Amigos invisibles. Sumar siempre significa reunir y en este caso cuando se trata de dictadores en un país por demás díscolo, con razas muy cruzadas que aún no llegan a sedimentarse, como puede ya ocurrir en Europa, las particularidades personales son asombrosas, por lo que aparecen en el escenario de los acontecimientos buena cantidad de personajes que pasan en la comparación, desde un Santo Niño de Atocha, el bondadoso, hasta un Lucifer con cara de malvado y asesino. Los hay agazapados, esperando su turno, mas algunos son violentos y hasta desde el regazo formativo materno. Porque, para sacar ejemplos, Venezuela fue el primer país que se enfrentó con todos los hierros ante el imperio español, aunque no los venezolanos, salvo excepciones valederas, y ello condujo a que el país en la década guerrera de 1810 perdiera un 30 por ciento de su población.
Con ello se demuestra, pues, la reciedumbre de sus pobladores, por cuyas venas corren sangre antropófaga caribe, esclava africana y servil de otros indígenas, sin contar con los peninsulares y canarios venidos a jugarse la vida en territorio por demás hostil, de donde proviene la templanza de sus gentes, que aunque ahora son pacíficos, en apariencia, en lo interior conllevan un espíritu rebelde. Por esta circunstancia numerosos ejemplos encontramos desde el inicio de la nacionalidad, que prefirieron ser colgados por el gañote, presentarse en la escena del degüello o caer ente un pelotón de fusilamiento, cuando no ante la carga del machete o de las lanzas, sin dar el brazo a torcer, de cuyos hechos heroicos o simplemente salvajes la Historia está llena de ejemplos, que cada cual la esgrime en su libre pensamiento y de acuerdo con lo que ha digerido mentalmente, algunas veces para llenar de mentiras, falsedades y confusiones a la sesura abierta del venezolano.
El año 1819 el libertador Bolívar elucubra crear una república novedosa, y como nadie se le enfrenta de veras, así nace Colombia, en Angostura, llena de defectos desde un comienzo, que terminará en fracaso y de la cual con artimañas preparadas se hace Presidente, para gobernar con mano dura en los países que va liberando, y para mayor fundamento de esa razón de ser se hace Dictador en cinco oportunidades a objeto de conducir el país bajo esta forma centralista no solo en Colombia sino en el Perú y hasta en Bolivia, o Alto Perú, al que por interés le dan su nombre. Pero Venezuela, que había hecho la guerra exhaustiva en la mayor parte, no se caló esa mira bolivariana de trasladar la capìtal a Bogotá, entonces llena de problemas para con los venezolanos, de donde aún viviendo Don Simón, que parecía cadáver, le amargaron sus últimos tiempos terrenales para separar a Venezuela de Colombia, con lo cual aparece el primer Presidente de la Venezuela republicana (Cristóbal Mendoza tuvo otra connotación política, en los inicios de la lucha), y de allí sí arranca toda la etapa caudillista que ha ensombrecido el ejercicio del poder, desde Páez hasta nuestros días, salvo excepciones distinguidas. El llanero José Antonio Páez con gobierno propio y a través de otros, en una larga carrera de mando acicalada con guerras intestinas, donde se debaten problemas de longa data actúa a su real capricho, mientras el analfabeto se culturiza y reúne con gente de postín, a la vez que se inicia el juego de los partidos tradicionales.
Es en este tiempo intermedio cuando aparece una familia llanera también y dotada de buenas agallas para la conducción del Estado, que comanda el militar fogueado José Tadeo Monagas, quien junto a los suyos hace de las suyas en un manejo dictatorial estilo cuartel y hasta “fusila” al Congreso existente, en enero de 1848, lo que bajo esa égida de poder en extremo dominante y dirigido por algunas dieciocho subfamilias de tal clan oriental, arrasan el país con el fin de apropiarse de la riqueza, de donde muchos resentidos de esta situación se alzan en armas para en una guerra cruenta de cinco años y llamada Guerra Federal (1859-1864), acabar con todo lo que había quedado, tal cual fue la quema inmisericorde del llano y la inmolación de miles de compatriotas. Como resultado de dicha contienda sale de las trincheras del anonimato un general llamado Ezequiel Zamora, que con ideas novedosas y cierta raigrambre social hacia el lumpen existente pelea hasta que le dan un tiro por la cabeza, y allí se salva la patria de tan tremendo demagogo. Por este desenlace, después de dicho enfrentamiento carnicero todo vuelve a lo mismo y quizás con otros nombres, habiéndose perdido lo que se obtuvo en los combates dentro y fuera de la pelea, al tiempo que envejece el caudillo Páez y emerge de tal contingencia un señorito de Caracas, refinado aunque no con voz grave que será el usufructuario de ese desastre humano y porque el abúlico general gobernante Juan Crisóstomo Falcón no quiere venir a Caracas y prefiere vivir rodeado de caprinos, en la coriana sierra de Churuguara. Así, mientras el gran caudillo y expresidente Páez culmina de envejecer exiliado en Nueva York, en la pobreza y junto a su perro Pinken, se diseña otra Venezuela más acorde con el tiempo, que será dirigida con mano fuerte pero enguantada por el caraqueño doctor y general, rector universitario a juro y codicioso por demás, Antonio Guzmán Blanco.
Guzmán Blanco es el nuevo prototipo de político diseñado para su tiempo. Voraz, con las agallas muy abiertas para el latrocinio temperamental, ve al Estado que reposa en sus manos como una vaca holstein para ordeñar con pingües beneficios, de donde se da a la tarea de contratar empréstitos en el extranjero que le llenan sus arcas familiares, mientras vive apacible en medio de saraos con su esposa y cuñada de amante, separadas por cuartos desde luego, pero como Caracas para entonces era muy fea, llena de ruinas todavía por el terremoto de 1812, en un viaje a París trajo la cabeza con buenas ideas para hacer de esta urbe del Ávila un “Pequeño Paris”, dotándola este masón de paseos, tranvías, trenes, iglesias (¡y era masón¡), el Capitolio y el Panteón Nacional, y algún parque para ser más vistosa, de lo cual Bolívar ni siquiera había pensado. En fin que el señorito construía por primera vez, con la mitad del lucro personal. Gustó mucho de la silla presidencial, y como buen dictador idea un sistema de gobierno “a la Suiza” que debía durar dos años, mientras él se recreaba por Europa con su familia, para luego regresar al poder, el que durante mucho tiempo le fue fervorosamente cuidado por caudillos de segunda, civiles o militares, como Linares Alcántara, Anduela Palacios, Rojas Paúl, y cierto jefe tribal llanero que con las marramucias que desata y sable en mano logra sobresalir entre los otros para adueñarse del poder, o sea el general Joaquín Crespo, alias “El bemba”, ladino y refistolero guariqueño que anda en el grupo del viajero Guzmán Blanco, quien sigue realizando empréstitos a favor de la nación pero para su bolsillo. Crespo era pretencioso, no cabía en el pellejo de sus aspiraciones y murió tontamente en la Mata Carmelera de Cojedes, porque se presenta a la batalla en traje esplendoroso, por lo que fue con rapidez bajado del caballo mediante un tiro certero, que lo lleva al Panteón Nacional para enterrarlo con los honores correspondientes y en medio de la brutalidad que demostró.
El país no aguantó tantas malacrianzas dictatoriales, ni menos el cazurro general Gómez, por lo que cuando Castro viaja a Europa para curarse en salud, el general Juan Vicente le da un golpe de Estado y no lo deja entrar más al país, a pesar de su insistencia. El gobierno de Gómez ya es otra cosa, dictatorial como siempre, pero hecho a la medida de un país atrasado y sin ningún atisbo de democracia. Durará en el poder, en Maracay y no en Caracas, aunque con testaferros políticos presidenciales, como dos décadas y media, hasta cuando fallece en Maracay rodeado de numerosa prole y adláteres, pero deja saneado el país, sin deberle nada a nadie, ya con algunas carreteras y una empresa de petróleos en marcha, aunque con ciertos presos políticos detenidos para los que no había justicia. Al lado del moribundo lo asiste el general Eleazar López Contreras, quien es otro andino diferente que aspira comenzar cambiando el país de tanta mácula y bochorno, lo que consigue a medias, porque los tiempos no dan para más, aunque utilice el micrófono y la carretera para conectarse con sus súbditos. A este caballero, historiador por cierto y parecido al Quijote en lo alto, flaco y desgarbado, le sucede otro andino fronterizo, simpático por demás, quien apresura el trabajo para instaurar una democracia incipiente, dando cabida a los partidos que se forman, como mejora el sistema de votación al incorporar a las mujeres, pero la suerte le es adversa porque el candidato de esa incipiente democracia se vuelve loco, o sea el doctor Diógenes Escalante, otro andino de marras, y al desear imponer al doctor Ángel Biagini, también otro andino de marras, los grupos comunistoides que ya actúan en Venezuela se alzan mediante un golpe de Estado triunfador, el 18 de octubre de 1945, con lo que se divide la Historia de Venezuela en dos mitades.
A partir de esta fecha entre saltos y disturbios provocados comienza a transformarse el país, con el ejercicio certero e independiente de los poderes respectivos, aparecen los gremios, los sindicatos, el pensamiento plural, mientras se actualiza una figura controversial venida de abajo y con arrestos socialistas, que antes fueron comunistas, llamado Rómulo Betancourt, aunque la terquedad del nuevo presidente y novelista Rómulo Gallegos hace que fracase el ensayo, permitiendo que los militares de escuela, diferentes a los anteriores, se adueñen del poder, de donde sobresale entre ellos el general Marcos Pérez Jiménez, dictador represivo, pero con una gran obra pública que construye durante diez años de su ejercicio presidencial (autopistas, colegios, edificaciones populares, hospitales, universidades y multitud de otras obras, terminadas o con esa vía, mediante un plan de gran desarrollo nacional), andino que al tratar de reelegirse en el Solio Presidencial finalmente es destronado ya que por voluntad propia sale de Venezuela, sin disparar un tiro.
ramonurdaneta30@hotmail.com
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