ayuntamiento trujillano de Venezuela. Igualmente en el frenesí desapareció el busto del ilustre Sancho Briceño, de quien casi todos los trujillanos descienden.      Con respecto a la Biblioteca de Mario Briceño Iragorry, el mejor escritor trujillano y uno de los grandes pensadores venezolanos, que por algún trauma escondido odia el cronista señalado, con rabia agresiva de ignorantes fue desaparecida y sus libros llenos de dedicatorias y empastados (alrededor de tres mil), están a buen resguardo escondido del caco, lo que implica muchos millones de bolívares, del supremo autor de estos desmanes que pobre de nacimiento ahora vive de manera lujosa, pavoneándose con otro compinche de su pueblo y reclamado por la justicia venezolana por estafador diverso en mucho dinero (millones)  de los haberes públicos y de quien (vox pópuli) por el estilo usado   engañoso y subliminar ese capo escribió en Google un artículo laudatorio que da vergüenza y tristeza de las mentiras o falsedades allí insertas, convirtiéndose en cómplice y compadre de estos hechos en distorsión, a ser investigados formalmente.  
Y volviendo  al tema del Centro de Historia, agregaremos que todo fue saqueado (recordar las bolsas negras sacadas en horas nocturnas), de las computadoras para abajo, que desapareció por arte de magia otra importante biblioteca allí existente, toda la colección valiosa pero muy valiosa en el mercado internacional de piezas de la civilización faraónica egipcia adquirida por el gobierno regional y obsequiada en algún comodato para el Centro de Historia, mediante negociación oficial con el embajador Antonio Martín Araujo, que ya debe reposar en anaqueles extranjeros.     Igualmente desapareció un juego de muebles enchapados con nácar, de alto valor.     De igual forma desapareció, según tengo entendido, la mascarilla mortal de Briceño Iragorry, monedas, medallas,  y algunas piezas indígenas acaso fuera de catálogo (algo semejante al robo indígena ocurrido hace poco tiempo en San Lázaro, de la colección Adelis Valecillos), como lo más grave, sumando a ello la pérdida del cuadro enorme debido al excelso pintor Antonio Herrera Toro (es retrato de un Pimentel y Roth), tan valioso en precio y calidad como los de Arturo Michelena, y lo más grave también, que recuerde, es la pérdida del augusto y gran retrato al óleo que plasma al sereno y victorioso general (pintado en traje civil, creo que por Hulk) y luego Presidente de los Estados Unidos, Ulisses S. Grant, valorado según se especuló en 100,000 dólares americanos (una verdadera joya de la corona), de lo cual no se dejó ni rastros.     Otro desatino nefasto de quienes tomaron a gritos y palos el Centro de Historia, ahora vuelto a su razón de ser mediante la oportuna ingerencia del Gobierno regional, fue la implantación de una fingida generala de los ejércitos de Venezuela, parienta supuesta del cronista conocido y de quien el atarantado de marras inventó una absurda biografía (como técnicas obsoletas de izquierda desaforada) sin ninguna probanza documental a quien en elucubraciones de parranda la hace aparecer en el campo de Carabobo (la batalla de Carabobo es uno de los hechos más estudiados a conciencia de nuestra Historia nacional), junto a ocho generalas (¿?) de Trujillo y de quien nadie, pero nadie, con tres dedos de frente ha sabido nada, y el gobierno local de la troika publicó el adefesio inconsulto, trajo de Caracas a la ministro León y formó una alharaca con ello, en medio del mayor desconcierto y risueñas quijotadas de este iluso enfermo.  Ah, y es buena prueba para dilucidar estos hechos aquí denunciados, que se robaron también  una importante carta firmada por Simón Bolívar, como antes habían querido vender con alto precio a la Academia de la Historia tres cartas también bolivarianas, que resultaron falsas, todo ello en componendas con la corrupta institución oficial FOGADE y sus extensos y mafiosos tentáculos directivos.
Bueno, este trabajo para la Historia de Trujillo se ha extendido, porque en condición de historiador y bajo dolor por ser mi patria chica debía dejar ante el mundo constancia con datos ciertos cuanto manejables de lo que se ha cocinado y se ventila en los bajos fondos canallescos y hamponiles de la delincuencia organizada, como la complicidad en los niveles de actuación, que deberá servir de ejemplo y condena en el futuro. A lo aquí expuesto, a fin de abrir campos objetivos al  expediente en marcha (por cierto la doctora Diana Rengifo, expresidenta del Centro de Historia, aportó recientemente muchos datos de inventario y fotos a color demostrables de algunos objetos perdidos, que  señalan fehacientemente la actitud ilícita de quienes deben ser inculpados),  según lo he afirmado en aquella ciudad, no espero que mediante negligencia se le eche tierra de olvido porque eso también comprende un delito, que llaman de omisión, o de cooperación, ya que aquí he sostenido conclusiones en forma clara y sencilla sobre la trama y la autoría de la troika y del cerebro por encima que debió manejar tan orquestada manipulación criminal.     
  En lo demás y por ahora, espero que con esta “notitia criminis” aportada suficientemente el o los fiscales asignados y los tribunales penales y civiles sin cortapisas familiares cumplan con su deber de imponer la verdad justiciera y la defensa del patrimonio nacional. Esto lo afirmo a cuatro vientos porque recién graduado fui cofundador de la Policía Judicial en Venezuela, en 1958, órgano del Ministerio de Justicia, junto a mi gran amigo y Director Rodolfo Plaza Márquez, encargándome de poner en marcha todo el Occidente de Venezuela una vez acabada la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, con algunos 25 jóvenes abogados más, donde se destacaron dos futuros Ministros de Justicia, mis amigos y colegas Pedro Arturo Torres Agudo y Reinaldo Chalbaud Zerpa.      Y para colofón de lo escrito, además de otras distinciones recibidas soy autor de la letra del Himno del Cuerpo Técnico de Policía Judicial, con música excelsa del maestro Juan Bautista Plaza, que en coro entonaron los antiguos petejotas y ahora cantan con solemnidad  miembros que en la eterna lucha contra el delito los sustituyeron, o sea los funcionarios de la policía científica o del CICPC.  Que Dios y San Judas Tadeo, patrono de las causas difíciles y desesperadas, pueda traer la verdadera paz a los trujillanos y a sus familias.